I Los niños duermen yo limpio y en el silencio de la casa escucho mis ruidos. Pienso sé que irán despertando y sabrán que soy yo por los ruidos pienso en ella limpiando temprano y en mi cuerpo pequeño oyendo eso que nos mete lentamente en la vida nos saca del sueño por qué insiste, por qué no lo deja y seguimos durmiendo, nos ahorramos la vida? sus ruidos matutinos nítidos, escuchaba no el sonido de su pensamiento quizá decía su voz callada un amor prohibido un hambre urgente una madre cortando a su vez el silencio la infancia, que nunca calla. De Réquiem para piedra tallada, Vela al viento ediciones, 2001.
II Una vez prendió mi mamá una vela a un santo en la pieza vacía que estaba llena de cosas y el nimio dios le respondió con un incendio que si el viento que si la vela que si el santo yo pensaba qué respuesta hubiera dado un dios magnánimo y temblaba De su ciega fe quedó la pieza negra y una pared cubierta de hollín Cuando mi hermano volvió a llenar la pieza me reveló sus propios dioses con aerosol blanco Quedó "Morrison" grabado en la retina La noche que me emborraché y bailé como un chamán giraba en mi cabeza su nombre de dios satánico. De Réquiem para piedra tallada, Vela al viento ediciones, 2001.
III Un germen de escritura. La etimología de la palabra extrañar. La abeja que digiere las veces necesarias y da lo dulce, aquello que pudo arrancar de la amargura. Perder el vientre no es poca cosa. Un amante es cosa fácil, se come con él, se bebe. Lo difícil es el tiempo: alimentar el fuego como se alimenta de notas el increscendo de una melodía improvisada. Nos amábamos y ninguno se alarmaba de escucharse decir: te quiero comer. Si no tuvieras la piel, te chuparía los huesos y las venas. Bebería tu sangre. No sé qué vamos a comer. No quiero cocinar para vos. La etimología de la palabra extrañar: echar en falta algo que formaba parte de nosotros. No todo lo que comemos llega a formar parte. Mucho de ello sí. De ahí el sentido de la evisceración. Las reglas del buen gusto recomiendan comer el animal eviscerado. (Inédito.)
IV Un axioma desde donde escribir estamos a 181 kilómetros, uno del otro. La cábala dice equilibrio y renovación pero yo sueño con un niño rubio y frágil que no puede contener la orina y me pide que lo ayude. Leo tu mensaje de que te sentís muy solo a veces y a una fotógrafa rusa que cambia la ciudad por la absoluta soledad de un monte: espera fotografiar la irisación de las nubes. No estoy sola unas cinco o seis moscas rondan sin pausa mi cabeza y realmente quisiera que se vayan. (Inédito)
V Las verduras y mi madre que se juntan en un sueño recurrente. Un instante de perfección en el que una trucha marrón salta para comer y corta el verde del agua: Una línea. Dos grises. Se dispersa la quietud y se vuelve una promesa. Tirada en el piso recuerdo que los primeros días, con el valor del amor nuevo pensaba que podía amar y no morir en el intento que podía dar todo lo que quería sin pedir nada. Vivir sólo del instante porque "ir más allá" es una falacia argumentativa. La trucha no planea el salto. El hambre y sus músculos están en perfecta sintonía. Tirada en el piso recuerdo ejercicios musculares puntuales. Recuerdo que el equilibrio nace del abdomen. De la correspondencia entre las ganas y los actos. Las intenciones son eso que se lee en el aire, esa tensión previa y tangible que nos dicta la dirección el sentido y la duración de un gesto. Hay tensión en el aire. Tirados en el piso reímos y dejamos que las cosas sigan su curso. (Inédito.)
María Cecilia Pérez, nació en 1978 en Catriel, provincia de Río negro. Trabaja en docencia y es Profesora en letras. Ha publicado las plaquetas Canto de niña en enero de 2018 y Poemas de este amor, en julio de 2018, con el sello La cebolla de vidrio, de Gerardo Burton; Libro del barro, en febrero de 2019, con Ediciones de agua y Réquiem para piedra tallada, con Vela al viento ediciones, en 2021. Además de textos en las antologías Estación Limay, de la Editorial Cuatro de copas y en la antología Por senderos no pisados, del Fondo Editorial Rionegrino. Forma parte de la Colectiva de escritoras patagónicas y en la actualidad, coproduce el ciclo audiovisual Desfase, junto con Sebastián González y Ariel Ojeda. Producción disponible en la red: Facebook Cecilia Perez, en el blog El poeta ocasional, en la página de poesía Meta poesía y en el canal de youtube de la Colectiva de escritoras patagónicas, Algún poema tiene que haber.