Una obra de arte nunca tiene fin, a partir de ella pueden surgir nuevas obras que tracen diálogos en una interminable cadena de creación. Aquí se harán presentes principalmente Gustavo Leguizamón, Liliana Felipe, Jesusa Rodríguez, Inesita y la revancha de esta última.
Estos días leí en algún medio “¿Puede Occidente organizar una provocación militar a gran escala contra Rusia y utilizar a Ucrania como caballo de Troya?”. Sería difícil imaginar que algún lector no entendiera la metáfora de Caballo de Troya. Pensaba, entonces, en la cantidad de giros poéticos, que usamos corrientemente para dar forma a nuestras afirmaciones diarias, tomados en préstamo de la palabra poética. Esa palabra poética que Liliana Bodoc, en su charla “Mentir para decir la verdad”, nos decía que “es la palabra que dice pero no dice, que dice mucho más allá, mucho más adentro. Es la palabra que derriba muros y que llega al final del sentido».
Ahora complejicemos, adentrémonos más en la literatura. Los poetas siempre dialogaron con otros poetas. Acerquemos el concepto de Intertexualidad, que nos servirá para entender el cómo trabajan los artistas y la cultura en general.
Julia Kristeva (filósofa, teórica de la literatura y el feminismo, psicoanalista y escritora) aportó el concepto de intertextualidad. Aquí permítanme la digresión de comentar que Kristeva, hace un par de años, fue acusada de haber sido una espía del comunismo húngaro en Francia durante su juventud. Sigamos. El concepto de intertextualidad funciona para establecer relaciones entre dos textos literarios, pero también para describir o estudiar el diálogo entre obras que pueden ser de distintas disciplinas artísticas, podrían cruzarse además de obras literarias, las artes plásticas, el cine, el teatro, las historietas, etc.; y también con otras disciplinas humanísticas, como la historia del arte, la historia universal, la filosofía, la antropología y la mitología, entre otras.
En lo que sigue se relata el diálogo de distintas obras, donde no sólo juega lo que hace referencia a lo netamente estético sino también las reflexiones que se originan de ellas.
El Cuchi
Ese gran músico salteño que fue Gustavo Leguizamón (el Cuchi) compartió trabajo, aportando la música a poemas, con un listado de poetas más que interesante, algunos de ellos además de ser “letristas” también trabajaban en sus proyectos o búsquedas literarias. Estos poetas acercaron la Literatura a las obras de proyección folclórica, sí, Literatura escrita con mayúscula. Eran tiempos del Nuevo Cancionero Argentino, aquel movimiento cultural que aspiraba y en cierta forma logró renovar el arte popular impactando en toda América Latina. Leguizamón compartió trabajos con Manuel J. Castilla, Jaime Dávalos, José Ríos, Cesar Perdiguero, Antonio Nella Castro, Armando Tejada Gómez, Miguel Ángel Pérez, Walter Adet, Jacobo Regen, Hugo Alarcón, Luis Franco, Araoz Anzoátegui etc. Musicalizó también a Borges y a Pablo Neruda.
El Cuchi Leguizamón también escribió los poemas de varias de sus canciones: Me voy quedando sólo, Lavanderas de Río Chico, Zamba del Carnaval y otras. Es autor de la letra y música de la canción que hablaremos en este artículo: la Zamba Soltera.
La Zamba soltera, de 1965, obtuvo ese año el primer premio del Festival Latinoamericano de Folklore.
El personaje de la canción es Inés, nombrada con diminutivo, Inesita, como si fuera un niña o alguien infantilizado, donde el Cuchi trazará el perfil de una mujer mayor, exponiendo el estereotipo de lo que a mediados de la década de los 60 sería una soltera, es decir, una mujer que ha sobrepasado la edad considera apta para casarse y cumplir con el fin reproductor para la sociedad donde vive, una sociedad del tipo tradicional. En el Norte argentino, donde el catolicismo es la religión hegemónica desde tiempos de la colonia, se usa la expresión para designar a la soltera de “destinada a vestir santos”. El estereotipo también se mete en la cama de la soltera, ya que se espera y/o imagina de ella que debe ser una persona célibe o directamente asexual.
Las presiones sociales o mandatos culturales calan tan hondo en algunas personas, aún en este tiempo, que pueden caer presas de un miedo irracional a quedarse en soltería para el resto de su vida. Existe un término para designar este temor: la anuptofobia.
