«AGORASOFÍA» de Carlos Maximiliano Guzmán

¿Hijita, cómo estás?, bien, bien. ¿Cómo anda todo en tu casa? Papá pregunta si necesitas plata, aunque sabe que tu marido trabaja pero viste como es el viejo, siempre te malcrió y piensa que ahora que se vienen las vacaciones de invierno, quizás necesites un poco de plata para llevar los nenes de paseo al Sur. A vos que te gusta tanto el Sur. Pero bueno, no te llamaba por eso. ¿Viste las noticias?, en la televisión andan diciendo unas cosas espantosas que pasaron cerca de tu barrio. A Papá le dio miedo cuando le conté, me dijo que te diga que podías quedarte un mes o dos en casa con los nenes y tu marido hasta que la cosa se calme. 
Ya sé que no tenés miedo, que estás tranquila en ese departamento, que Marianito es buen tipo y los cuida, ¿pero no viste en serio las noticias?, ahí el Andino dijo que hubo robos, que anda gente en moto robando cosas y que te apuntan con una pistola y te piden todo.
Nosotros acá también estamos con un poco de miedo, será por las circunstancias de ser viejos y tenerte lejos. No nos acostumbramos y eso que ya pasaron quince años desde que te fuiste a vivir sola. Hija, hijita, escúchame, ahí en la televisión se pusieron a hablar de que el barrio está peligroso, salieron algunos vecinos tuyos, calculo que serán vecinos tuyos, viven cerca de tu edificio. 
Uno de esos dijo que la cosa está tremenda, que tienen miedo y andan con ojos en la nuca cada vez que salen a hacer compras a los kioscos o supermercados de la zona. 
Uno de tus vecinos contó que a la hija le robaron y a mí se me heló el corazón, me entenderás porqué. Quiero que estés bien hijita, que mis nietitos se críen sanos y salvo.
No me parece bien que Marianito te exija hacer la cena, ir a comprar las cosas para la cena a estas horas. No me escuchás cuando te digo que están diciendo cosas en la tele. Sí, están diciendo cosas de tu barrio. Los periodistas andan como locos, avisando que hay que tener cuidado, una vecina tuya contó algo que me partió el corazón. Te habrás enterado, calculo. Esa vecina tuya cuando le pusieron el micrófono se puso a hablar, primero empezó hablando lento, después se le fue apurando la voz, pero apichonando la cara, se empezó a desfigurar, al parecer hijita, al parecer la vecina de tu vecina, al lado de tu edificio o a unas cuadras, donde hay otro edificio. Te habrás enterado, estoy segura, porque salís a la calle y tenés que haber visto. ¿Ya sabés de lo que te hablo?, no, ¿cómo que no sabés?, te digo hijita, te digo y me siento tranquila de saber que ayer no pudiste salir a la calle, que los nenes estaban molestitos, con dolor de estómago. Te explico, vos que no miras los noticieros porque decís que no te gustan las malas noticias. Ayer parece, contaba tu vecina, que otra vecina salió a hacer las compras al supermercado, al Coto y dejó a su hija adolescente durmiendo. Estaba todo tranquilo, la vecina que contaba eso lo contaba como si fuera algo suyo, quizá es una prima o no sé pero la cosa hijita, es que la vecina, salió de compras y dejó a la hija durmiendo, al parecer, la hija adolescente andaba con problemitas porque quiso salir, no se sabe bien a qué y se le trabó la llave en la cerradura de la puerta. La vecina de la vecina dijo que se escuchaban gritos, que no sabía de dónde venían. Después se enteró, viste, como todos. Dijo que se empezó a escuchar gritos, que golpeaban la puerta, pero ella no hizo nada. A mí me da que dudar si esa vecina es buena gente, pero lo que paso, hijita, lo que paso y contó la señora…ay, se me quiebra la voz porque pienso en tus nenes. Lo que pasó fue que esta chiquita, esta adolescente, parece que no se aguantó quedarse encerrada, además no se podía comunicar con la mamá, que seguro andaba comprando queso rallado, harina, manteca, coca cola y vaya a saber qué más cosas. Pienso que seguro le compro algo a la chiquita, pero bueno, lo que pasó, que contó esa vecina es que se dejaron de escuchar los gritos, todo se quedó en silencio y ella planchaba, ella planchaba tranquila mirando a Mirtha hasta que escuchó que unos vidrios se rompían y después, un segundo después, escuchó un “clac” que venía de la vereda. Obvio que la señora salió a ver, ella lo contó así, que salió a ver por la ventana de su departamento y que gracias a ella otros vecinos se enteraron, porque se puso a gritar y a llorar, que llamó al marido que dormía la siesta para avisarle lo que había pasado. Ah, ahora te acordaste…viste, te ibas a acordar hijita. Sofía se llamaba la chiquita, parece que no aguanto quedarse encerrada. Ah, ¿vos viste la ambulancia o la escuchaste? Mirá vos cómo es la vida. Tu vecina contó que llegó la mamá y fue un llanterío. Menos mal que tenías a los nenes adentro, hijita. Menos mal. Pero te digo, fíjate si tenés una buena cerradura, no vaya a ser que a mis nietitos…ay, no quiero pensar. Andino se lamentó por lo que contaba tu vecina. Andino es tan bonito. Lástima que no fuiste al mismo secundario que él. Me hubiese gustado que se conocieran, quizá… pero Marianito es buena gente, yo confió en que te cuida y te ama. A tu Papá no le gusta como lo mira. Quizá está enojado con él o él está enojado con Marianito, la cosa es que no se llevan, viste. Aunque tu papá mienta, yo sé que no se llevan bien. Quizá es porque ahora ya no estás con nosotros. Me decís que tenés que ver a los nenes, que Franquito anda llorando. Está bien, hijita. Si la ves a la vecina, a cualquiera de las dos vecinas, decile de mi parte, que rezo por la chiquita. También rezo por vos y los nenes. Después andá al médico y hacelo ver a los nenes, quizás también tienen ese Agora que tenía la chiquita. Hay que andar precavidos hija, pensá en esa mamá… pensá en esa mamá, vos que ya sos madre. Bueno, bueno, te quiero mucho. Acordate de decirle eso a la vecina, si la ves, si no la ves, no importa. Te quiero hija. Saludos a los nenes y a Marianito. 

Carlos Maximiliano Guzmán: Nació en Recreo, Catamarca, en 1991. Estudió cine y televisión en la universidad de Córdoba. Ha publicado cuentos en Espacio Menesunda (Catamarca), Revista Gualicho (Córdoba), El Rompehielos (Tierra del fuego) , Diario Hoy Día (Córdoba) y La tuerca andante (San Luis). No tiene libros publicados.

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