El presente es una cárcel y una ciudad sitiada: “Todo es ahora”

 Todo es ahora (Ed. Brumara), de Fabián Soberón, es una puñalada en el cuerpo. Una de esas que atraviesan todo el cuerpo. Cuando escuché sobre el libro en su presentación, creí que se trataba de un conjunto de cuentos que trabajaba el género negro, pero esta percepción no pudo estar más alejada de la realidad. 

   Todo es ahora es un libro muy fácil de leer (para quien es un poco vago al momento de la lectura), diez cuentos que, a lo largo de setenta y siete páginas, nos mantienen prendido a la narración, pendientes de la historia; pero la facilidad en su lectura no debe engañar al lector, como dije: se sintieron como diez puñaladas. Cada cuento nos sumerge en una atmósfera de terror palpable. Lo que no podemos soslayar al pensar esto y, a la vez, lo curioso (y lastimoso) es que este terror en algún momento fue real, ya que la mayoría de estos textos están basados en femicidios ocurridos en Tucumán. 

   Resulta difícil entender, en un primer momento, que este aire que nos envuelve fue, en un tiempo pasado, el mismo aire que portó ese halo de terror, y que las víctimas y los victimarios descritos en estos cuentos existieron. 

   Hablar sobre la materia que le da forma a este libro, no me parece un dato menor, ya que al estar tan conectado con casos que estremecieron al suelo tucumano nos lleva directamente a tener un encuentro privado con el horror, la impotencia, el dolor y la empatía que se siente por las familias afectadas. 

   Lo irónico (o quizás no, para lectores del género negro) es que, más allá de las sensaciones existenciales que nos deja cada cuento, resulta placentero leer cada descripción, que puede ser esta explícita, transgresora, cruel y determinada. El nivel de detalle trabajado en estos cuentos nos lleva a terminar uno y pasar al siguiente.

   El acto de escribir se resume en la valentía de tocar o de hablar sobre lo que nadie quiere hablar; en incomodar de una forma armoniosa, pero que disgusta. En dejar un eco en la cabeza de cada lector.   

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