Conversamos con Ana Frandzman sobre su trabajo con la poesía visual. Hacemos un recorrido por este concepto que la autora viene trabajando desde espacios como “Trozeada”. Recorremos las manifestaciones poéticas inspiradas en aquellas primeras lecturas de Ana, tiempos en que Oliverio Girondo, Mujica Lainez, entre otros, despertaron una inquietud y un interés que la ha llevado a generar una propuesta poética novedosa.
Ana Frandzman es psicóloga con orientación en psicoanálisis, autora de notas sobre psicoanálisis, filosofía y literatura, y de la muestra de poesía concreta trozeada donde juega construyendo y deconstruyendo la palabra a través de la unión de formas escritas y visuales. Además, incursiona en ensayo y poesía. Dentro de su hacer también encontramos el bordado como otra forma de entretejer sentido.
Ana Frandzman: Podría decir que la poesía visual tiene la edad de la poesía misma. Desde Simias de Rodas, 300 años a. C. y su caligrama El huevo que propone una lectura alternada, hasta el simbolismo del golpe de dados de Mallarmé y las vanguardias, con Apollinaire y Huidobro. Hacia mediados del siglo XX aparece la poesía concreta. Esta corriente se aleja de la poesía tradicional, y apuesta a la creación de otro poema a partir de yuxtaponer, anteponer, contraponer, entre otros recursos, las palabras, o también las unidades que las componen, es decir las letras, para generar una elaboración novedosa. Pone el acento en lo que se ve para alterar lo que se escucha.
AF: Desde muy chica me interesé por las palabras y sus formas, sus juegos. En la pubertad, una queridísima amiga me acerco un libro de Oliverio Girondo y quedé fascinada por el modo en que combina, de manera concreta, lo que dice y cómo lo dice, haciendo aparecer en este movimiento, otra cosa. Un tiempo después, me encontré con los poemas dibujados de Mujica Lainez en su libro Luminosa Espiritualidad, la dulzura de los versos graficados me conmovió pudiendo a través de ellos, asir otra cosa, acercarme a un más allá del poema.
Trozeada, que, en cierto modo, comparte varios de los lineamientos de lo que sería la poesía concreta; surge como un efecto de lectura, también de escucha y de escritura. No podría definir si fue por la influencia del psicoanálisis, como analizante y como analista, o por las lecturas poéticas, ensayísticas, literarias que conforman mi subjetividad en continua alteración. Diría más bien que surge de la confluencia de todo lo que, hasta hoy, ha pasado por mi como lectora y, también, por haber sido leída; que esos tres registros, que la palabra habita, comenzaron a moverse dando lugar a otro decir.
De repente, porque ese es el registro del acontecimiento, comencé a leer o a escuchar dos palabras en una; a encontrar en lo que se dice lo que se esconde, su negativo. Sin ir más lejos, el otro día leyendo las noticias; ¡leí mensual y menstrual! (risas). Entonces, la palabra, como combinación de letras, comenzó a manifestar relieves.
Al comienzo, las escribía por ahí; en notas en mi celular; luego en papelitos que empecé a pegar en la pared de mi casa, hasta que en un momento la pared se volvió una instalación. Un día andando en bicicleta pensé, la palabra está trozeada y así surgió el nombre, como efecto del movimiento.
Trozeada es una invitación a jugar, a jugarse en lo falible de la palabra, a conmover sentidos que parecen inmutables o consolidados. Es una invitación a desafiar lo establecido a través del plegado, despliegue y repliegue de la letra. Hace el camino que va de lo unívoco al equívoco, para agujerar lo que se lee, lo que se escucha. Llamo trozeada a aquella palabra que se transforma en otra, aislando solo una parte.
AF: Si, trozeada es una propuesta lúdica, a desacomodar, incomodar lo que hay. Wim Wenders, un director de cine que me gusta mucho, dice algo así como “cuando un lugar esta vacío puede empezar a contar algo”. Creo que para, como vos decís, poder encontrar ese algo otro que está ahí se necesita hacer un espacio, descontar algo de la materialidad. Como ese juego de mesa senku, para poder jugar, uno, solo uno, tiene que faltar.
Es porque algo no está, que lo otro se puede mover dando lugar a hallazgos, creaciones, invenciones. Trozeada intenta la in(ter)vención, haciendo lugar para que pase otra cosa.
AF: Es muy lindo este modo que utilizas para referirte a la relación entre las palabras que revela trozeada. Creo que, hay algo de eso que sucede en cada uno de nosotros, como experiencia subjetiva. Lacan usa un neologismo: “éxtimo”, para referirse a aquello que siendo absolutamente familiar se vuelve extraño, extranjero.
En trozeada, pasa algo parecido, sólo basta con extraer alguna letra, o una silaba, para que lo inesperado acontezca en el seno de lo conocido. Para descubrir lo oculto.
Lo que me cautiva de este experimento es que, es la sustracción que produce el movimiento. Da cuenta, de manera estructural, que para que algo pueda transformarse, debe perder una parte.
