Una pequeña retrospectiva con Rosalba Mirabella

Entrevista a Rosalba Mirabella, en la cual haremos un recorrido sobre sus obras, desde “Rollo” hasta el trabajo que actualmente lleva adelante para exponer en Salón Fortabat (“expansiones del yo”). Rosalba es una artista difícil de encasillar, me parece que su particularidad es que ha trabajado con diferentes técnicas y materiales, lo que la ha llevado a una heterogeneidad artística que, sin embargo, manifiesta puntos conceptuales de unión.


Rosalba Mirabella nació en Tucumán en 1975, reside y trabaja en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Argentina. Licenciada en Artes Plásticas de la UNT. Desde fines de la década de 1990 hasta la actualidad participa en muestras y exposiciones individuales y colectivas a nivel provincial y nacional. Participó en residencias para artistas en Argentina e Inglaterra. Obtuvo diversas becas y premios a nivel nacional. Obtuvo uno de los premios del concurso Series Federales de Ficción para la realización de la telenovela animada Muñecos del destino que en el año 2012 se emitió para todo el país por la TV Pública. A lo largo del tiempo Rosalba ha trabajado con distintas técnicas y materiales. También ha trabajado sobre diferentes tipos de discursos, siempre con un trabajo de la imagen muy personal y expresivo. Para desarrollar sus últimas obras utiliza distintos procedimientos y formatos de montaje. Fotografía maquetas previamente construidas o esculturas de pequeño formato en sitios específicos, utilizando cartón, masilla epoxi, papel entre otros materiales. Dice la artista: “Mi punto de partida es autobiográfico y en la mayor parte de los casos revisó retratos de mi archivo de fotos familiares o releo apuntes de mis cuadernos personales. Con estas referencias elaboró piezas que evocan situaciones cotidianas pero cuyos elementos aparecen dislocados o por fuera del contexto habitual. Mi intención es indagar por qué repetimos ciertas acciones en la esfera doméstica, atesoramos objetos, o seguimos pequeños rituales; no tanto para cuestionarlos, sino para liberarlos como material para la imaginación”.  En 2016, su obra fue seleccionada para integrar la muestra colectiva Congreso de Tucumán, 200 años de arte Argentino, organizada por el Ministerio de Cultura de la Nación. Participó en residencias para artistas en Argentina (RIAA) e Inglaterra (Programa Gasworks) durante la primera década del 2000. Obtuvo diversas becas y premios, como la Beca Bicentenario del Fondo Nacional de las Artes, en 2016, y el Tercer Premio de la categoría Cerámica en el 109° Salón Nacional, en el 2021.


Zaida Kassab: Recorriendo un poco el andar de tus creaciones, se puede vislumbrar que sos una artista inquieta, curiosa y prolífica, y que esto se manifiesta no solo en tus obras, sino también en tus técnicas, materiales y estilos. Teniendo en cuenta todo esto, pienso en que existe un hilo de unión, quizás por momentos muy visibles en algunas de ellas, como en las de “Mujer Rata viaja a Metrópolis” (2005) con “Mujer Rata, El Regreso” (2006) y “Mujer Rata contra Alcancía Pokemón” (2006). Pero en otras no tanto, como en “Rollo” (2003), “Cuaderno para dejar olvidado en un taxi” (2004), “Retrospectiva” (2005), sin embargo si se escarba con atención se pueden encontrar lazos entre todas. Busco ese hilo conductor entre estas obras y las últimas. ¿Cuál puede ser?

