Tardes de fútbol, naranjas, aeroplanos y poemas. Canal Feijóo y El penúltimo poema del fútbol.

El mundial de fútbol de Qatar hizo que millones de personas en el planeta posen su vista sobre las canchas en aquel lejano país. Hace casi cien años Bernardo Canal Feijóo posó sus versos en una cancha provinciana y entregó un poemario vanguardista, universal y extraordinario.

El año está próximo a su fin y en este 2022 se cumplieron cien años de obras literarias universales, sobrevivir un siglo en tiempos de la inmediatez y permanecer vigente da certeza de la gravitación de esas obras: TRILCE del peruano César Vallejo, La tierra baldía del estadounidense Thomas S Eliot, Ulysses del irlandés James Joyce y por estos lares Veinte poemas para ser leídos en el tranvía de Oliverio Girondo. Todas son obras magníficas que significarán puntos de inflexión, por ello fundamentales por el aporte de disrupción a las tradiciones.

En los próximos años, también, festejaremos el siglo de obras a las que por su peso volvemos una y otra vez para saber dónde se está parado, como mirar las estrellas en la noche para leer en los cielos los ciclos del universo o volver a las certezas de los puntos cardinales al emprender los viajes. Pronto cumplirán sus centenarios 5 metros de poemas del peruano Carlos Oquendo de Amat y en 1924 del santiagueño Bernardo Canal Feijóo: Penúltimo poema del fútbol, autor que visitaremos en este artículo.

Bernardo

Corrían los últimos años del siglo XIX, más precisamente 1897, Bernardo Canal Feijóo nacía en Santiago del Estero, su madre fue Herminia Corvalán que pertenecía a la elite local y su padre, un español que llegó a estas tierras vinculado a familiares con negocios prósperos.

A los doce años se trasladó a Buenos Aires, donde estudiará en el Colegio Nacional. En 1918 se graduó en Derecho por la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires. Son tiempos convulsionados para un veinteañero, que sin duda lo impactarán, son tiempos de La Revolución Rusa de 1917 y la Reforma Universitaria Argentina de 1918. Bernardo se relaciona por aquellos tiempos con grupos de poesía vanguardista que marcan sus primeras obras. En 1922 se vinculó con el grupo Martín Fierro.

De regreso a su Santiago natal, donde vivirá los próximos cincuenta años, con una prolífica obra literaria que incluye poesía, teatro y principalmente ensayo. Mientras ejercía su profesión de abogado desarrolló actividades cívicas sociales (fue presidente del Club Atlético Santiago) y de gestión cultural, una de ellas es La Brasa, esta se trataba de una Asociación Cultural cuyas actividades tuvieron por objeto responder a una triple necesidad: animar toda producción cultural; difundir esa producción con un mundo lo más amplio posible y vincularla con otros centros y grupos de producción cultural.

En su madurez se abocará a construir una obra ensayística sólida. El joven vanguardista que le cantaba con una impronta experimental al fútbol se constituirá en un ensayista inteligente y sesudo aunque con un trazo conservador, solemne y de temas “serios”. Por ejemplo publicó libros como: Integración constitucional argentina (Universidad Nacional de La Plata, 1957), Alberdi y la proyección sistemática del espíritu de Mayo (1961), Fundación y frustración en la historia argentina (1977) entre sus numerosos títulos.

El 10 de octubre de 1982 ocupaba la presidencia de la Academia Argentina de Letras y la muerte se apoderó de su cuerpo.

Los penúltimos poemas

Bernardo Canal Feijóo publicó cinco libros de poemas, Penúltimo poema del fútbol. Santiago del Estero (1924), Dibvjos en svelo. Buenos Aires (1927), La rueda de la siesta. Buenos Aires (1930), Sol alto. Buenos Aires (1931) y La rama ciega. Buenos Aires (1942).

En Dibvjos en el svelo, hay poemas como Sin dirección, Línea de vuelo, Aterrizajes, etc. poemas nacidos de la experiencia de Canal Feijóo como piloto de aeroplanos, actividad que realizó inicialmente a escondidas de su familia, en tiempos donde se empleaba la tracción a sangre y eran poquísimos los automóviles que recorrían las calles provincianas. Otro tema presente en este libro es el cine, por ejemplo en el poema Entradas.

En La rueda de la siesta, Canal Feijóo pondrá su mirada en los alrededores de la ciudad de Santiago del Estero.

En el cuarto libro, Sol alto, aparecerán el campo santiagueño y su paisaje humano, donde los personajes retratados no tienen escapatorias a los rigores de su destino.

Como puede observarse los primeros cuatros libros siguen cierta regularidad temporal, para la publicación del quinto pasará una década ya que a partir de los años 30 se abocará a la escritura dramática y principalmente a la ensayística.

Penúltimo poema del fútbol, es una rareza, por su temática, por el año de publicación (1924), por el lugar donde fue escrito y publicado, por su estética de vanguardia, ilustrado por el autor (Canal Feijóo en la década del 20 colaboraba con el diario santiagueño El Liberal también como dibujante de viñetas humorísticas), por el tratamiento particular del lenguaje. Un libro de vanguardia que aún sigue siendo vanguardista.

Penúltimo poema del fútbol, fue publicado por El suri porfiado Ediciones en 2007. En 2012 la Fundación Cultural Santiago del Estero encaró el desafío de publicar una colección de 17 libros en 11 tomos del escritor santiagueño, los tomos V y VI compilan los cinco libros de poesía, en los restante están su obra dramática y ensayística.