AF: Precisamente esa es una de las apuestas más fuertes: elongar el pensamiento para alcanzar el sinsentido, el doble sentido, otros sentidos. Busca mostrar cómo la palabra puede estirarse, acortarse, endurecerse, agitarse, emocionarse. Deleuze dice que cuando se constituye un territorio nace el arte, y este se delimita a través de posturas: besarse, levantarse. Una postura, cuando no se inmola en la pose, radicaliza la potencia del movimiento como aquella acción que permite el cambio de posición.* Trozeada es una forma de hacer del cuerpo un verbo y viceversa. Es una oda al movimiento. Pensar la palabra como territorio de elongación, suspender la certidumbre de estar en una posición, estar haciendo en lugar de ser, es poder transformar ese poseía en poesía.*
AF: Cuando nacemos, es por ser hablados que tomamos noción de nuestra existencia, “es porque me hablan que sé que existo”: el modo en el que nos hablan nos permite apropiarnos de nuestro cuerpo. Por lo tanto, si el cuerpo está hecho de palabras, la relación con la palabra dará cuenta de la relación con el cuerpo. Si la palabra se enquista nos deja inmóviles.* Barthes dice en Fragmentos de un discurso amoroso “Lo que resuena en mí es lo que aprendo con mi cuerpo”, justamente ese es el corazón de trozeada, una invitación a leer de otro modo; cada cual a su propio otro modo, una lectura que involucre el cuerpo a la vez que lo afecta, una interpretación que lo mut(il)e, que lo transforme. Si la palabra se mueve podemos establecer una relación subversiva, con nosotros, y con los otros.*
Y, en este sentido, las posibilidades podrían ser infinitas en la medida en que no somos sin el otro. Si la palabra se mueve, la lectura también.
AF: Es muy interesante esta pregunta. Anne Carson, poeta, ensayista y traductora canadiense, refiere sobre esto en uno de mis libros favoritos Eros, el dulce amargo. Ella dice que, justamente, “Un juego de palabras es una figura del lenguaje que depende de la similitud del sonido y la disparidad del significado. Combina dos sonidos que encajan perfectamente bien como formas auditivas pero que difieren de manera insistente y provocadora en cuanto al sentido.”
En esta línea, no diría que los significados son opuestos, ya que no necesariamente sucede de esa manera, tomaría las palabras de Carson: los significados difieren provocativamente. Me gusta mucho esa forma de pensar la diferencia como provocación; y esa observación de que la misma solo puede entrar agujereando lo similar, lo asonante. De hecho, hay una trozeada que también lo revela: dis(i)par. Lo disonante muchas veces debe disfrazarse de armónico para poder aparecer, ¿acaso no es eso lo que sucede en los sueños?
AF: Hasta el momento, ha tomado forma en instagram como @trozeada y en una muestra colectiva como instalación realizada sobre pared. En ambos espacios el diálogo que se abrió, y se sigue abriendo con los lectores, me sigue sorprendiendo. A través de instagram me han escrito compartiéndome nuevas palabras que surgieron de la lectura o la escritura, enviado poemas concatenando trozeadas o incluso reflexiones filosóficas sobre el verso y el reverso de cierta palabra. En la muestra, el efecto en la gente se vio manifestado en las lecturas de la pared; poder observar como prevalece una palabra frente a otra en el ojo del espectador, y qué resulta de eso vuelve al lector un creador, deja de ser pasivo para ser una parte fundamental de la puesta en movimiento de la obra.
No hay escritura sin lector, y creo que trozeada radicaliza la importancia de éste; ya que cada quien significará desde su propia subjetividad la relación entre las palabras que relaciona una trozeada. Asimismo, como vos bien decís, esta propuesta es colaborativa, surgió del dialogo con otros y otras, y se enriquece constantemente de y por los lectores. En ese sentido, la afectación que se produce es fértil, ya que prepara el terreno del cuerpo para nuevas ocurrencias, y el modo en el que se multiplica es sumamente veloz.
Es algo que no me esperaba en absoluto, y por supuesto, también me alegra enormemente.
AF: Creo que este proyecto, por llamarlo de algún modo, es infinito, y en ese punto también irreductible. Por un lado, una vez que se escucha, o se lee una palabra como otra, es muy difícil poder volver al estado anterior de las cosas. Esto produce un efecto de revelación y de relación con la lengua que puede ser puesto en juego de diversas maneras. He pensado en hacer juegos de mesa, rompecabezas, en mi cabeza ha tomado muchas formas que podrían eventualmente concretarse.
Por otro lado, me pregunto qué pasaría si jugamos a este juego en otras lenguas, si funcionaria del mismo modo. El otro día vi una publicidad en la calle que decía window (ventana en inglés) y leí widow, que quiere decir viuda. ¿Cómo será la relación entre lo que se vela y lo que se devela en otros idiomas? Los distintos aspectos o vertientes que puede tomar trozeada, al momento, no se agotan.
AF: Falta muy poco para la publicación del libro y eso me tiene sumamente entusiasmada. Me gusta que pueda tomar otras formas, que se concretice, en este caso, sobre el papel. Fue un gran desafío volcar en una hoja estas ideas, sin que pierdan el movimiento. Es un libro muy visual, utiliza distintos recursos para apelar a lo lúdico, como por ejemplo caligramas. Afortunadamente, su elaboración se produjo, en un diálogo permanente con interlocutores más que significativos para mí; personas por las que tengo un gran afecto. Trozeada no busca la coincidencia, sino más bien expandir el horizonte del sentido. Ya que, como dice Proust, “no hay certezas, ni siquiera gramaticales”.
*Las frases o ideas referidas en itálicas con asterisco fueron extraídas y/o guardan relación con la nota “Amor propio, o el arte de hacerse poesía” publicada por Ana Frandzman en el año 2020 en la revista El gran Otro. *Foto retrato: fotógrafa Ines Rodriguez ig: @inerodriguez_ph *Fotos trozeada: fotógrafo Martin Casas ig: @martincasasphoto