Semblanza de un duende (fragmentaria)

in memoriam

El poeta, el amigo: Lugui García Guerrero. Duende nuestro. Dicen los registros  de esta vida terrenal que un doce de septiembre pasaba a  otro plano.

Justo a un mes, hoy, escribo un doce de octubre, un día tan significativo desde la historia y desde el sentimiento que, aún no es posible objetivar desde la  memoria del corazón, porque no la tiene. El sentimiento hacia los seres que amamos cuando fallecen los cubre de una nueva vida desde la que nos sentimos  poco capaces de nombrar.

En un intento el corazón esboza trazos, recuerdos, pinceladas sobre los seres en los que dejó, el poeta tucumano Lugui García Guerrero, rastros de vida. Se acumulan las fotografías, las calles, en donde se lo vio marchar, aquellos emprendimientos en los que se caminó a su lado, como: “Escritores en marcha“ (2013- 2016), tan firme de convicciones, tan prolífero en amores. Están sus hijos, los propios y los que se le sumaron en ese devenir de la lucha por la igualdad ante tantas desigualdades.

Desde otros proyectos anteriores, (2008–2010) como los talleres en el Barrio Juan XXIII, la Revista: “Villabon”, entre otros.

Decires desde el “duende” al hombre, o el hombre tan humano-duende diciendo por las avenidas de la memoria. Ninguna formalidad para él, ninguna idealización, tal vez la controversia de ideales y el encendido sol  que agitaba en aquel “gallo-rojo”, coincidente en los ideales de izquierda, con esa militancia de la que fue testigo, desde muy joven en la historia dictatorial de los 70 y el resurgimiento de la democracia en el 83.

Con el tiempo, tal vez, se narrará su biografía, inseparable de otra gran compañera-luz de poemas, militancia revolucionaria y vital: Ana Dellapiane, querida amiga suya, cuyo fallecimiento un 16 de marzo del 2018, marcará tanto a Lugui. Ambos fueron poetas encendidos, la recopilación de obras es una tarea de Ana Dellapiane, y en los comienzos la de nuestro duende Lugui García Guerrero.

Duende no por misterioso ni evanescente, sino por ser de carne y hueso, patente, desde la tierra, al filo del alba, en los poemas, en el compromiso, en las marchas como compañero de luchas, de amigos valientes, como Simona Sinatajos (Mariana Salvatore), Cecilia Villafañe —con sus escritos y coplas junto a Antonio Cruz. Gabrela Quiroga, Silva Gómez, Fabricio Giménez Ossorio, Candelaria Rojas Paz, asiduo poeta en los recitales de La Sodería– Casa del teatro. Quedan el recuerdo en cada uno y los textos compartidos, repartidos en las calles, plazas, marchas de la “Antología desencadenada“, ed Fabricio Giménez Ossorio; o “Escritores en Marcha”, La Clandestina ediciones (responsable: Lugui García Guerrero), repartidos entre los días de la memoria,  Ni una Menos y Marchas del orgullo gay.

 El testimonio inmediato, el poema de Lugui García Guerrero:

Imágen: Ina Casanova
Escritores en Marcha 

Alisto un ejército de sombras
para  dar pelea…
sin relámpagos ni aves epistolares,
invisibles en las plazas valladas.
Sombras
que me muestran qué hay debajo
de la túnica de una virgen de yeso,
testimonios hechos de sombras
aquellas
de cuando nos sacaban de las camas
para urgarnos el sexo y los fetos
nuestros
por si la herencia vomitara otra
metralla.
Sombras 
que inmolen la selva y el hedor de
la trinchera.
Sombras 
que decapiten santos pedófilos,
genocidas.
Sombras
 que desvistan reos
ataviados 
de seda y pieles de negro.
Sombras 
hechas de multitudes y arco iris
que no claudican a la victimización
del asesino y la tortura, 
que garantizan libertad, como
garantizamos la tierra y el cielo.
Alisto sombras mías,
sombras  nuestras.

Como quien aguarda que el corazón, desde el pensamiento procese, aquello que aún no logra, agradezco el haberme sido dada la posibilidad de encontrar un amigo y un poeta como Lugui García Guerrero, con su polifacética personalidad, humana nuestra amistad con aciertos y no, siempre a mano su ayuda cuando la tristeza o la noche del alma enceguecía, van, como he aclarado, esbozos, trazos, pinceladas que no distan de la herida, porque el recuerdo está muy vivo como para mostrarlo desde lejos y prolijo. “Compañero del alma, compañero”.


La escritora tucumana Silvia Camuña, recuerda a  Lugui García Guerrero y por el tiempo compartido en talleres literarios que supieron llevar adelante en  La Bombilla junto a los niños y jóvenes de dicho lugar:

“Con Lugui nos conocimos en el año 2009, una amistad para toda la vida, se dice, yo digo ahora que es mejor decir una amistad para siempre, porque acá está, pese a su muerte, en todo lo que se brindó que fue invadiéndonos hasta ser parte nuestra. Comenzamos a hacer juntxs VillaBom a partir del número 8, luego de que en el año 2009, la revista “VillaBom el barrio al revés” ganara el Premio Vivalectura. Armamos equipo con Lugui y publicamos los tres últimos números de lo que fue un gran proyecto para niñxs y adolescentes del barrio Juan XXIII (más conocido como La Bombilla). Nos dice Emanuel, escritor de la revista, y actualmente un joven músico, que Lugui fue un hermano y segundo tata de todos los chicxs de la VillaBom. Así los sentía él cuando afirmaba que iba al barrio a darles la herramienta más valiosa para ser: la palabra. Comparto fotos de las algunas presentaciones de la revista, y de algunos escritos de lxs chicxs. Les niñes del Barrio Juan XXIII, supieron contar la historia de que “Hubo una vez un barbón llamado Lugui”. Yo siento todavía al recordarlo, lo que escribieron ellos sobre la tristeza: la tristeza es de color negro porque se parece al vacío”. 


