Fragmento del libro Parte del relámpago. (Montevideo, Astromulo:2021) (…) a veces me quedaba días enteros escuchando los círculos que abrían el cielo no era casual que me golpearan en la frente con un escupitajo que volvieran a tirar piedras a mi sien o a mi centro feroz que no escuchaba del todo mi madre hablaba con Dios para que hiciera algo persignándose para que el supremo volteara ante una montaña de huesos pero Él me miraba como los atardeceres y sonreía como sonríe el mar cuando lo besas no pude verle los ojos con tanta luz no pude hablar ante el terror solo canté por desesperación no sabía que eso era la magia sufría madre ella porque no lograba oír la constelación debajo de mi nombre la música que ella soñó cuando creyó que moría porque yo caminaba lento en la noche sojuzgado por lenguas parecidas al fuego desatado rodeado de monstruos sabios que amedrentaban contra el habito sufría la rezadora cuando yo [encerrado] torcía el curso de mi herencia tan pequeño bestia comida por la luz de la cúspide en ese entonces sentí odio y aprendí a escribir sobre el agua yo escribía y no sabía escribí mal y caían semillas de mi boca jamás pude explicarlo odiaba el hambre y se lo dije a cada gota de lluvia escribí la primera letra de mi nombre e inicié una guerra la hoja se llenó de sangre que luego bebió la gente sola hice una raya en el río y mi hermano miró su nombre en el cielo escribí mal mi segunda letra y el cuerpo se diluía el corazón crecía con cada vocal pronunciada escribí erre o jota a ese y me entraron a golpes con huesos recién sacados del camposanto escribí mal porque escribí con barro, con oscuridad de campo, con lágrimas del que se muere me dejé intervenir por las historias que me contaban los árboles las historias hechas de ritmo que siempre amé porque no imitaban mi lengua así empecé a besar a toda la humanidad en la boca y a escuchar los muertos que llegaban cantando desde las carreteras del cielo que están en el otro cielo con otro cielo con otro… sacudiéndose la tierra de los pies mi infancia fue un mensaje para este día los árboles me lo recuerdan cuando llegan a bailar el viento también desde ahí no pude ser serio ni la muerte lo hizo porque mi abuelo mató la muerte abrazándola porque no le gustó su fiesta, porque nunca será el viento que mueve las estrellas en el poliedro mundo bien la intensidad de su silencio fue lo importante haciendo lugar para las semillas en el centro de la herida y me dio agua de la casa adentro del agua la que se esconde de la gente miedosa hecha para los enfermos, para la sed mal desconozco si él colocó esta laguna en mi mano mi abuelo y no fui el mismo después de mi primera muerte quería vivir para encontrarme contigo acá: en el lugar donde la palabra dice espantando los que no quieren mirarse frente a frente (otra vez) uno vuelve del indecible oscuro por los abrazos (otra vez) aunque siempre te hable de lo mismo (otra vez) te lo cuento porque yo no lo recuerdo no sé hablar te lo canto por necesidad otra vez me fui muy lejos sin despedirme fue la primera vez que vi llorar al demonio desconsolado no podía hablar no pudo cantar empecé a caminar por los bosques más viejos de este país en el oriente llamado por diamantes, polvo de oro solar que luego dejé en chozas cayéndose un vacío que me llamaba luego huiría porque sabía que nada de eso me faltaría al toque del alba en un largo camino de tierra me recibieron con un reguero de niños muertos de hambre de sus vientres abultados salían pequeños cactus donde dejé parte de mi sangre los pequeños cadáveres se fueron confundiendo con la tierra era el reino del oro que pocos podían beber sin odio el sol iracundo hacía nido en el cielo de zinc herrumbrado con hambre ahí nadie podía leer me dijeron los ancianos moribundos entonces me adentré solo buscando mi lengua detrás de mí venían serpientes embobadas por mi sudor esparcido en el lodazal jamás pensé que ese camino me llevaría a ti ya te conté que una boata serpiente durmió en mi pecho pero la dejé en su nido le canté algo mientras se enroscaba a mi cuello mientras me desmayaba en el boquete del árbol más grande ahí supe que nada se me negaría porfiado caminaba sin norte alguno arrancando desde la zona umbilical ahí vi los árboles por vez primera y el silencio que calmaba el cielo herido y movilizaba el mar tenían una llama viva en el ojo de la rama no olvidaban sus pasadas manos inútiles enredadas a tantos colores no daban su sangre por una falsa sombra y planetas colgaban del ramaje y confirmé que era el cielo el que formaba el puente a la cima y vi que eran ellos los que abrían un círculo en el crepúsculo libres ahí todo me llegaba pero sentía nostalgia en el cielo se escuchaba la fiesta de los magos el tamborileo venía de los orígenes del día ese ritmo feroz los escuchas ellos con todos los instrumentos rotos la música viva hacía viento como el día que nací estaba destinado a encontrarme caminé muy lejos buscándome me volví lector por ello volví a escribir sobre el agua
Jairo Rojas Rojas (Mérida, Venezuela, 1980) Licenciado en Historia del Arte, librero y terapeuta Shiatsu. Integra el colectivo de poesía y música La casa inmaterial. Ha publicado los libros de poesía: El cuerpo constelado (2021), Parte del relámpago (2021), Geometría de la grieta (2020), Pasear lunático (2018), Los plegamientos del agua (2014), La O azul (2014) y La rendija de la puerta (2013). Ha sido galardonado, entre otros, con los premios: XX edición del premio de poesía Fernando Paz Castillo (2014) y la XIX Bienal Literaria José Antonio Ramos Sucre (2013). Parte de su trabajo ha sido incluido en las antologías: Nos siguen pegando abajo. Brevísima Antología Arbitraria Colombia-Venezuela (2020), Nubes: Poesía Hispanomericana (2019), El puente es la palabra. Antología de poetas venezolanos en la diáspora (2019), Uruguachas. Poética en Uruguay, 2018, #Nodos (2017), Del caos a la intensidad. Vigencia del poema en prosa en Sudamérica (2016).
Algunos de sus libros se pueden descargar en los siguientes enlaces:
https://eltallerblancoed.files.wordpress.com/2020/06/geometrc3ada-de-la-grieta-1.pdf
https://poesiavzla.files.wordpress.com/2018/08/los-plegamientos-del-agua-jairo-rojas-rojas.pdf
Foto portada de Virginia Mesias
Foto bio de Rai Barboza