Acerca del Concurso de Cuento Corto – Mayo de las Letras 2021

Se anunciaron los ganadores del Concurso Literario organizado en el marco del Mayo de las Letras. Un certamen que estuvo ausente en los últimos años y que regresó, esperamos que para quedarse.

El Ente de Cultura de Tucumán organizó el Concurso de Cuento Corto del Mayo de las Letras 2021, en el mismo se otorgaron diversos premios por un total de $250.000.

El certamen contó con un jurado conformado por la Doctora Liliana Massara, la Licenciada Adriana Lucero; ambas académicas de la UNT y Horacio Elsinger, Director de Letras del Ente de Cultura.

En torno al rol de jurado Adriana Lucero señalaba que “ser jurado literario resulta siempre una experiencia estimulante en muchos niveles. Implica además la posibilidad de «escuchar» nuevas voces que, a través de la ficción, tienen mucho para decir. 

La convocatoria del Concurso de Cuento Corto Mayo de las Letras 2021, permitió justamente que estas voces se manifiesten, superando además todas nuestras expectativas. Con una masiva participación (se presentaron aproximadamente 500 cuentos) pudimos leer relatos muy variados, lo cual demuestra un vivo interés por las letras y la grata presencia de una actividad literaria tucumana que está en permanente movimiento y diversificación. No fue fácil la selección entre tantas obras, pero la posibilidad de premiar a 15 menciones (además de los tres primeros lugares) nos permitió expandirnos en criterios y destacar aquellas producciones cuyos méritos literarios no pasaron inadvertidos. Para la determinación de los ganadores, y en un acuerdo unánime, se tuvo en cuenta: la estructura del texto, el manejo del lenguaje y de los recursos narrativos, la coherencia y cohesión entre los elementos del relato, el estilo empleado, desarrollo de la trama y de la tensión narrativa, originalidad y creatividad en la presentación del tema. 

Quiero destacar que, como miembro del jurado, me he deleitado con las producciones enviadas y, particularmente, considero que concursos de este tipo son espacios necesarios, vitales y siempre enriquecedores para las letras tucumanas”.

Charlamos con tres de les autores que obtuvieron menciones en el certamen. Natalia Trouvé con su cuento “Broches en el pelo”, Franco Caraccio por “Quién te enseñó a bailar” y Javier Aguilar, autor de “Rabito. 

Daniel O: Natalia, Cómo te enteraste de la noticia?

Natalia Trouvé: Me enteré de la mención porque comenzaron a felicitarme en un grupo literario de WhatsApp al que pertenezco, «El refugio de la palabra», coordinado por la querida poeta Natalia Zanotta. Fue una linda sorpresa que me llegue la noticia a través de las compañeras que aman la palabra tanto como yo.

Daniel O: En el caso de ustedes, Franco y Javier, cúal fue la sensación al enterarse de la noticia?

Franco Caraccio: Siempre es bueno que reconozcan un cuento propio. Así sea con una sonrisa o un gesto de asombro como con una mención provincial. A pesar de que ya tuve menciones anteriores con cuentos como La Guerra Pluvial y Lo Familiar, dos cuentos que están en el libro Don Palabras, esta mención tiene la particularidad especial de que el cuento será publicado junto con los tres cuentos premiados y catorce menciones además de la mía. Eso hace valorar aún más la mención.
Javier Aguilar: Cuando me entere me puse contento, con un poquitito de sabor amargo porque venía trabajando mucho para estar en el podio. Soy de los famosos caza concursos, me dedico a trabajar mucho los cuentos para llegar al podio, tener la posibilidad. Aun así, muy contento porque fueron más de 450 los trabajos enviados.

D.O: Qué nos pueden decir de sus cuentos?

F.C: El cuento corto se titula ¿Quién te enseño a bailar? Es una historia triste que se construye a partir de lo que considero es el lenguaje grotesco del argot tucumano. Su invención es una reacción a entender la literatura como arte cuya única finalidad es meramente estética y de entretenimiento pasivo del lector. No afirmo que esa finalidad no sea válida sino, que para mi vida personal, la literatura tiene otro significado y otro destino. En este cuento específicamente se utiliza como una herramienta de denuncia social intentando que el lector empatice con los perdidos y marginados que todos los días nos cruzamos en las calles de Tucumán.
N.T: Mi cuento tiene la voz de una mujer y, tal vez, la de muchas mujeres. Habla sobre esas heroínas invisibles, cercanas, que muchas veces no entendemos pero que son las indispensables. Nuestras ancestras. Las que ya se fueron. Las que aún están aquí. Comprenderlas nos aclara. Porqué hacen lo que hacen, porqué viven como viven. Porqué sienten lo que sienten, que les pasó. De dónde vinieron y hacia dónde se dirigieron. Porqué naufragan, lloran, sufren. Porqué su rastro deja una huella tan profunda. Porqué nuestra voz hoy, finalmente y a través de ellas, se hizo una marea inmensa. Esta historia es una forma de acercarnos. De bucear, de hundirnos en ese sagrado vientre. De entender nuestras raíces. Interpretar. Percibir. Ser la piel de un ser amado. Sentirlo propio. Iluminar. Ésta historia es un fragmento de la mía, y posiblemente de la de muchas. Mi abuela, tu abuela. La infancia. La danza familiar. Lo cotidiano y lo simple. Lo común. Nuestro lenguaje. La vida. El gen. El soplo. Somos la madre, somos la cría. 
J.A: Con respecto a mi cuento les puedo contar que pertenece al género negro. Vengo trabajando hace un tiempo en este tipo de literatura. Participé en otros concursos con él, gané primero, segundo y tercer premio. Aún estoy aprendiendo hay mucho que aprender. El cuento en esta ocasión se llama Rabito.