La Inesita de Leguizamón cumple con los elementos que el imaginario social esperaba de una mujer soltera, pasada la segunda mitad del siglo XX.
“Pobrecita la Inesita / Tiende ancho y duerme solita.” Mientras mata el tiempo bordando, se dedica a añorar sus años de juventud y un amor que nunca pudo realizarse. Inés “guarda en su misal una flor mustia / que eterniza aquel instante / lejano y sentimental”. Inés sufre y llora por lo que no fue. Pobre Inesita la que duerme sola porque no queda otra.
La versión que todos llevamos en los oídos y en el corazón de Zamba Soltera es sin dudas la del Dúo Salteño. Con esos agudos de Néstor “Chacho” Echenique que se mixturan tan bien con tersura de la voz de Patricio Jiménez haciendo de los contrapuntos que Leguizamón engendraba para ellos un resultado único e inolvidable.
Zamba Soltera por Duo Salteño:
El Cuchi Leguizamón fue un gran compositor pero además poeta, abogado, jugador de rugby, profesor de historia, profesor de filosofía, diputado provincial y bohemio. Un amante de la música argentina pero también de la música de Johann Sebastian Bach, Gustav Mahler, Maurice Ravel, Igor Stravinsky, Arnold Schönberg, Satie, Beethoven, Enrique «El Mono» Villegas, de los brasileños Chico Buarque, Milton Nascimento, Vinicius y del jazzista estadounidense Duke Ellington, entre otros.
El Cuchi Leguizamón fue un gran lector, por ello imagino que Inesita de la zamba está emparentada con Doña Inés, personaje de Don Juan Tenorio de José Zorrilla aquel drama romántico publicado en 1844, que a su vez fue inspirado en El burlador de Sevilla y convidado de piedra, la pieza teatral atribuida a Tirso de Molina publicada aproximadamente en 1630, y escrita entre 1612 y 1625.
Según Zorrilla, en un escrito de 1970 afirma:
«Mi obra tiene una excelencia que la hará durar largo tiempo sobre la escena, un genio tutelar en cuyas alas se elevará sobre los demás Tenorios: la creación de mi Doña Inés cristiana; los demás Don Juanes son obras paganas; sus mujeres son hijas de Venus y de Baco y hermanas de Príapo; mi Doña Inés es la hija de Eva antes de salir del Paraíso; las paganas van desnudas, coronadas de flores y ebrias de lujuria, y mi Doña Inés, flor y emblema del amor casto, viste un hábito y lleva al pecho la cruz de una orden de caballería (…) Quien mancha mi obra es Don Juan; quien la sostiene, quien la aquilata, la ilumina y le da relieve es Doña Inés».
Pero Inesita no sólo es un personaje del norte argentino y de la dramaturgia clásica española, hay una canción que también presenta a una mujer sola, a la que “se le pasaron los años”. En 1966, The Beatles lanza el álbum Revolver, donde grabaron la mítica canción “Eleanor Rigby”, en una parte de la letra dice:
“Eleanor Rigby recoge el arroz en la iglesia en la que hubo una boda. Vive en un sueño, espera en la ventana”
En otra parte dice:
“Eleanor Rigby murió en la iglesia, y fue enterrada al lado con su nombre, nadie vino (al funeral).”
Ilustro con la canción “Eleanor Rigby” una visión contemporánea a la Inesita de Leguizamon, Una visión con muchos puntos en común a pesar de la distancia geográfica y de género musical. Puedo afirmar aquí, sin miedo a parecer hiperbólico porque hay sobradas razones, que el Cuchi sería como el beatle de música de proyección folclórica argentina, o bien que The Beatles son los Cuchi del rock británico, en una u otra dirección estas metáforas son válidas ya que el grupo de Liverpool o el genial músico salteño fueron innegablemente innovadores, después de ellos ya nada pudo ser igual.