Rosalba Mirabella: En esos años de la década del 2000 estaba probando distintas técnicas y formas de trabajo; por otro lado quería procesar influencias que había recibido en los años de la facultad y a través de profesores, de las clínicas para artistas (participé de una en la UNT en Tucumán y otra en el Centro Rojas en Bs. As.), de mis pares de las artes visuales, pero también del cine, la música, la literatura y de la historia del arte. Tenía una necesidad, me acuerdo, de tomar distancia de lo que se suponía que debía ser una buena obra, del canon del artista contemporáneo y joven de aquel entonces. No tenía otra opción que probar y equivocarme para encontrar algo que me resultara interesante o más sincero y que no me cerrara posibilidades en una sola línea de trabajo. Intentaba integrar la parte proyectual de las obras sin dejar de lado lo sensible, la parte afectiva que para mi era importante y lo es hasta hoy. Con algunos/as artistas que estaban cerca, en ese entonces, por ejemplo Sandro Pereira, estábamos trabajando con el autorretrato, la autobiografía, lo autorreferencial.
En esa época también, y es algo que se ha ido atenuando con el tiempo, tenía muy marcadas dos líneas en mis obras, una más narrativa, con obras que funcionaban en un devenir temporal, como las pruebas con videos cortos, el rollo, los cuadernos, y otras más “estáticas” como los autorretratos en tamaño miniatura que hacía desde fines de los 90. El personaje Mujer Rata era como un alter ego, como lo fue después Caperucita va a la Feria que mostré en un premio Petrobrás. “Retrospectiva” fue un intento de encontrar la forma de montar juntas obras muy distintas, y también de contradecir, digamos, el “mandato” de la sala blanca, prolija, de la muestra bien montada; de la precaución de no llenar el espacio; de cierta coherencia, en suma, unos criterios con lo que yo no me identificaba. Ya era un poco gracioso pretender montar mi retrospectiva con pocos años de trayectoria y eso era parte del planteo general que incluía cierto humor. Me dije: voy a ir con todo y mezclar, poner un montón de obras apiladas por un lado, mi mesa de trabajo llena de papeles allá, un sillón rosa en medio de la sala para que la gente pueda estar cómoda, pinturas muy disímiles una cerca de la otra. Sentí que la Baulera era un buen lugar para esa muestra, que de alguna forma me acompañaba en ese espíritu.
Si busco un hilo con las obras de entonces y de hoy creo que siguió el interés por el retrato, o quizás más bien por la imposibilidad del retrato como imagen o narración totalmente coherente para describir una persona. Y la curiosidad por los distintos lenguajes, por encontrar cruces entre ellos, algo que en ese entonces era más experimental y que ahora es completamente natural en las obras de los artistas.

Rollo (2003)
Cuaderno para dejar olvidado en un taxi (2004)
Mujer Rata viaja a Metrópolis (2005)
Mujer Rata, El Regreso (2006)
Mujer Rata contra Alcancía Pokemón (2006)
Retrospectiva (2005)
ZK: Entonces: ¿podrías pensar en el proceso de tus trabajos y reconocer etapas en ellas?

RM: Una primera etapa es la de mucha experimentación son mis ensayos de videos e instalaciones, mientras seguía trabajando con dibujos y pinturas que se salían del plano, con una intención de expandirse o dialogar con el espacio. Más adelante, desde 2008, y por unos diez años más, me concentré en desarrollar una serie de fotografías que se llamó simplemente “Álbum”. Esa segunda etapa me pareció necesaria porque ya quería investigar de otra forma, profundizar más en una sola dirección. Me embarqué en una serie que implicaba  la construcción de maquetas, a veces de varios metros de lado, el modelado de objetos con masilla y la fotografía de estos; que funcionaban como una intervención sobre conjuntos de imágenes preexistentes, en este caso las fotografías de mi álbum familiar. 
Con la serie de los Gobernadores volví al papel un tiempo, un trabajo sobre la serie de carbonilla de Lola Mora; y en los últimos años, desde 2017 o 2018 las maquetas salieron del plano de la foto otra vez hacia el espacio, sintetizadas, dejando detalles de lado, sin describir escenarios concretos. Un primer paso en esa dirección fue “Tres deseos” en la Cripta, donde tuve como punto de partida las fotos de cumpleaños para realizar unos objetos en un contexto no habitual como el de esta ex nave de una iglesia, con sus sonidos y luces muy particulares, distinta a otras salas.
El trabajo con distintos lenguajes, el autorretrato y el retrato, las imágenes de la cultura popular siguen presentes hasta hoy en mis trabajos. Y también, creo que lo más importante es lo que mis obras comunican de cerca, con su materialidad, trazos, brillos, en suma lo visual; una dimensión de contacto que no es la de las palabras.

ZK: Hablemos de “Album” (2007/8) y de “Intervención en el archivo histórico del Viejo Hotel Ostende” (2007). ¿Por qué los registros fotográficos, que te llevó a hurgar en esas imágenes? ¿Hay una búsqueda desde el recuerdo que queda plasmado en la imagen, cuál?