D.O: Qué opinás sobre los concursos?

N.T: Sinceramente he participado muy poco en concursos. Cuando era más chica tenía una fuerte sensación de que podrían llegar a hacerte perder la fe. En tu trabajo, en tu forma de expresión, en lo que estás creando; que también habla de quién sos. En ese momento, en ese contexto, en determinada circunstancia de tu vida, en algún punto del camino que estás transitando. Los concursos suelen generar la idea de medida. De comparación con un otrx. Y eso puede llegar a ser terrible, innecesario, distrayendo tu atención de lo realmente importante. Pero últimamente sí, los he mirado como un incentivo, un empujoncito, una forma de concretar cosas que hago y tengo pendientes. De animarme a mostrar esto que me atraviesa, que necesito decir. Que surge de mí.
Me pasó con éste concurso y con el del Festival Nacional del Limón, que me ayudaron a gestar y a parir: una canción, un cuento. Escribo desde casi siempre, tengo poesías, relatos, un libro en proceso y un libro álbum terminado que quiero ilustrar yo misma pero ahí están, esperando un turno para abrir sus pequeños ojos al mundo. Su boca, su vientre, sus manos. Mis entrañas. La música en la palabra.
F.C: En circunstancias periféricas como la nuestra me parecen imprescindibles. No tanto como situación de reconocimiento institucional sino como motivación y reconocimiento de la creación de historias como un tema serio e importante a niveles sociales. Una comunidad que aliente a la escritura y lectura va a provocar lectores y escritores y puedo afirmar que nada malo puede surgir de ello, más bien todo lo contrario. Por supuesto los concursos literarios se tienen que complementar con otros eventos, como ser cafés literarios y revistas culturales. Por eso en Escuchara siempre priorizamos, junto con el concurso literario Eduardo Perrone, estas tres aristas.
J.A: Los concursos literarios, en mi opinión, son fundamentales. Uno puede construirse como escritor a partir de los concursos literarios. Más allá de tu formación debes hacer talleres, formarte. Creo que el avance se puede distinguir en los concursos. Para mi es más que un incentivo, es todo,. Cuando me pongo a trabajar siempre es para un concurso. Es emocionante cuando entre tantos eligen tu cuento, sin saber quién sos, solo el cuento es tu representante.

D.O: Muchas gracias chiques por su tiempo y buena predisposición para esta breve entrevista, y felicitaciones!


Les compartimos la lista completa de los resultados del concurso:

Primer Premio el cuento El vuelo del colibrí, de Mariano José Griet  (seudónimo Lupercio López); el Segundo Premio El viejo Caro, de Fernando Luis Pantaleón Pérez (seudónimo Señor Chandler); y como Tercer Premio el cuento El Velorio, de Martina Colombres (bajo el seudónimo Nise).

También determinó sin orden de mérito las siguientes menciones:

Quién te enseñó a bailar, de Franco Caraccio (seudónimo Jerek).
Broches en el pelo, de María Natalia Trouvé (seudónimo Caminante Rojo).
Lotería, de María Paula Melano (seudónimo Pau). 
Superhéroes, de Alejandra Aguirre (seudónimo Alejandra AVaFa ).
Los otros, de María Agustina Barrios (seudónimo Señor B).
Ruletas, de Francisco Ramiro González (seudónimo Ieronimus). 
Rabito, de Javier Alejandro Aguilar (seudónimo Joslé).
¿Ahora crees?, de Rodrigo Fernando Gutiérrez (seudónimo Nagasaki Kioto).
El sueño de Endimión, de Santiago Micale (seudónimo Lucio José Torrente). 
Hospital, de Sixto Eduardo Robra Prieto (seudónimo Enoch Emery).
La entrega, de Natalia Paola Reinoso (seudónimo Laila Reifer). 
El que no tenga un ego espantoso que tire la primera piedra, de Nicolás Sancho Miñano (seudónimo Nasario).
Pajaritos, de Ricardo Miguel Reinoso (seudónimo Bartleby).
Nuestra Vecindad, de Juan José Genisans (seudónimo Rocco).
Destino, del autor Juan Ángel Cabaleiro (seudónimo Flor Azul).

El regreso de los certámenes de organismos oficiales retornó este año a la provincia de Tucumán, algo que era esperado por muches. Esperemos que esto sea solo un inicio de mejoras en las políticas culturales locales. Punto álgido que es tema para otra nota.

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