Liliana y Jesusa
A Liliana Felipe la conocí leyendo una entrevista publicada en una revista, en tiempos de revistas de papel, en la casa de un primo a inicios de los 90, sus ideas eran potentes, antisistema, anticlericales, recuerdo haber arrancado las hojas y robarlas llevándolas bajo la remera porque necesitaba tenerlas en mi poder. Ella citaba a Voltaire, que a su vez citaba a Lactancio, Padre de la Iglesia, que en uno de sus libros hace decir a Epicuro lo siguiente: “0 Dios quiso quitar el mal del mundo y no pudo, o pudo y no quiso, o no quiso ni pudo, o quiso y pudo. Si quiso y no pudo, es impotente, y esto es contrario a la naturaleza de Dios; si pudo y no quiso, es perverso, y esto también es contrario a su naturaleza; si no quiso ni pudo, es al mismo tiempo perverso e impotente; si quiso y pudo, que son los únicos partidos que convienen a Dios, ¿por qué existe el mal en el mundo?”
Cita que tenía que aprenderme de memoria, creo que entre mis papeles todavía guardo la hoja arrancada de la revista. Muchos años después conocería a Liliana Felipe con su arte: el componer canciones demoledoras de creencias, preconceptos y otras estupideces que aprendemos las personas.
Esta argenmex, cuya tonada es una mezcla rara de cordobés y mejicano, nació en las Varillas, pasó su infancia en Villa Maria y siendo muy pequeña aprendió a tocar el piano. En 1973, con 19 años ingresa en la carrera de Composición y Perfeccionamiento Instrumental de la Escuela de Artes de la Universidad Nacional de Córdoba, hasta 1975 año que prácticamente la escuela cierra, en medio de una universidad intervenida.
A inicios de 1976, Liliana como parte del grupo “Nacimiento” se embarca en una gira que comienza por Perú y que se prolongará indefinidamente debido al golpe militar en marzo de 1976. Durante ese tiempo recorrieron Latinoamérica, iniciaron el recorrido en Argentina pasaron por Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Honduras, Costa Rica, El Salvador y Guatemala. Sobreviven cantando, compartiendo el pan, compartiendo la alegría con estos pueblos. A fines de 1977 llegan a México, donde formarán parte del CAS (Centro Argentino de Solidaridad) y de otros grupos de artistas independientes.
En el 78, la dictadura genocida desaparece a su hermana Ester y a su cuñado. Muchos años después Liliana escribirá a su hermana asesinada en el campo de concentración La Perla, la canción “Otro adiós sin Dios”:
“Cómo fué la bala? Dónde estaba el cielo? Qué montaña ya no pudo más besar tu pelo? Dónde estaba Dios? Dónde estaban todas las naranjas? Dónde estaba yo cuando esa bala te dió, te dió? Dónde estaba Dios? Otro, otro, otro adiós sin Dios. Qué tan azul era el azul? La sangre sangra o lanza luz? Te dió en el pecho? Te dió en la espalda? Tuviste almohada? Tuviste calma?”
Los 70 se diluían, una nueva década comenzaba. Liliana conocerá entonces a Jesusa.
La versión de como Liliana se enamoró de Jesusa:
Salí de Argentina, pero siempre haciendo música, conocí a Jesu cuando tenía 26 años, había dejado yo de tocar piano, en ese momento Jesu me obligó prácticamente a que regresara al piano. Y bueno, desde ahí, hasta ahorita.
La versión de como Jesusa se enamoró de Liliana:
Nos conocimos en México. Liliana fue a ver una obra de teatro donde yo trabajaba. Vi a Liliana desde el escenario y me dije “Ahí está mi destino”.
La Jesu se llama Laura María de Jesús Rodríguez Ramírez, conocida como Jesusa Rodríguez, es directora de teatro, actriz, artista de performance, profesora y ex senadora mexicana, miembro del partido Morena. Cuenta que cuando era niña, le dijeron que era autista. Ella entendió «artista» y por eso se dedicó a lo que hace.
Desde que se conocieron fueron cómplices de muchos proyectos culturales, como el cabaret «El Fracaso», en la Plaza de la Conchita en Coyoacán. Luego, alquilaron el antiguo Teatro de la Capilla, fundado por el poeta y dramaturgo Salvador Novo. En ese lugar abrieron El Hábito, un bar teatro, que en realidad fue un laboratorio de teatro experimental y un espacio alternativo de performances y mucho arte, allí regresaron al escenario artistas de gran renombre. El Hábito fue el lugar donde Chavela Vargas volvió del ostracismo al que el olvido la había condenado.
Tanto Liliana como Jesusa se definen como artivistas (neologismo resultado de artista y activista).