RM: Siempre me interesaron las historias de los lugares, de las imágenes. Si bien yo no trabajo a partir de una teoría en particular, creo que la deconstrucción como operación está presente en varias de mis obras. En la residencia de Ostende, a los participantes nos contaban la historia del hotel que nos recibía, una historia hermosa, y las fotos que estaban en las paredes de los distintos pisos eran parte de esa insistencia en el pasado como una marca del lugar, un tesoro. Entonces me pareció que mi diálogo con el entorno podía darse desde ahí, y con disimulo fui reemplazando algunas fotos por otras donde los personajes eran de masilla epoxi. La idea era evidenciar esa dimensión de la historia como construida, sembrar una duda, o simplemente aludir a las cosas que no se cuentan, ya que las fotos de familia muestran los momentos felices (y en este caso eran las vacaciones, las escenas de playa). Más que buscar un recuerdo, en el fondo quizás se trataba de amplificar el efecto de momento irrecuperable, congelado, fragmentario de la fotografía. Y, paradójicamente “darle vida” jugando con sus luces y sombras, paisajes, personajes, situaciones; tanto como con la forma de estar enmarcadas en el lugar que ocupaban como objetos.

de la serie Álbum (2007)
de la serie Álbum (2007)
Intervención en el archivo histórico del Viejo Hotel Ostende (2007) – (4 fotografías de 20 x 30 cm instaladas en la recepción del Viejo Hotel Ostende. Realizadas durante la segunda edición de RIAA, Residencia Internacional de Artistas en Argentina, del 5 al 20 de marzo de 2007.)
ZK: Hablemos un poco de algunas de tus últimas obras. “Tres deseos” que inicialmente se expuso en La Cripta, en 2018, que devino de “Album” (de 2008 a 2019), y que finalmente te llevó a incorporar la cerámica (2020 a 2021) busca mostrar el “lado b” del álbum familiar. ¿Cuál es ese “lado b”?

RM: Me parece que el lado B es ese que se escapa del sentido, que lo socava como una amenaza latente en la oscuridad. Por eso no podría describirlo, creo, porque sería caer en la trampa de construir otra historia alternativa… y creo que yo no podría hacer eso. Acepto que solamente puedo señalar, vislumbrar que hay ahí un orden impuesto, que lo que vemos en una fotografía concurre a un fin, que los elementos se ordenan según un orden preestablecido, lo que pone en evidencia que hay otro orden posible. Muchas veces las personas retratadas no son desconocidas, por otro lado, hay con ellos un vínculo; lejos de la ironía creo que hay algo de homenaje o cariño hacia ellos/as. 

Tres deseos, fotografía. Medidas variables, 2016.
Tres deseos (vista general). En Espacio Cripta. 5 de abril de 2018. Foto: Pablo Masino.
Tres deseos (detalle) en Espacio Cripta (2018). Foto: Pablo Masino.
ZK: “La niña y el volcán» (2021) y “Todo comienza a enfriarse” (2021) son trabajos en coautoría. ¿Cómo es trabajar con Rodro Cañás? ¿Qué te dejó esta experiencia? ¿Podrías hablarnos un poco de estas dos obras?

RM: Esos proyectos pareciera como si hubieran armado solos, no hubo planificación o un momento de reunirse y decir “hagamos una muestra”, sino que se fueron dando como derivaciones de largas charlas y cafés sobre las obras que nos gustan, sobre personas, trabajos, en fin las cuestiones que atraviesan nuestras vidas. Rodro es un gran amigo con quien ya participamos en muestras juntos desde la década del 2000. De esos intercambios de los últimos años surgió la primera muestra en La Rioja, en Un Muro, a partir de la invitación de Hugo Albrieu a Rodro, para exponer en ese espacio de casa y sala de exposición. Nos gustó mucho la idea de exponer en La Rioja y en esa sala en especial. Yo venía pensando algo para desarrollar en Tamañoficio, por mi parte, posibilidad que se había dado de modo más bien casual charlando con Alejandro Fanlo cuando estaba participando del ciclo “Conversaciones con Dibujos”,  de Sonia Ruiz, en la sala de la casa. 
Volviendo a “La niña y el Volcán”, esa primera muestra la hicimos en 2018 y la segunda, como una continuación, “Ahora todo comienza a enfriarse”, se pensó para Tamaño Oficio, y pudo concretarse muchos meses después de la pandemia en este año 2021. Lo que hicimos fue contarnos en qué andábamos, al principio, cada uno con sus piezas, sus personajes; yo con unos personajes femeninos (la abanderada, la niña, las hermanas) y Rodro más ligado a elementos del paisaje (los volcanes, las piedras);  y hacerlos dialogar entre sí y con el contexto de cada lugar. Nos unía la cerámica y la instalación. La muestra en Tamañoficio tuvo muchas versiones antes de la final, y creo que por eso, después de tanto trabajo previo, logramos componer una sola obra en un espacio a oscuras, llegar a una síntesis donde el piso de la sala se llenó completamente con carbones en una especie de paisaje quemado, donde se ubicaron dos piezas de ambos. En forma paralela se fue armando una especie de narración escrita también, que se enlaza a través de los textos de sala, de Horacio Silva.
A mi no me resulta fácil trabajar en grupo, adecuarme a los tiempos de otras personas, porque mi obra depende de unas condiciones particulares, como que no puedo adecuar algunos procesos. Pero con Rodrigo se da que nos respetamos los tiempos y por otro lado hay, claro, unas coincidencias, una retroalimentación constante sobre distintos temas, como una resonancia parecida. Y también hay momentos para complementarse. Concretamente, la parte de “diseño” de una muestra es algo que yo abordo siempre de modo más caótico y que Rodrigo suele tener más sistematizado. Pero no solamente eso, sus ideas tienen que ver con un manejo del espacio bastante ejercitado, además del trabajo con sus piezas. En mi caso suelo cerrarme más sobre los objetos. Hay una tercera parte de esta serie de muestras, el fin de la trilogía como le decimos, que se está armando de a poco en diálogo con una sala que cuenta con una colección muy rica y es un museo. En estas muestras hay un tercer “participante” que es Horacio, que cada tanto se suma a las conversaciones, está presente en todo el proceso y es quien escribió los textos de cada una de las muestras. 

