Lo colectivo contempla la pérdida de la identidad individual. Barthes (1994) afirma que al escribir hay una pérdida del cuerpo, como la primera identidad que escribe. Y al hacerlo, comienza la muerte de esa autoría.

En lo colectivo, hemos dejado de buscar la explicación de la obra en una sola voz, porque entendemos que somos parte de una herencia que ha sido tachada de invisible y que hoy, de modo coral, busca emerger, no solo en nuestros textos, sino en el de todes les históricamente marginades. Foucault (2010), en relación al acto performativo de escribir, sostiene que:
“En el estatuto que actualmente se da a la noción de escritura, no se trata, en efecto, ni del gesto de escribir ni de la marca (síntoma o signo) de lo que habría querido decir alguien; nos esforzamos con notable profundidad en pensar la condición en general de todo texto, la condición a la vez del espacio en el que se dispersa y del tiempo en el que se despliega.” (pp. 15-16)
Foucault, M (2010) ¿Qué es el autor? Buenos Aires: El cuenco de plata.
El sello del estilo, la firma, la propiedad narcisista de lo propio se aniquila para dar paso a une Otre que son todes, que somos todas, pero que no es un yo. Este debe desaparecer para poder ser ellas, todes y ningune. Dirá Foucault “la marca del escritor ya no es sino la singularidad de su ausencia” (2010, p.13). Porque además, ni en ese escrito, ni en ningún escrito que fuera colectivo, se podría encontrar la idea matriz. Barthes dijo “el texto es un tejido de citas provenientes de los mil focos de la cultura” (1994, p.69), y agregamos: de nuestra cultura silenciada y oprimida.
La escritura colectiva aparece a veces como azar y otras veces como plan, convocatoria o ejercicio. No hay una única forma, no hay método, construimos a partir de intuiciones, democracia y sororidad. Las ideas se comunican antes de que podamos verbalizarlas, se halla la coincidencia, se la convierte en texto. El plan puede ser una obra completa, una simple idea de texto o una presentación en público. Se propone, se comenta, se sugiere, se transforma o se trasmuta y va tomando entidad real, lejos de la autoría y cerca del acto poético.

Lo colectivo es una experiencia de trabajo con la propia autoría que se cede a las demás, que acepta las voces distintas y las conserva como propias. Es un compromiso con las otras y con una misma: queremos decir algo y sabemos que tenemos la posibilidad de compartir lo dicho, para que suene con la fortaleza del conjunto. Ser muchas y ser una, es casi un rasgo del género. La repetición de las historias y los pasados nos ponen en comunidad y lo que siempre fue un supuesto, ahora es trabajo explícito. Lo colectivo aúna voces que escriben para hacer poesía y hacernos poetas.
La escritura colectiva es también una decisión, una actitud, una manera de encarar la destrucción y reconstrucción de un ego/artista que siempre se resiente con estos procesos y que no todas las veces logra llegar a la otra orilla. Porque, además, entendemos que ninguna mujer está liberada hasta que todas lo estemos y porque creemos “que los lazos entre nosotras deben ser completamente diferente y tener un fin completamente distinto: (…) el liberar, de unas hacia otras, las reservas y el poder transformador de las mujeres que todavía permanecen sin explotar” (Rich, 1986, p.30).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Arias, M (2018). «Escritura colectiva de ficción: una praxis contrahegemónica”. El búho y la alondra [en línea] Enero / Junio 2018, n° Ciclos y viceversa. Actualizado: 2018-01-18 [citado 2020-09-04]. Disponible en Internet:
- https://www.centrocultural.coop/revista/ciclos-y-viceversa/escritura-colectiva-de-ficcion-una-praxis-contrahegemonica. ISSN 2618-2343
- Barthes, R. (1994) El susurro del lenguaje. Barcelona: Ediciones Paidós.
- Foucault, M (2010) ¿Qué es el autor? Buenos Aires: El cuenco de plata.
- Rich, A (1986) Sangre, pan y poesía. Barcelona: Icaria.