«Tengo mis años, creo que eso es un poco». Entrevista a Ángela Jerez

Era el año 2003 o el 2004 o el 2005. En el Aula Magna «Salvador Allende» de la Universidad Nacional del Comahue, en unas Jornadas de Literatura Argentina en la Patagonia, se oyó de boca de su autora, una poeta neuquina, el texto «Poeta al sur o el arte de vivir». Ese texto fue incluido posteriormente en una antología titulada InSURgentes. La ronda de poesía estaba integrada por otras voces de nuestra ciudad, de quienes también se oyeron poemas. Pasó el tiempo y nunca más supe de poesía. Quedaba la impresión de la fuerza de esa voz. Una década más tarde, entablé contacto con esa gente. Pregunté por aquella mujer, la del 2003 o 2004 o 2005; otra poeta reveló su nombre: Ángela Jerez. «Digan quién es quién para unión de los hombres», dice en Esencia alquimia (2003), su primer título, publicado por Editorial Limón. Su segundo título es Absurdas (2017), editado por el sello local Ediciones del GenPin. Inconseguibles. Estamos hablando, aunque «ningún guión abarque la infinita conversación atravesada por lo incierto», como escribe en uno de sus textos.

Pablo Iglesias: Tu recorrido en la poesía neuquina está ligado a personas como Ricardo Fonseca. Hablemos un poco de esto.

Ángela Jerez: Ricardo Fonseca fue mi primer acercamiento a un grupo de poetas. Nunca antes había expuesto mis poesías, estaba en terapia en aquel momento y la conclusión era que vaya a un taller, por azar leí en el diario un aviso de Fonseca, Escuela de Sordos Nº 3, ahí conocí gente maravillosa, Mariela Lupi, Adriara Aredez y su hija Carmina. Era para mí el paraíso ese espacio de corazón batiente al leerle a los compañeros.

PI: Fuiste parte de la experiencia Limón, que según tengo entendido, comenzó muchísimo antes de que se editara esa serie de poemarios-publicaciones en la editorial Limón. Hablemos un poco de qué se trató Limón, qué significó o qué significa en tu recorrido.

AJ: Vivíamos todos en el Oeste, lugar de clase popular acá en Neuquén. Todos estábamos atravesados por lo económico, era 2001. Teníamos el imán de la pasión por leer, la solidaridad, la comida, los libros, los niños que alimentar. La poesía era la gran contenedora, el alma andaba por los altos, y en la calle la necesidad, la miseria y la violencia. Andres Kurfirst llegó como llegan muchos a Neuquén, tenía la belleza y el magnetismo de Rimbaud, por alguna cosa del destino recibió una herencia y la destinó a los primeros libros Limón, el armado, la lectura y la selección eran entre todos. Todos publicamos menos él. Darío Aguirre editaba, diagramaba y nos daba el gusto. Comida en común, vino en común, alegría.
De esta exuberancia salieron los eventos callejeros, plazas con comida poética, armado de libros, luces, todo municipal, lo político involucrado, otro paraíso. El poeta es el idiota de la sobremesa, un perro en la ciudad, por eso el grupo de contingencia y contención, que siguen al poeta en su derrotero. Un ideario de belleza, que no siempre es productivo, y así nuestra familia es la primera en ponernos frente a esto. Y ahí están los amigos haciéndonos libres. Leíamos, amábamos y comíamos, qué más podía pedir yo, al menos.

PI: «Yo también adoro las sombras», dice un verso de Juan L. Ortiz que leí ayer. ¿Cómo es leer, escribir, vivir poesía, desde las sombras? ¿Qué es la sombra?

AJ: La sombra es el lugar donde se sufre y se goza tranquilo. Al tener poca vida social, me siento libre. Tengo mis años, creo que eso es un poco. Por otro lado C. G. Jung habla de la sombra como aquello oscuro, lo terrible que nos habita, donde está también la materia prima para crear, por angustia por belleza porque sí.

PI: Esencia Alquimia, tu poemario de 2003, tiene un epígrafe de Pizarnik. Se me ocurre ahora que ya es un lugar común, en los poemarios de poetas de nuestro país, encontrar a Pizarnik en los epígrafes. No cualquiera llega a epígrafe. ¿Qué pensás de ese lugar?

AJ: Creo que ella es la gran maga. Dice lo que nosotras, dice como nosotras, abarca la tragedia bella de estar viviendo en este mundo de las palabras que son el doblefilo que el cuerpo sostiene como puede, con la muerte encima y atrás como dictando algo así como el alma argentina. Adentrarse en su mundo de duelo e intensidad, placer puro, el olor bello. El epígrafe es como tirarse de la mano del amigo y saltar al abismo de los ojos desconocidos. También dice de quiénes somos.

PI: «Poeta al sur o el arte de vivir», texto de tu autoría, es el primer texto de poesía patagónica que yo haya escuchado en unas jornadas de literatura patagónica, en una mesa de lectura donde participaban también otros poetas de nuestra región literaria. ¿Cómo es o qué es ser poeta al sur?