La niña y el volcán (2021) – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
La niña y el volcán (2021) – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021).
La niña y el volcán (2021) – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
ZK: ¿Crees que el artista tiene o debe tener algún compromiso social?

RM: Considero que un artista puede tener compromiso social y trabajarlo de modo explícito en su práctica; no me parece que esto deba ser un deber con anterioridad. Siento que así planteado sería una exigencia, cosa que no me resulta acorde a la forma en la que operamos desde el arte en todos los casos. Pero por otro lado, el compromiso social atraviesa de distintas formas todas las obras e incluso a veces cuando el artista no es del todo consciente. También, como decía, hay artistas que trabajan desde ese lugar de modo claro y explícito. A mí me parece que no hay ninguna obra desvinculada de lo social, de modo más o menos directo. En cualquier caso, yo al menos suelo hablar de este tema con cierta prudencia porque el arte es una manifestación compleja, y sucede que las obras muchas veces exceden nuestras intenciones.

ZK: ¿En qué te encontrás trabajando actualmente?

RM: Estoy empezando un dibujo que se va a exponer como parte de las obras seleccionadas en el Salón Fortabat, haciendo una nueva versión de la que envié por foto (suelo hacer distintas versiones de mis trabajos), y bocetando algunas ideas en un cuaderno, que se están definiendo. Las llamo “expansiones del yo” provisoriamente, título un poco pretencioso, y consisten en una procesión de esculturas – autorretratos; otras son dibujos a partir de imágenes encontradas en internet; y una tercera: es una serie que implicará sentarme ante las hojas sin tener la menor idea de qué voy a hacer y que será como un ejercicio. Siento que voy a liberarme de alguna cosa desde ahí que todavía no sé bien qué es.


Algunas de sus obras:

  • Rollo (2003)
  • Cuaderno para dejar olvidado en un taxi (2004)
  • Retrospectiva (2005)
  • Mujer Rata viaja a Metrópolis (2005)
  • Cuaderno de Oriente (2005)
  • Sogni e conflitti (2005)
  • Selva (2006)
  • Mujer Rata contra Alcancía Pokemón (2006)
  • Cuenta regresiva (2006)
  • Álbum (2007)
  • Fire Bird (2007)
  • Proyecto E 1 (2007)
  • Proyectos para historieta (2008)
  • Caperucita va a la Feria (2008)
  • Sin Título (2008)
  • soy una mosca (2008)
  • Ciudad MR (2008)
  • Cabecitas de limón (2008)
  • carbonillas sobre pared (2011)
  • flamencos (2017)
  • Muñecos del destino (2018)
  • Emergenica (2018)
  • Universos Cercan – exposición en 2019 – concurso de artes visuales
  • Salón Museo Provincial de Bellas Artes Timoteo Navarro (2019)
  • CONVERSACIONES CON DIBUJOS 4 (2019) Artistas invitados al proyecto de Sonia Ruiz: Rosalba Mirabella, Nando Migueles, Hernán Lucero.
  • Letanía (2020)
  • Otra feria, #frescas en el Taller (2020)
  • 48 salón de Tucumán (2020)
  • La niña y el volcán (2021) – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
  • Todo comienza a enfriarse – Rosalba Mirabella y Rodro Cañás (2021)
  • Salón Nacional de Artes Visuales (2021)

Treinta gobernadores, collage, vista general, 30 piezas de 15 x 15 cm, en la muestra cuadro por cuadro, galería Jardín Oculto, Buenos Aires, 2010
Salón Nacional de Artes Visuales -foto lulú Lobo 2021
foto de Paula Carlino (detalle) en El Taller YB

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