Pirámides egipcias asomándose en los cimientos de la luna, a lo lejos una anciana preparando fuego mientras una nave espacial se acerca, guerreros mitológicos portando armas e instrumental futurista aún no creado por los humanos. Este mundo de superpoderes, mitología, estéticas y costumbres ancestrales se ve atravesado por la tecnología avanzada, la ciencia ficción y un futuro espacial de una África que pinta y plasma visiones vanguardistas, desplegando ante la mirada occidental el poder de la cultura negra, su creatividad y una intencionalidad clara de romper con la subestimación y sometimiento de la supremacía blanca.

Shogun.
El término afrofuturismo fue leído por primera vez en un ensayo del crítico Mark Dery que realizó poco después de la muerte del músico de jazz Sun Ra, en 1993. Donde describe dicho término como una “ficción especulativa que trata temas afroamericanos y aborda preocupaciones afroamericanas en el contexto de la tecnocultura del siglo XX […que] se apropia de imágenes de la tecnología y de un futuro proestéticamente incrementado”. Pero he aquí que tal descripción es desarrollada desde la mirada de un académico blanco que habla desde el contexto estadounidense.
A partir de la creación del vocablo Afrofuturismo la escritora Mohale Mashigo propuso una nueva nomenclatura para quienes escribían sobre el futuro desde África: “En muchas tradiciones musicales africanas, cuando hay un llamado, hay una respuesta”. Es sin embargo, la novelista nigeriana-estadounidense Nnedi Okorafor quien propuso poco después otra manera de llamar a esta corriente artística/futurista/negra: el Africanfuturismo.
Este movimiento cultural ha influenciado todas las expresiones artísticas e intelectuales, ejemplos de ello pueden observarse en los lienzos de Jean-Michel Basquiat, el rock psicodélico de Jimi Hendrix, la prosa de Ralph Ellison y el jazz vanguardista de Miles Davis, hasta George S. Schuyler con su novela satírica Black
No More (1931), en la que un médico instala en el centro de Harlem, una clínica para transformar a las personas negras en blancas con un novedoso tratamiento.
La propuesta visual del Afrofuturismo se vuelca en la pintura, el collage, los montajes fotográficos y la vestimenta característica de cada región en fusión con la moda moderna, los fondos de estas propuestas artísticas son el universo, la astronomía y la ufología como telón donde los cuerpos se mueven y se muestran decididamente; las tradiciones, los mitos, se enredan con tiempos que aún parecieran lejanos para nuestros ojos. La identificación con el arquetipo del extraterrestre ha sido vista por algunos ensayistas como una metáfora sobre la diáspora africana, siendo el comercio de esclavos un símil trágico de la abducción de personas a otros planetas. Pero, también, se han visualizado en dichas culturas antiguas relatos que implicaría la conexión con otros “seres”, muchos de ellos transcritos en pinturas rupestres, esculturas, etc; una fuerte expresión que en la actualidad se traduce en formas y colores que nos muestran que el pasado y el futuro siempre estuvieron rondando en el mismo punto.

Pero no solo es una metáfora de la cultura ancestral con los nuevos tiempos, sino que también, implica el desarrollo ante el mundo de la propia identidad africana. Incluso la significancia del término Negro, usado de manera despectiva en las metrópolis coloniales para designar a toda persona no blanca, cambió por connotaciones positivas a partir de los años sesenta, con la lucha por los derechos civiles y los procesos de descolonización. Ser negro dejó de ser un insulto para convertirse en un orgullo. Sin embargo, académicos como Stuart Hall pusieron en cuestión el adjetivo porque implicaba asignar a las personas una identidad esencial solo sobre la base del color de su piel, algo sin ningún fundamento biológico.

Sin lugar a dudas, este reflejo de una evolución identitaria, nos muestra una crítica profunda de los órdenes social, racial y económico actuales. La Directora del Centro de Investigación y Estudios Afroamericanos de la Universidad de Purdue, Marlo David, considera que “en un universo posthumano gobernado por ceros y unos, el cuerpo deja de importar, fracturando y finalmente disolviendo las ataduras de la subjetividad racializada”.
Inclusive la escritora Ytasha Womack destaca que una función del afrofuturismo es desmontar «la raza como tecnología», es decir, la construcción del mito de las diferencias biológicas entre humanos como herramienta al servicio del colonialismo europeo y la esclavitud estadounidense.
Las obras visuales, también, nos expresan la conexión primera del humano con la naturaleza y el misticismo derivado de dicho encuentro, magia y ciencia al servicio de la creación artística. Hombres y mujeres del continente africano que muestran una estética colorida, de fuertes mensajes sociales en la superposición de imágenes contrastantes, que no escapa a la búsqueda de una belleza casi barroca.

El Afrofuturismo es un paisaje estético, que ha puesto en relevancia los métodos tecnológicos del
arte digital, la ciencia ficción y la imaginación en conjunto con el legado del arte ancestral, un nuevo renacimiento con mecanismos futuristas de fuerte impronta identitaria….”El futuro será negro, o no
será”.
Bibliografía:
https://lab.cccb.org/es/afrofuturismo-ciencia-ficcion-e-identidad-africana/#:~:text =El%20afrofuturismo%20es%20una%20corriente,ficci%C3%B3n%20y%20la%20fanta s%C3%ADa%20hist%C3%B3rica.&text=El%20grupo%20de%20funk%20Parliament%2 C%201976.
https://es.wikipedia.org/wiki/Afrofuturismo
https://www.revistacactus.com/minima-introduccion-al-afrofuturismo/ https://gatopardo.com/arte-y-cultura/mision-en-orbita-los-africanofuturos-afrofu turismo-en-el-arte-y-la-literatura-latinoeamericana/