Esta pareja pondrá su creatividad para militar en luchas contra el autoritarismo de Estado, la hipocresía de la Iglesia Católica, la cerrazón mediática, la desigualdad, el racismo, el machismo, el especismo, y a favor de los Derechos Humanos y de los Derechos de los Animales no Humanos. Siempre de una mirada que patea los talones de la matriz colonial del poder.
Jesusa Rodríguez, Liliana Felipe lucen, en su primer casamiento (2001), trajes de papel realizados por el artista plástico Espíndola
Ahora el Lector se preguntará: ¿Qué tiene que ver Liliana y Jesusa con la Zamba Soltera del Cuchi Leguizamón? La paciencia siempre tiene recompensa y esto se pone bueno. Liliana y Jesusa son las autoras de la canción “Pero no te extraño», canción de 2007.
No extrañarás
El personaje de canción de Liliana y Jesusa es también Inesita, pero a diferencia de la canción del Cuchi, aquí prefiere dormir sola, sin camisón, sin pijamas porque Inés duerme desnuda (en bolas), muchos parecen ser los que quieren meterse en su cama, pero aunque se postren a sus pies no lo logran porque Inés decide.
Inés está “mojada por dentro pero seca al revés”, aquí interpreto que el personaje transita una edad adulta madura pero sigue siendo un cuerpo deseante, el deseo femenino suele producir terror, Inesita se autosatisface logrando que la recorran impulsos eléctricos de placer (en forma de delfines, lobos marinos, pingüinos que fluyen en el cuerpo internamente) logra llegar al éxtasis cuando se entrega a la fantasía de “creyéndome tuya”. Inés no necesita rezar, no necesita de nadie, ni mucho menos lamentarse de lo que pudo haber sido y que no fue. La Inés de Liliana y Jesusa desea, elige y vive; ella corporaliza la venganza de todas las Inesitas que tuvieron que permanecer castas y puras por mandato como Doña Inés de Zorrilla, la Sor Juana de la Cruz (que también se llama Inés), la Inesita de Zamba Soltera, y a todas a las que quisieron e impusieron ser “castas / De perfume tenue / Corola cerrada”.
En los links que siguen puede escucharse la versión de Liliana Felipe primero y una más reciente, que particularmente me gusta mucho, la versión de la catamarqueña Nadia Larcher con la Orquesta sin fin en una grabación de fines de 2017 en el CCK.
Liliana:
Nadia:
Mini epílogo
Viene a mi memoria la reflexión que Roland Barthes hace en su ensayo “La muerte del autor”:
[…] un texto está formado por escrituras múltiples, procedentes de varias culturas y que, unas con otras, establecen un diálogo, una parodia, una contestación; pero existe un lugar en que se recoge toda esa multiplicidad, y ese lugar no es el autor, como hasta hoy se ha dicho, sino el lector: el lector es el espacio mismo en el que se inscriben, sin que se pierda ni una, todas las citas que constituyen una escritura.
El arte nos humaniza. Esa necesidad constante de buscar más arte quizás sea para no olvidarnos que tenemos alma, por ello necesitamos estar buscando todo el tiempo. Atajos, redes, trampolines, naves, alas, puentes a veces son los hallazgos y se festejan de forma sincera, con las vísceras y la cabeza, con enojo o emoción, porque en esos encuentros es posible que nos encontremos a nosotros mismos.
2 ideas sobre “Poesía: Metáfora y Resistencia – La revancha de Inesita”
Por si no se entendió la ñoñada, para evitar cualquier interpretación polémica, no solamente se alaba el escrito de don Luján, sino que se agregan humoradas. Un dato de color sería que la doña Rosita de García Lorca tiene mucha intertextualidad con doña Inesita.
A todo esto, es muy interesante que Zorrilla siguiera vivo 126 años después (la puntuación, más allá de la elipsis, así lo da a entender, aunque entiendo que una referencia del escrito donde se cita a Zorrilla no estaría demás, ya que aunque usted usa muy bien el ensayo expositivo acá parece una licencia poética que no debiera ser tan poética si es un ensayo expositivo, aunque se aprecie la humorada sin tanto campoamor, porque quien no sobreentendiera esto, aunque pareciese difícil, se tragaría el suño: y demás resta decir que Argentina bien no está con la compresión de lectoescritura, por lo que la barroca acotación es más un acto de patriotismo que un conceptismo). Por el resto, nunca defrauda de interesante la lectura, vuestra merced.