AJ: Ser al sur es pelear con el viento y tener la sensación de lejanía, los horizontes amplios. «Los atardeceres del sur del mundo tienen no solo la triste belleza sino lo que le falta a los ojos para ser cierto», escribí. Sensación de estar en el desierto, ver meseta en todo; en contrapartida, mucha pasión, en aquel mundo íntimo formado por los «venidos de otra parte». Los poetas del sur tenemos grandes espacios para susurrar, por eso somos desenvueltos. Tenemos lugares paralelos, utopías del aquí y del ahora, y de lejos, nuestras familias y nuestros barrios dejados, que nos miran.

PI: Absurdas, tu segundo libro, fue editado por Raúl Mansilla, en su sello independiente Ediciones del GenPin, en 2017. Pero me acuerdo que unos meses antes habías fotocopiado tus poemas y los habías armado como un libro que, decías, estaba hecho «en casa con plasticola y amor». ¿Cómo es la experiencia de hacer el propio libro, de coser las tapas de tu poemario, de venderlo por algunos pesos? ¿Qué significa que otro poeta edite tu poesía?

AJ: Hay algo de fetiche en ponerle el saco al niño, por si llueve; o hacerse un vestido para salir; quise hacer mis propias tapas por puro placer, un juego, aparte de lo económico, que sabemos no tiene valor monetario. No tiene precio la obsesión, el reciclaje de los dolores hecho belleza. Uno de los lujos que me dio la poesía fue conocer a Raúl, un gran honor para mí que reconozca mi escritura; gran poeta y generador de grupos. Leal y generoso. Compartimos y estuvimos en un todo de acuerdo; mis Absurdas son incorrectas y él las respetó, y las publicó. Mucho decir.

PI: Una vez te escuché decir que en tu vida pasada fuiste esclava. ¿De quién? ¿Cómo era esa vida? Contanos un poco.

AJ: Es un estado del ser. El esclavo está al servicio, vive el deseo de los otros y produce con su sangre. Las poetas nos queremos liberar y escribir ese poema cuando los niños duermen; el silencio es imprescindible. Libertad merecida por sentir todo el día un poema. El cuerpo gana todas las batallas / y conoce el castigo del pensamiento / alma que imagina, fondo de belleza. / Sentir en medio del apuro cotidiano es un logro / Que las palabras digan, / es magia pura libertad para esas cadenas.

PI: El pasado 31 de abril, los amigos y cercanos a otra poeta neuquina, Alejandra Kurchan, inauguraron una página web que corresponde a un proyecto interesantísimo que denominan «Universo AIK». Fuiste mencionada como una de las personas con las que AIK tuvo contacto.

AJ: A Alejandra Kurchan no sé cómo la conocí, gran pensadora, filósofa, apasionada hasta el dolor con su pensamiento, que también transmitía en su voz estentórea y era una fiesta compartir sus lucideces y rupturas. Con ella aprendí cómo ir de pensamiento en pensamiento sin perderse. Era la amiga, la generosa Kurchan. Empatizábamos y reíamos mucho, queríamos que la poesía estuviera en las calles en aquel momento menemista: pintamos sábanas con poemas y las colgamos en una diagonal céntrica para que todo el mundo leyera. Algo maravilloso. Disfrutábamos, leíamos, nos criticábamos, nos comparábamos y disfrutábamos.


Ángela Jerez nacida en Santiago de Chile en la primavera de 1961, reside en Neuquén desde el verano de 1986. Intentos de revistas. Cree en la poesía, cree en el arte. La Editorial Limón publicó en 2003 su primer poemario, titulado Esencia alquimia y en 2017, Ediciones del GenPin, sello independiente de Raúl Mansilla, publicó Las absurdas. Coordina talleres.


Poemas de Ángela Jerez

I

A veces pago así el estar viva
Niña, qué injusticias vengarás?
Qué sucede que pidió oscuridad y le fue dada
Porque laberinto y no más bien pasió así con los ojos al fondo del pasillo
No me toques por favor que estoy perdida

Las historias de amor
El tiempo tiene sus almohada para quien se vio a sí mismo frente al abismo
era la forma de un dolor antiguo
Desde la barda se ve el infinito misterio
Y vos?
No sabés cómo recortar tu rostro contra el camino
en cambio nosotras
las niñas del siglo pasado
sonreímos

(de Esencia alquimia, Limón, 2003)




La grilla en celo

Estalla mi imposibilidad de escribir, se hace latente y redentora... yo vine de rodillas a este lugar sagrado llevada por mis amores.

"mi destino me salvó de mi destino"

Estas manos que escriben tan leves y lábiles como mi destino, esclava cada vez que me quedé en la calle y ha sido mi casa como lo es ahora. Por qué estas ideas?... si sólo quiero describir un instante y contar un cuento real compuesto por la belleza que tenía un amor regalo de los dioses... lo sé por eso no puedo escribir.

En cada detalle dejado por mi inconsciencia la realidad se bifurca en mi saber amando.