(http://fundacioncultural.org.ar/publicaciones/10–la-rueda-de-la-siesta-sol-alto-la-rama-ciega).

Lo que sigue son algunos textos en Penúltimo poema del fútbol, plagados de patadas (palabra que aparecerá a lo largo del poemario como un título repetitivo o en el cuerpo de los poemas, podría suponerse que es una palabra antipoética pero el uso que le da Canal Feijóo desmiente esa suposición). Queda lista esta breve selección para salir a la cancha y que el lector decida si son gol o no.

Muchedumbre


En el paroxismo cónico de la victoria,
El público de las tribunas
Se desencasquetó del techo
Y le echó a volar por los aires
¡Como el pájaro muerto el sombrero!...

Fútbol de mujeres

No podía prosperar el partido...
La pelota se apesantaba, se enmelaba
En los muslos,
En los senos
En las caderas
En el vientre
Con una galantería solapada
Y aprovechona...

Y los choques trataban a los jugadores en un abrazo lésbico
inaceptable…
En el medio tiempo, como en una alcoba reservada, todas ellas se oblaban
al descanso vigoroso sobre el césped del estadio…
La muchedumbre se agolpaba a sus propios ojos, como al ojo de la
cerradura, para fisgar el holocausto orgiástico…
La tarde y la naranja (fragmentos)

En la perfecta madurez la tarde, las naranjas aparecen, en efecto, como el
franco sazonado de la tarde madura.
…
Y en la apoteosis de la tarde gloriosa, la victoria ofrendada en cada naranja
al beso del labio reseco de los jugadores, un seno virginal y pletórico!
…
Depositada en su cráter, es el cáliz encendido y meduloso de la tarde
potente, preparado para el solo rito de ser levantado entre las manos y
expuesto a una vehemente succión de la boca, como en el acto en que se
obrara la profana comunión de las tardes del estadio.

Patadas…

Al arco:–
El arquero esperaba de rodillas la pelota que corría hacia él como el niño que comienza a caminar y se precipita. Parecía que iba a darle un beso desalado sobre la mejilla sucia…

Gambeta

Alegría de domingo suburbano.

Una mudanza inspirada de malambo santiagueño,
 con un arrastre gatuno de alas, capaz de decidir a la pelota a correr la aventura

¡Patada!

(Las esferas que coronan los postes de la cerca, esperaban la pelota con una sostenida expectativa de cabezas mondas).

La silueta del jugador C.

Era un apolo
Negro,
Tallado en un tronco de algarrobo
Negro.
Alto, violento sin espasmos,
Como un atleta,
Opreso en la armonía muscular
De su estampa,
Como en un gran espíritu,
Poseía el zancajo sereno
Y la orientación de la gambeta.
Certero y peligroso,
Tenía una tirada a fondo
Que desnudaba toda la pierna Negra.
(Danza descuartizada)
Y en la danza
Y en la inspiración,
Un refilón de biela
Negra

¡Patada!

(Así hubiese pateado Zarathustra!)

¡Al arco!

Con un ademán votivo,
Supremado en un salto
De la mayor largura de puntillas de pie
Y brazos levantados
El arquero cazó la pelota,
Y, en un instante de mística coreografía,
Ofició la elevación de la tarde.

Afuera:

La pelota no ha nacido para ave de corral.

Patada:

La pelota salió como desenterrada.

La pelota iba acalambrada en el efecto, y al botar cayó
desmayada de espaldas. El jugador acudió en su socorro.— 

Pitadas fugaces y nerviosas del réferi, como gusanos de luz perdidos
en la luz...

(El sudor comenzaba a fijar en la tarde los uniformes al aguafuerte).

¡Penal!

La arboleda más alta se había asomado al estadio...

¡Quedó tan suspendido todo al producirse el PENAL!
Que se hizo despreciable la instantánea,
Como una pose-
Consecuente consigo misma.
La pelota escapó,
Y atravesó al arquero,
Como un dolor de vientre. -

Tiempo suplementario

Son muchos los escritores por estas tierras que escribieron sobre el futbol, Canal Feijóo uno de los primeros, podríamos armar con ellos muchos equipos y muy buenos. Algunos que abordaron la temática son: Galeano, Vinicius de Moraes, Marechal, Onetti, Benedetti, Jorge Amado, Roa Bastos, Juan Sasturain, Osvaldo Soriano, Fabian Casas, Sacheri y la lista de notables apasionados continúa. Quiero recordar, en particular, a Fontanarrosa y un cuento que particularmente adoro: Viejo con árbol,

(http://www.bnm.me.gov.ar/giga1/documentos/EL006052.pdf

donde el escritor rosarino logra definir al fútbol como un arte. Otro que encontraría paralelos entre este deporte y el arte es Pier Paolo Pasolini que decía: «El fútbol es un sistema de signos, por lo tanto es un lenguaje. Hay momentos que son puramente poéticos: se trata de los momentos de gol. Cada gol es siempre una invención, es siempre una subversión del código: es una ineluctabilidad, fulguración, estupor, irreversibilidad. Igual que la palabra poética”. Y para rematarla dejo esta mínima joyita: el gol que Lautaro Martinez le hizo de penal a Países Bajos clasificando al equipo para jugar a cuartos de final musicalizado por Ignacio Montoya Carlotto, escena donde conviven la tragedia, la comedia, la derrota, lo épico, la victoria, la felicidad, la emoción y la belleza.


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