En el sillón
cerca del siamés
su cuerpo anticipa
una forma del descanso.
Después vendrán las vías
a armar nidito
entre las drogas.
Se las pasan en casa esta vez
(decide el médico, su esposo)
y antes del cole la besamos
enchufada.
Pensé que había terminado
al volver a almorzar
los fideos que ella dice
cómo hacer.
Entonces me llevo el plato a su lado
y sentada en la alfombra le pido
que a mis 15 vayamos
a conocer la nieve.
No
Llego
A
Tus
15.
En el piso
el silencio se mezcla
con gotas de tuco
alguna pulga que salta
y mucho pero mucho cabello
todavía brillante.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)
Al final de aquellos días
de apedreadas
una revelación vino
a dar vuelta la historia.
La excusa de
una lectura compartida
el bienestar del hijo
esa gripe mal curada
reanudaron la marcha
estancada en las mañas
de los lobos solitarios.
Es la pampa que fundaron
en algún lugar cualquiera.
¿Viste que era cierto
que pasaban los caballos?
(Donde los pájaros derriban ventanas, Ineditados, 2023)
Si el hiato
entre los ojos y
el frunce del mentón
me dejaran hecha una estatua
correría lejos
reventaría de vergüenza
miraría
hacia afuera.
Si así las cosas
me pregunto
cómo haría para ya
no escribir nada.
(Donde los pájaros derriban ventanas, Ineditados, 2023)
Lima nos recibió
a toda la familia separada.
Honores para los intensivistas de la región y España.
Una fiesta completa:
escaleras, ascensores, conserjes, puertas
la parte de atrás del pasillo.
De pronto, las excursiones.
Váyanse con tu hermana con las otras familias.
Cuzco y Machu Pichu nos esperaban,
solas.
Con menos de una década de vida y una mochila amarilla
al cuidado de padres ajenos.
Mi hermana más allá, entre mujeres, una mujer más.
Yo con la esposa y el hijo del jefe de los trasplantes renales.
La Catedral,
el té de coca,
vómitos de apunamiento,
descenso en tren,
paseos entre las ruinas incas.
Todo de la mano del chico
que me declaraba amor eterno
y no hubo besos
y se esfumó en días.
Antes no me habían dejado
dormir con él en la misma pieza.
Su mamá, conmigo
su papá, con él.
La noche antes de volver
hubo cena de despedida.
En la cabecera, un barbudo
poderoso,
no cedía la palabra.
Enana, yo, quedé en la otra cabecera.
Monólogo de quien luego sabría
era el capo de la terapia intensiva chilena.
Enamorada, mudita, convaleciente hablé:
“pero si mi papá dice que Pinochet es un asesino hijo de puta”.
Una mesa callada escondía mohines bajo las servilletas.
Ni idea qué pasó después.
En la capital con estado de sitio
(en las paredes se leía: “Patria mía, dame un presidente como Alan García”)
me convertí en la hija comunista del doctor.
Nos trajimos de recuerdo gemas, botellita de inca cola,
alguna máscara y tantas bacterias intestinales.
(Esquina Peña, Ediciones Arroyo, 2020)
Cada mañana
antes de llegar al colegio
el auto disminuía el paso
y a coro gritábamos
mis hermanos y yo
Milicos, hijos de puta.
En el momento exacto
en que mi padre
bajaba la ventanilla
y señalaba esa puerta.
Se olía la democracia
y todo se dividía en
radicales y peronistas.
De marcha en marcha
me llevaban
y yo solo quería
dibujarme las piernas
con la tinta pintacarteles.
Qué bronca me daba la señora
que hacía sin fuerza la V.
Tempranísimo
al lado de las camas
como un militar más
mi papá nos ordenaba en fila
y vuelta a gritar.
Una vez lo citaron
cuando mis compañeras
decían que yo inventaba
que el río del campo
de deportes
traía los cuerpos
que tiraban los aviones.
13
¿Qué hacíamos cargando
tanta tragedia nacional
si la tragedia familiar
se nos venía encima?
Acusada de cuentera
yo lora repetidora
que le creía a su padre.
Pero que en unos días nomás
veía desaparecer a su madre
en la otra forma.
Qué más le iba a importar.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)
Mediodía de domingo
en el living
improvisaron una mesa para
comer todos juntos las pastas.
Pusieron la tele.
Qué susto me daba
la música esa
que anunciaba
lo que decían
que pasaba en las islas.
En blanco y negro
fue que vimos la noticia
del hundimiento del Belgrano.
Mi mamá corrió el plato
y con su llanto
se desgarró la garganta.
Dejamos de comer todos juntos.
Faltaba poco para que a casa
llegara la televisión a color.
Fue el regalo de las primas
con plata porque
mi papá, el médico
le había salvado la vida a una
o algo así.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)
Claro que entiendo que
mis padres se hayan puesto
a la defensiva cuando
les conté que dije en clase
que me bañaba
una vez por mes.
Sonaba lindo
(para completar la actividad)
una vez al mes.
Y bueno…
yo tenía que escucharlos
cantar
paredón paredón
a todos los milicos
(y sus hijos, agregaban ellos)
que vendieron la nación.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)
Esos libros
que me regalaste
se alinean
entre los preferidos
de mi biblioteca.
¡Una locura cómo arman su propio lenguaje!
Annie mira a Matisse para chicos
Mujercitas empuja el lomo de Tom
Alicia al ladito del ¿Qué me está pasando?
y la historia de José María Rosa
metida toda
en el estante grande.
Eso es mi infancia
apurada por terminar.
Si abro esa otra página
la de mi diario
leo por ahí que anoté
Juan gusta de mí.
Pero también escribí
quiero que vuelvas.
No te podés acordar
justo ahí te decía
por qué no nos vamos
a ver nunca más.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)
¿Cuándo fue que otra cama se hizo tu cama?
¿Cómo es que ya no me hablás más?
¿En qué momento tu cuerpo se hizo un ovillo?
¿De qué está hecha tu tierra?
Mientras tanto
el viento se enfurece con mi pelo.
(Vayamos a conocer la nieve, Caleta Olivia, 2024)

Lucía De Leone nació en Buenos Aires. Es poeta, doctora en Letras, profesora de la UBA y UNA e investigadora CONICET. Publicó poemarios y plaquetas: Vayamos a conocer la nieve (Buenos Aires, Caleta Olivia, 2024), Donde los pájaros derriban ventanas (Ineditados, 2023) y Esquina Peña (Ediciones Arroyo, 2020). Algunos de sus poemas fueron incluidos en las antologías Ventanas para el encuentro (2021) y Bajé para respirar (2021) y en revistas como El Matadero, La copa del árbol, Escritores del mundo. Participó en ciclos de lecturas poéticas, como Correspondencias, 2024; 2023; Un sapo intuitivo, 2024; Poesía dominguera, 2021; La Biblioteca, 2022, Poesía Transpolar, 2020; en festivales y ferias del libro: De poesía y de parejas en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires -2025; Noche de poesía en la Feria del Libro de Santiago del Estero- 2024; Los poetas toman la palabra, en la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires- 2024, el Festival Internacional Poesía Ya 2023 (CCK, 2023), en Acá Poesía (ILA, 2023), en Festival de Poesía de Rosario (2021). Integró, junto a la actriz Laura Paredes, el elenco de la edición 2023 de Maldichas, perfomance sobre textos de Sara Gallardo. Se ha dedicado a investigar a autoras argentinas, como Sara Gallardo, Elvira Orphée, Salvadora Medina Onrubia y a publicar sus obras. Practica yoga y es la mamá de Martín.
*Fotografía de la autora por Mariana Redelico
