Sueño, redención y fe: Oscuras flores de duelo, de Patricio Foglia

En ese medio paso, en ese medio salto entre una realidad y otra, está Oscuras flores del duelo de Patricio Foglia, libro publicado por Editorial Conejos en su línea de poesía. 

Nos encontramos con un texto híbrido, de cruce y fronteras difusas. El inicio de esta historia en prosa, en ventanas de momentos fragmentados, nos semeja una nouvelle, tal vez lo sea, al menos en parte, porque en Oscuras flores… el discurrir de por sí es en partes, no en totalidades absolutas y plenas. Estas ventanas nos permiten asomar de a poco en la trama, como apartes volcados en un diván y dirigidos a un lector, testigo invisible, que reconstruye un puzzle de divinidades y castigos; las piezas podrían incluso ser hojas sueltas de un diario donde un infidente ocasional husmea, cada vez más, preso de la escritura.

La poesía subyace en un principio, en apariencia, la vamos encontrando y nos va sorprendiendo entre las líneas de manera cada vez más explícita. Oscuras flores… queda así in-between, entre las fronteras difusas (y que bueno que así sea). 

En una santería de Liniers, entre lo místico y lo esotérico, el Mago habita en cuerpo; en el plano onírico, el mismo sujeto es libre y a la vez prisionero. En el plano ordinario nos anclamos a la historia en el recorte temporal: el mundial 94, la muerte del hijo del presidente, el helicóptero y la caída, el boliche que se incendia en un diciembre que sería de sombras y oscuridad para todos. Diez años de esta bitácora mágica.

En el plano otro, en el mundo de quien sueña, se entrelaza lo simbólico y el poder se manifiesta. Esta representación portadora de lo sobrenatural es la que nos poetiza y nos dispara a la reflexión, vamos y venimos de la mano de este sujeto signado por la imagen de su madre, esa Santa:

“Mi madre era una santa. Estaba conectada, tenía un poder terrible”.

Contrapuesto a su padre:

“Mi padre era como todos los padres del mundo. Severo, parco, trabajador. No me da vergüenza decirlo: yo le tenía miedo. Si él estaba acá, yo rajaba para otro lado”.

El peso gravita al lado materno:

“Cuando murió, sentí que mi corazón se partía en dos pero también una especie de liberación, como un bloque de cemento retirado de mi espalda. Todavía la extraño. Pienso mucho en ella y, a veces, aparece en mis sueños y me dice Te perdono, vos también perdoname hijo. Y yo siempre le contesto, yo no tengo nada que perdonar, acá no ha pasado nada, está todo bien, está todo bien mamá.”

Ese amor del Mago se expande, se ramifica y enfrenta a su rival, la muerte, manto gris presente que oscila y arremete:

“Dos hilos enlazados tejen el universo: amor y muerte y dentro de la muerte, el amor; y dentro del amor, la muerte”.

Esta tragedia es manifiesta desde el inicio y el intertexto trazado por el autor es explícito cuando nos acercamos a los últimos capítulos. En el centro del dolor, el Mago nos dice:

“Vuelvo a escuchar el disco favorito de Furia, La leyenda del tiempo. Ese disco tiene algo que te devora; poemas de Lorca, hechos canción. El primer tema dice Nadie puede abrir semillas / en el corazón del sueño / Ayer y mañana comen / oscuras flores de duelo”.

Víctima de sus sueños y del tiempo, el Mago vive su tragedia.

Oscuras flores de duelo nos permite, generosamente, reconstruir y ser partícipes. Volver en reiteradas veces y emocionarnos al hacerlo. Rozar, aunque sea de soslayo:

“Rocé sin querer 
una pluma del ángel”

Sobre el autor

Patricio Foglia nació en 1985 en Buenos Aires. Publicó Temperley, Lugano 1 y 2, La escafandra, Tokio, Todo lo que sabemos del cielo y la nouvelle Oscuras flores de duelo. Antologó Los fuegos de Orc (antología de poesía argentina y ciencia ficción) y Una marca de nacimiento (poesía y filiación). Tradujo, junto con Natalia Leiderman, Salto del ciervo (Sharon Olds), El pájaro rojo y El trabajo del sueño (de Mary Oliver). Fue guionista del podcast Mostras – Maestras de la Poesía argentina.


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