Lugui García Guerrero. Así como grandes sucesos que encabezaron  estudiantes y algunos  profesores desde la segunda Toma de la Universidad Nacional de Tucumán “en septiembre del 2013 —la vida del duende Lugui está signada por los septiembres— desde la que se convocó a escritores, artistas, cantantes, público en general para una muestra histórica de arte en resistencia. De la que pueden encontrarse testimonio fotográfico en la “Comunidad“ de Facebook: https://www.facebook.com/escritoresenmarcha


Para leer villaBom, tienen el material disponible en: 

http://repositorio.invelec-conicet.gob.ar/discover?scope=%2F&query=villabom&submit=

* Fotografías: Ina Casanova

Nuestra fotógrafa tucumana, Ina Casanova,
Quien ha compartido además de una muy querida amistad con Lugui García Guerrero, es la responsable de una maravillosa galería de fotos realizadas a nuestro “ duende” en un proyecto “El reverso de la sombra“, y dice :
“Justo la vida nos unió para complementar la palabra y la imagen , que en conjunto decían lo mismo , noches de música escuchando sus poesías que yo agregaba en semejanza , iba bien a la par de la tristeza y soledad que nos definía en el abismo de no saber bien nada mas que juntarnos para palearla .
Lugui fue el reverso de la sombra , con una vida llena de magia , de hastío , de amores que juntándose narraban su ser , ese que se fue , el mismo que se encuentra a esta misma hora en un “Pescado rabioso” , en una hora precisa q el llamaba el devenir, en la última cerveza de un lunes y en los gatos de su cocina…”


Poemas de Lugui García Guerrero (https://www.facebook.com/luguiduende)

Está aquí, flota en el aire ocre del insomnio,
se arrastra también por el barro de la toma
al asumirse criatura hija de la obscuridad perpetua,
y vomita sobre el papel que la cobija, que la comprende,
vomita para ser comprendida, para exhibir su carga.
La poesía es así, determinada, implacable.
Yo no sé qué cenaste hoy en tu bóveda helada de intemperie,
no sé qué alcohol desactiva el virus de tus angustias
y la posibilidad tan frágil de tus urgencias.
Un pedazo de tierra vale un balazo y una condena, un desalojo.
Un hueso yermo que hierve desde hace días en un caldo acre,
lechoso y acre igual al que chupan tus niños
desde la teta ulcerada por la lucha sin tiempo, sin espacio,
ni universo.
Tampoco es tan fácil el poema,
no quema en el cuero ni agrieta la carne de los labios,
sabe bien del alcohol que lo mitiga y a la vez lo extiende.
Pero no es fácil,
es presente.
Cada pluma que se cuelga en el viento
es un recurso del abismo.
Ángel es el nombre con que nombramos a eso,
a eso que tanto se nos parece en la caída
a eso que tanto se nos parece en la victoria
Ahora
se abre el muro del cielo
igual que cascarón
del inmenso huevo de la bestia naciendo en el chillido del rayo.
Ya no será la tempestad lo que derrame...
será mi ausencia,
será el griterío estruendoso de la chusma
en el pentagrama de la tormenta,
y será tu ausencia...
Solamente nos miran los fantasmas del poema,
acaso ellos dan batalla
entre los pliegues de la espera.
Nos parió, ante todo, nuestra madre
que es fruto
de una orgía de vientos…
nos duele el dolor
de todo lo que ha dolido
como bichos
parecidos a ramas.
Nos jugamos la piel al paño del crepúsculo,
tan solo para no entender
cuanto anuncia la estrofa esa...
esa que se inscribe en la sombra del silencio.
Foto: Ina Casanova
VENCEREMOS (poema en coautoría)
Anatoli Msvv (Ana Dellepiane)
Lugui García Guerrero

Tu vida no la inventó un dios,
lo que te causa risa,
te causa risa
lo que te indigna…
Así fecundamos la construcción
o bien la destrucción,
y las caras ya no son las mismas,
las pieles varían exquisiteces
o escamas y acritudes…
Levantemos muchas manos
que sean nuestras
como es nuestra
la calle de los poema
que escribimos
en la pared.
Es tiempo,
arden los ojos que lloraban,
arde
el corazón de las legiones
donde se juntan los puños
donde somos compañeros,
donde tomamos lo que es nuestro.
La quietud es una mera ilustración de la muerte,
hay máscaras para encubrir la espera,
hay máscaras para que no se avergüence la cobardía,
la de no haberse pronunciado.
Vamos a avanzar entonces como el verano
porque nada puede detenerlo.

https://www.facebook.com/luguiduende/photos/a.671010942917456/2768392499845946/


Agradezco la charla con Gabriela Quiroga Curia por su aporte a la memoria. Agradezco la colaboración indispensable de la escritora y amiga de Lugui García Guerrero: Silvia Camuña y de la fotógrafa y amiga del alma de Lugui: Ina Sasanova 

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