El artista tucumano comparte unas respuestas en torno a su trabajo. Iván Ríos es un pintor y dibujante que, habiendo nacido en Tucumán, Argentina, ha llegado a exponer a nivel internacional, como en el El Salón de París en 2016. Pero cuando le pregunto quién es, responde con la simplicidad de un maestro:
Mi nombre es Iván Ríos. Cuando nací mis padres fueron a anotarme con ese nombre, pero les recriminaron que era demasiado comunista y que lo reemplacen y que me pongan otro que sea más acorde “al sentir nacional” de ese momento.
Noto muchas cuotas de humor en su respuesta, un «sujeto simpático» pienso.
Me pusieron Pablo (mi padre me dijo que lo eligieron ahí mismo y que se decidieron por él para tener una fecha que festejar). Nunca me festejaron el día de san Pablo. Algunos me dicen Pablo y otros me dicen Iván, supongo que cada uno elige de acuerdo a su “sentir nacional”.
continua Iván
Iván pinta, dibuja, hace historietas, le gustan los deportes, es hincha de San Martín. Y cuando veo sus obras me parece que el arte ha estado en su vida desde siempre, y el dibujo desde antes de eso; ha pasado a dedicarse profesionalmente al mundo del arte una vez que decidió «quemar las naves»; sé que tiene una gran familia, que acompaña a este pintor de muy buen humor.
Iván: En realidad tuve muchos empujones.
Era muy pequeño y me encantaba dibujar en la arcilla que estaba bajo el agua de lluvia con un palito de escoba. Yo era muy feliz con eso. Después siendo muy chico gané un premio en un concurso de pintura en la calle (yo jamás había agarrado un pincel y no sabía lo que era el esmalte sintético que me dieron). Una maestra me ayudó en la primaria (Dios salve a Ana Cuezzo) y así hasta hoy. Nunca pude escapar a otro destino. Así que agarré el sable de Luke y aquí estoy.
I: Implica que estas hasta las manos.
Yo decidí dedicarme a esto.
Quise vivir como manda mi genética. Desobedecí el mandato familiar de estudiar una “carrera bien” y conseguir un trabajo estable para que me pueda jubilar. Quemé mis naves. No pude volver a casa. Me jugué por este amor y tuve la fortuna de ser correspondido (podría haber sido que este amor no me ame y ser una mula que patea un aguijón gigante tratando de forzar las cosas).
Soy muy afortunado.
I: Admiro a Carlitos Balá. Un artista extraordinario. Canta, baila, actúa. Un ídolo absoluto que hizo, hace y hará lo que ama hasta el fin de sus días. Creo que tiene 93 pirulos. Tenés 50 años o más y de pronto te llama para saludarte en tu cumpleaños porque se lo dijiste en una cartita hace aproximadamente cuartenta años, guarda los dibujitos de todos los chicos que le escribieron a su programa, visita a los enfermos en los hospitales. No necesitó ir a bailar por un sueño ni armar escándalos. Es lo que es hasta el fin.
Es de suponer que la pregunta iba hacia algún artista plástico, pero no. Pintores y dibujantes hay muchísimos que son magníficos y me encantan, pero a mí me encandilan las actitudes.
I: Para no resultarle molesto a la gente que me lo pregunta siempre digo “figurativo contemporáneo” y así zafo.
Pero en realidad soy un artista que se forjó en el vértigo de las historietas y de las películas de ficción. O sea un impresentable. En este instante debería estar verseando y citando a algún autor para quedar bien y que todos piensen en lo profundo que soy, pero ni eso.
I: Y en realidad hay varias cosas recurrentes en las que vivo reflexionando y así avanzo. Me desafío y vuelvo a decir: puedo ser mejor, puedo hacerlo mejor.
Me encanta hablar de mi ciudad, de Dios, del hombre, del futuro, nunca dando por sentado nada. Me gusta que mi obra sea disparadora, abierta, múltiple y ambigua.
I: Si. Armo todo en mi cabeza. No hago bocetos. Voy caminando y pienso, puedo hablar contigo y pienso, estoy esperando que tiren el corner en el partido de futbol y sigo pensando en mi obra. Mi pareja ya sabe cuando tengo la cabeza en ese maremoto y me deja solo o se pone celosa (ambas serían válidas). Después pasa algo que no puedo entender, pero ya sé que lo terminé en mi cabeza y simplemente voy y lo pinto. Uso los mejores acrílicos que existen y mancho todo el piso al ritmo de alguna música a todo volumen. Ampliaremos.
I: Creo que el acto creativo es el momento único, mágico e irrepetible que me hace escapar de la mediocridad que soy. Y cada vez que ocurre es diferente a la anterior.
I: Creo que cada uno debe ser libre de hacer lo que sienta.
I: Si, reconozco varias etapas muy marcadas en mi obra: bestia, menos bestia, animal, torpe, ¡vaya vaya!, ahí voy, casi, retrocedo veinte casilleros, por fin algo, si, vamos a mejorar.
I: O lá lá!
No. Sentí un montón de otras cosas, entre ellas hambre y frío, porque no tenía una.
También sentí la envidia y el rechinar de dientes de otros que me deseaban lo peor y la increíble fuerza de la gente que te ama de verdad y te ayuda. Me abrazó la amistad. Me estrujaron el corazón otros seres humanos que ni conocía y me dieron de lo mejor que tenían.
I: Un día alguien me escribió por face diciéndome que gente que no tengo el gusto de conocer, me había propuesto a consideración para ese título. Es una asociación de artistas y gente que escribe de arte a nivel mundial. Ahí se abrió otro mundo para mí. Ellos respetan desde el ilustrador hasta al que hace hiperrealismo. No como aquí que el que pinta se agarra a bollos con el que hace arte conceptual. Una mediocre estupidez. Cada uno en su arena. Se ven cosas muy distintas. Me alegra mucho pertenecer, porque no tengo ningún amigo que me haya “recomendado”; al igual que en la Sociedad Nacional de Bellas Artes de Francia de la cual también soy miembro. Así que cuando me agarro a patadas en el fútbol en el parque 9 de Julio nadie me puede reclamar que no soy un verdadero caballero.
I: Eli, he sido motivo de tus mayores disgustos pero también hemos matado dragones juntos. Filo, punta, escudo y lanza. Todavía queda mucho por lo cual luchar. Gracias por tenerme tanta paciencia y fe. Te amo. Ampliaremos.
3 ideas sobre “Iván Ríos, un pintor hincha de San Martín.”
hola , a mis alumnos les encantaron tus obras
Me digo y me repito, «no importa que sea de los santos», «no importa que sea de los santos», «no importa…». Son buenas las creaciones de este muchacho. De las que más me gustan, la de la luna sobre la Mate de Luna. «No importa que sea de los santos, «No importa…»
Es fundamental esta ética plasmada en lo vital y la obra de Iván Ríos. Las actitudes de un corazón noble deberían regir ante las grandes academias. Es inmenso creador. Gracias !!