Aida Carballo, Grabadora, dibujante, pintora, ilustradora, ceramista y docente, sufrió una enfermedad que la llevó a internarse en un neuropsiquiátrico. A pesar de su condición mental dedicó su vida enteramente al arte. Es una de las grandes exponentes del arte argentino, sin embargo su obra es poco conocida.
Aida nació en el Barrio de san Telmo en 1916, tuvo una infancia feliz pese a la pérdida temprana de su madre, cuando solo contaba con cuatros años de edad, a partir de ese entonces quedará al cuidado de su padre, el diputado socialista Raúl Carballo a quien admira y ama. Pero, al parecer, ese amor tuvo consecuencias anímicas profundas y mentales. Tras la muerte de su padre en 1952, fue diagnosticada en un primer momento de “amnesia nominal, delirio polimorfo y alucinaciones auditivas”, como la propia Aida escribe en sus diarios, diagnósticos que se fueron agravando con el paso del tiempo y obligó a la joven artista, que tan solo tenía 36 años, a peregrinar en busca de ayuda para recuperar su salud mental, este vagar la llevó de sanatorio en sanatorio hasta agotar sus recursos financieros, circunstancia que la obligó a buscar refugio en el hospital neuropsiquiátrico Borda.
Aida sin embargo, a pesar del mal que la aquejaba no cesó de producir y exponer tanto nacional como internacionalmente. De hecho sus obras se expusieron y forman parte de colecciones en museos de Europa y Estados Unidos de América, como el Museo de Arte Moderno de Nueva York y el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid. Además de ganar múltiples premios nacionales, así como también ser ilustradora del suplemento literario del diario La Nación por una década desde 1979 a 1984, e ilustrar libros y publicaciones literarias como Misteriosa Buenos Aires de su amigo Manuel Mujica Laínez.
Alumna del maestro Pio Collivadino, Carballo se formó en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y Escuela Superior de Bellas Artes de la Nación Ernesto de la Cárcova. Su trayectoria artística y docente se inicia en la década de 1940, y a diferencia de los artistas que están experimentando con nuevas técnicas, materiales y procedimientos, Aida retomará la práctica del grabado tradicional o lo que hoy conocemos como arte impreso, que estaba asociada a determinados espacios y no ocupaba un gran protagonismo en la escena artística argentina hasta Antonio Berni, tras obtener en 1962 el primer premio de Grabado y Dibujo de la XXXI Bienal Internacional de Arte de Venecia con sus xilo collages.
En este sentido Aida puede considerarse una purista pero con un énfasis en la búsqueda expresiva de la línea y el dibujo que alcanza el clímax en su obra impresa, aunque trabajó la pintura, la cerámica y la ilustración; el grabado fue su lenguaje y su forma de experimentar el mundo.
Si bien su obra se la asocia con el surrealismo, más exactamente el realismo mágico, las piezas de Aida son de temática figurativa y urbana. Impresiones cargadas de sátira burlona y de poesía, que está fuertemente influenciada por maestros como Adolfo Bellocq, Facio Hebecquer, Honoré Daumier y Goya que ejercían el oficio de la sátira y el grotesco en sus obras. Solo por mencionar algunas de sus obras gráficas son célebres sus serie de Los locos donde explora los estados internos del ser humano, en Los amantes muestra la idea de la búsqueda del encuentro de los cuerpos en el acto de amar. Su tan comentada serie Los colectivos le valdrá un reconocimiento incluso por parte de la Asociación de Transporte de Colectivos de Buenos Aires quienes le otorgarán un pase libre para viajar en ese transporte público de por vida.
El ejercicio del grabado al final de su vida se llenó de obstáculos debido a la artritis y los inconvenientes para caminar, pero incluso por extraño que parezca a pesar de sus dolencias y padecimientos Aida no dejó de ejercer la docencia y mantener la cabeza abierta a nuevas tendencias como lo eran el arte pop en su época, pero no pudo ver donde las nuevas tendencias del arte se iba encaminando. Su vida se cegó un 19 de abril de 1985 por una descompensación diabética.
Carballo gozó de gran reconocimiento en vida, pero es paradójico que a pesar de ello no se la tenga presente como uno de los grandes exponentes del arte argentino actualmente, y que además también sus producciones se asocien con su enfermedad mental, como si ella no fuera capaz de producir una obra consciente, romantizando todavía más su obra, ya que como vimos nunca dejó de producir o enseñar. Discusión que dejaremos para otro momento.
Para concluir les dejo una reflexión que realizara para la revista Primera plana en 1965 sobre qué era dibujar según la artista:
“….dibujar es la forma más pura y abstracta de la plástica, directamente ligada al lenguaje de los sueños”