La obra de Rosales recrea las pinturas más famosas del mundo artístico, con una impronta crítica y actual sobre la posición de la mujer en el mundo, si bien toma los ejes que caracterizaron al Renacimiento, reformula los mismos, adaptándolos a la contemporaneidad que contiene el universo de la pintora y a las mujeres en general.
La visión crítica de Harmonia generó una nueva concepción pictórica sobre uno de los movimientos culturales más importante de la historia: El Renacimiento, basado en exaltar los valores de la Antigüedad clásica en contra de los ideales de la Edad Media.

Inspirada en la obra de Miguel Ángel. La pintura muestra a Dios como una mujer negra y crea la ilusión de los cielos como una matriz que Dios, una mujer negra está dando a luz a Adán para mostrar fortaleza y empoderamiento
Harmonia Rosales nació en Chicago Illinois (Estados Unidos) en 1984, proveniente de una familia cubana. Desde pequeña tuvo un interés profundo por el arte, para ser más exactos la pintura, su historia y los procesos culturales. Es en esa búsqueda, que su mente cuestiona la «vidriera» del arte general de los libros, museos, etc.
Reproducciones constantes de expresiones de una porción de la sociedad y expandidas por la misma como una verdad absoluta dentro de un mundo diverso, heterogéneo pero no igualitario ni equitativo.
Los renacentistas basaron su cosmovisión en la armonía y la proporción como
ideal de belleza, la mitología, el concepto del ser humano como centro de todas las cosas y una fuerte crítica a la Iglesia empoderando a la razón y al conocimiento.
Puntos de partida para la pintora para generar rupturas discursivas dentro de una cultura patriarcal, racista, clasista y religiosa renacentista como la actual.

En su versión del nacimiento de Venus, ‘El nacimiento de Oshun’, no solo presenta a la diosa Oshun, diosa yoruba de la fertilidad, la sensualidad y la prosperidad, sino que visibiliza un cuerpo alejado de toda idea eurocéntrica, además, remarca el contraste de un pelo que nunca fluirá como la cabellera larga y pelirroja de Venus. Acentúa los rasgos marcados de los cuerpos femeninos afroamericanos y exalta los mismos con colores fuertes y marcados.
Los cuadros de Harmonia hablan por sí solos, la palabra no tiene espacio entre los cuerpos femeninos negros, los colores, el follaje, las texturas de las vestiduras y los detalles abundantes. El mensaje es claro y figurativo, su pincel esparce la denuncia de un mundo marginal pero a la vez otorga a la dimensión femenina su poder cósmico y terrenal, es el cuerpo negro, es el cuerpo negro de las mujeres que se apodera del escenario de lienzo, y nos muestra otra forma de vivir, de existir y de ser.
Hemos sido poco representadas, y mal representadas, durante mucho tiempo. Ahora necesitamos nuevas imágenes fuertes para nuestros jóvenes
Harmonia
El Renacimiento de la Negritud, es la voz silenciada y esclavizada que se hace carne en las manos de la artista, la ruptura ideológica que plantea Harmonia no solo se basa en el mundo patriarcal y blanco, donde los relatos más importantes de la historia son protagonizados por hombres, sino también en la estética europea que ha ido transformándose a lo largo de los siglos, imponiendo estándares de belleza sobre los cuerpos de las mujeres. Las protagonistas de la artista tienen cuerpos macizos, rasgos pronunciados, colores fuertes y oscuros que cubren su piel. La pintora busca que sus espectadores, que aquellos ojos que contemplen sus obras, puedan sentirse identificados y cerca de esos nuevos modelos. Sus pinturas no son sólo recreaciones, sino también espejos donde el público se observa, critica y se expresa con libertad.
Hago esto por mí, por lo que me gustaría ver y lo que me encantaría que mi hija creciera viendo y disfrutando. Quiero que ella se acepte a sí misma, su pelo afro… Todo. Esto era así hasta que empezó el colegio y fue consciente del color de su piel. Cuando hago mi trabajo, lo hago por ella
Harmonia
Rosales además de resignificar las obras pictóricas emblemáticas del mundo del arte, con la representación de heroínas negras, también se enfrenta ante el mundo religioso con sus Marías, Evas, Cristos y Adanes como figuras poderosas de denuncia en contra de una Iglesia que en nombre de Dios, mato y esclavizó al pueblo africano, construyendo durante siglos un Paraíso en el que no cabían querubines negros. Cabe rescatar, el personaje pictórico que Harmonia nos ofrece de Eva, ya que su representación hace referencia a los hallazgos científicos de la Eva mitocondrial, que es el nombre dado al único ancestro africano común que se cree, basado en secuencias de ADN mitocondrial, como el comienzo genético de todos los humanos actuales. «La identidad de la mujer negra», dice Rosales, «cuenta una historia más amplia de la creación y la evolución humana». Además el nuevo concepto cristiano que plantea la artista se entremezcla con los símbolos y elementos propios de la santería y la cultura religiosa de África.
También, dentro de las temáticas que la pintora lleva a cabo, podemos encontrar representaciones de mujeres con albinismo (malditas en algunas culturas), una bondadosa domadora de leones; el dolor en los ojos de una niña musulmana cuyo país ha sido devastado por la guerra o a una drag queen en pleno rito de maquillaje, creando narrativas audaces y coloridas donde el tono de la piel enriquece la obra y nuestra conciencia.

