Medianoche en Buenos Aires o los inicios de Pizarnik: «Cuando éramos tres» de Pablo Di Marco

Hace poco más de una década, Woody Allen nos regaló uno de sus sueños: un viaje en el tiempo hacia una de las épocas más prósperas del arte y la cultura mundial, la década del 20 en Francia, con Medianoche en París. En ese ensayo creativo, nos encontramos con grandes como Hemingway, Dalí, Picasso y el torero Belmonde, por mencionar a algunos. Si tuviéramos que subirnos a esa máquina del tiempo y regresáramos a un pasado clave de la cultura en Argentina, ¿hacia qué momento lo haríamos?

Pablo Di Marco no sólo se animó al juego, sino que en su nuevo libro pensó cómo hubiera sido la vida de una joven Alejandra Pizarnik. Cuando éramos tres es la tercera novela del talentoso escritor argentino que también cuenta con un gran reconocimiento en Colombia. Casualmente fue allí que se publicó el texto dentro del trabajo de Clu Editores. Luego de dos grandes experiencias más vinculadas a lo fantástico, como lo fueron Las horas derramadas y el genial Tríptico del desamparo, llega esta apuesta a imaginar el ingreso al mundo cultural en el que se desenvolvía la recordada poeta.

“¿Para qué resignarnos a la verdad, si contamos con la imaginación?”, dice Di Marco en un breve epígrafe con el que abre el libro. Con una fluida y atrapante narración, como nos tiene acostumbrados el escritor, recorre su visión de una tríada amorosa que integró la escritora en sus años universitarios, en una locura que uno teme constantemente que puede llevar a todos a la locura. El lector va a desear que ese vínculo sea eterno, pero se presiente constantemente que todo puede estallar en cualquier momento.

Di Marco no nos lleva a los años ’20, decide hacerlo a los ’50, y en Buenos Aires, con la aparición de grandes de las letras como Borges, Bioy Casares, Orosco, otros del cine como Torre Nilsson, o de la música como Goyeneche u Horacio Salgán y hasta próceres del fútbol como Ángel Labruna, solo por mencionar a algunos. Con una participación clave de un desconocido Julio Cortázar, que recién publicaba Bestiario, intentaba hacer su camino y se cruzó con Pizarnik, con quien todos saben mantuvo una larga amistad: “Te quiero viva”.
Es fácil contar la historia con el diario del lunes. Todos sabemos qué fue de la mayoría de los personajes que se hacen presente en Cuando éramos tres, pero ¿cómo podrían haber sido los inicios? A esto juega Di Marco, y el juego te lleva como la marea picada. En ese mar tormentoso aparece el “Capitan”, Carlos, el dueño de la librería “Norte”, con más botellas de vino que libros, más vida social que comercial; que intenta guiar el camino de los tres marineros que dan la nota amorosa del libro: la misma Alejandra, la peligrosa pelirroja Lupe, y el volado Mario.
Los tres jóvenes, entre sus locuras, retoman un viejo proyecto de Di Marco, con “Un café en Buenos Aires”, espacio que llevó a un libro del autor a partir entrevistas a otros destacados escritores y que en la novela sirve para acercarnos a los referentes de las letras de mediados de siglo XX, con una hilarante escena con Bioy Casares como partícipe, que no tiene desperdicio.

Hay amor, hay piel, hay dolor y hasta un golpe de Estado, el infierno y el paraíso con una pequeña aparición del Palacio Barolo. Hay risas y llanto, poesías de un diario de Pizarnik (colaboración de la escritora colombiana Alejandra Lerma), pero sobre todo, en el nuevo libro de Di Marco, que ya se puede conseguir a través de Buscalibros, hay una fuerte pasión por la literatura argentina.

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