Ellos, sólo carne y sonrisa, máscara comprometida en el imperio de los sentidos. Cuál, cuáles? La china sonríe y abre las piernas
No entienden porque genitles que el viento estira como cuera, con todo el tiempo y la palabra hueca, que se seca sola en un rincón de la realidad... que, | y | por | para | si... la absorbe... y ja ja ja... estalla en los detalles de saberse a sí mismo un cuerpo que escucha un relato.

Un amor enajenado y ausente, la falta de sostén, droga que draga el dolor dejado a duermevela.

"Ven que te amo" me escuché decir y la casa se estremeció de soledad

(de Esencia Alquimia, Neuquén, Limón, 2003)




Buscar Alquiler

Ah la antipatía esa vieja palabra demodé caminamos abriendo surcos ese es el problema, mira donde pisas qeu crece pasto sé fragil sé flexible sé liviana.
Intentar un paso ágil cuando todo es caminar buscando casa así dicho, lugar donde cantar una canciópn a voz en cuello. Neuquén de los sueños. Simple caos caminar caminar buscando alquiler y casa estar a la deriva, dejar el cuerpo suelto a su albedrío en la intemperie eres chiquito y risueño juego de unos pocos, como toda aldea deja el mundo a sus bestias risueñas, cigarra que la hormiguita en invierno. El río me cobija, no esperar piedad ir por la calle simple tranquila alegre buscando casa a la manera del amor y los zapatos que van tranquilos porque en este mundo funciona el dinero, la plata. No tengo. Ahí al que se tapa con cartones, el que duerme en una de las veinte habitaciones nada nos debe extrañar, nada menos que nada un niño pobre un niño con frío.

(de Las absurdas, Neuquén, del GenPin, 2017)




Estamos como los peces nadando cuerpo a cuerpo

La imagen cansa, cansa la tv, el vecino a quien le cuento la espera del cole y el tiempo nublado y cuánto tiempo por acá, esas viejitas inofensivas parecidas a mi madre, cuánto tiempo tiene usted para escucharme. Tan buenas siempre en sus casas y siniestras a la hora de esperar el cole o la comida tiene cuantos años, que mire a su edad yo estoy yo aquello parece que me escuchara hablándole a mi hija de logros en vez de escribir y dejar que el mundo viva
Estoy en casa y me roban el alma deseos y obsesiones, el estado de cosas contaminante, quiero alejar aquellas sombras que conviven en lucha diaria y dejan cuerpo dividido que piensa y se entretiene en la lucha patética erótica constructiva.
ay que cansados que estamos de la oferta oírla verla en la punta del aire mis palabras colgando al viento doblo las puntas del cartel oquedad de la verdad palabras de la oferta se llevó el viento. Pobres elementos naturales llenos de palabras y deseos artificiales, mientras tomaste tu rivotril antes de salir.

(de Las absurdas, Neuquén, del GenPin, 2017)




Aguafuerte Uno

Escuchar música lejos de todo. Momento del poema profuso. El día llega en postales, el cole, la ventanilla como decirlo, todos bien vestidos. ¿Cómo hacen?
Quisiera poder escribir las aguafuertes neuquinas. Espero el cole siempre con distinta gente, el único que viaja el domingo a las 7 de la mañana es el vigilante en contra de todo.
Ya he visto las chicas que la mañana encuentra furiosas y enardecidas. Las he visto con el botín de cuatro botellas y con la pierna abrazando a su amigo. Este la deja y bueno orina contra los autos su amigo la llama Belén Belén! También el río domingos y festivos llenos de naves que no dejan fondo de río. Agua niños brillando dando clases, escuchar música a todo fuego para decir. El río me muestra sus pájaros, su basura eterna renovación, no hay un día igual a otro orilla niño nadando extiende con sus gritos.

Tarea afiebrada de estar viva y sorprendida como niña que recién comeinza a estar en serio. Acepta lo bueno, acá también hay mujeres sin hijos. La pregunta por la completud siempre un misterio todo inspira todo fluye. Portón consecuencia de un destino un canto, si fue o no en vano tener estos hijos neuquinos bañándose todo el día el sanguche. Padre el gasto fijo la carga, moviendo la cabeza la fijación de siempre. Los programas y la tv y mi barrio recientemente pavimentado e inundado por claro guetos agudos de los autos y las fiestas ajenas la alegría es bienvenida no la sirena impertinente de la policía que se derrite el Grido en oferta.



I

El acto creativo te ve de lejos
haciendo tu alquimia en el justo pie del amor
esencia y deja tras la puerta fariseos

Allí golpean insistentemente
las necesidades excéntricas
que el mundo propone
artiicia de la vida boba
abriendo la puerta al obsesivo
busco los lápices los cuadernos las pinturas
y no sé qué decir

Ay Dios mío la llave de la puerta
a qué viniste?
pienso que el mundo me llama
a través de sus moscas y cucarachas
pienso que al matarlas se cura el mundo
quiero llorar a gritos matando

Insistentes las ventanas se baten con el viento
Hasta que entra un pájaro.
Como era yo antes?

(de Poemas coyunturales, inédito)

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