A través del prejuicio de los medios y la auto-objetivación, nos hemos convertido en una especie de “cosa” sobre sexualizada, agresiva y sin educación en la sociedad. Esa no es una mujer negra. Las mujeres negras y todas las mujeres de la diáspora africana son hermosas, fuertes, inteligentes y deben verse en un pedestal alto
Harmonia.
Para Harmonia no fue fácil visibilizar su obra, las galerías de arte no estaban interesadas en la misma, y el público virtual la criticó fuertemente, acusándola de apropiación cultural. Sin embargo, mantuvo su impulso de pintar convencida en desafiar las imposiciones culturales, como una forma también, de mostrarle a su hija que renegaba de ser negra, que la historia tiene otro relato que debe contarse.

Su técnica al óleo, está basada en tonos azules y plateados añadidos a la piel que crean un brillo luminiscente natural sobre un fondo a menudo contrastante. El dorado de los metales y las técnicas de óxido permiten a la artista introducir diversas mezclas de texturas en el lienzo.
El uso de óxido sirve como motivo de decadencia moral en nuestra sociedad. Debido a estas interacciones en las que se colocan las figuras, Harmonia logra crear una imagen de las formas en que fluctúa la sociedad contemporánea, pero además, le proporciona una profundidad etérea a la obra en general.

“Nuestra Señora de Regla” representa a la deidad Yoruba, Yemayá, diosa del océano, con una túnica azul de reina sosteniendo a la bebé Eva. Yemayá es imperfecta, su mejilla llena de cicatrices es una metáfora del peligro que los cuerpos negros sufrieron física y culturalmente como resultado de la trata transatlántica de esclavos. Sus ojos bajos están ocultos al espectador, pero su rostro de ébano muestra evidencia del rito de escarificación practicado en África. Ella exuda una mezcla de satisfacción, orgullo y resolución. La santa niña, Eva, en esta representación, está envuelta en una manta carmesí vibrante y estampada que recuerda a la tela de Ankara que se usa ampliamente en África occidental. Crisantemos blancos y rosas rojas, símbolos de la vida, el amor y la muerte, bordean el lienzo.
La dimensión que nos muestra la autora, no solo refleja toda una lucha feminista de siglos, cuestionando la posición de la mujer que por ser negra sufre más aún las inclemencias sociales y culturales del mundo occidental, sino también, su pincel muestra a esos cuerpos en un aura sensual, visibilizando y reafirmando el erotismo de sus protagonistas desde un empoderamiento sexual, no como objetos de la mirada del hombre blanco, sino como personas con deseos y necesidades, y con una poética propia que habla desde los gestos y la carne.

A pesar de la ruptura que en su momento generó el Renacimiento, y las vanguardias que le sucedieron siglos después que generaron un impacto y transformación cultural, la sociedad que nos rodea sigue reproduciendo ideales propios de una literatura que nada tiene que ver con la realidad palpable y vistosa que nos abraza. Sin embargo, el arte sigue aún reformulando y quebrantando los postulados morales sonantes, en busca tal vez, de un ideal de mundo justo, una belleza que se base en la libertad y en la igualdad de derechos, por lo menos la paleta de colores de Harmonia Rosales se ha embarcado en ese viaje.
Página oficial de la artista:
https://www.harmoniarosales.com/
Fuentes:
ttps://www.caracteristicas.co/arte-renacentista/#ixzz6oFrl8DNc
https://www.lahornacina.com/seleccionesreinterpretaciondelosagrado07.htm