Emergencia editorial: resistir o desaparecer

La crisis político económica actual atrapa a todxs y la cultura no es ajena a ello. El sector de las editoriales independientes, que viene de años de crisis, enfrenta hoy un desafío mayor: sobrevivir.

Uno de los ejes de debate en alguna mesa de cuanto festival o feria se gestaba siempre era ―y siempre será― “Situación editorial”, un paneo en torno a un sector que rara vez suele tenerla fácil, más por su carácter independiente y más aún cuando viene desde las provincias. En los últimos años el incremento en los costos, agravados estos por el monopolio de la industria papelera, más la falta de apoyo de los gobiernos provinciales, ya venía acarreando un escozor que obligaba a lxs editorxs a pensar modos y maneras de seguir. Hoy las reglas han cambiado y la situación podría calificarse como emergencia, no solo por el incremento en costos ―ahora desmedido― sino por el cambio de reglas que afecta directamente a quienes trabajan en el sector del libro bajo el calificativo de independiente. 

Charlamos al respecto con editores de diversos sellos del NOA: Silvina Robato (Piedra Madre Editora –Santiago Del Estero), Zaida Kassab (Falta Envido Ediciones –Tucumán), Pablo Donzelli (La Papa Editorial –Tucumán), José Luis Astrada (El Guadal Editora –Catamarca), Brian Hock (Funga Editorial –Sgo del Estero/Chaco), Enrique Traverso (Cerro Negro Ediciones –Catamarca) y Nacho Jurao (Gerania Ed. –Tucumán).

Cómo ves el panorama al día de hoy para el sector de las editoriales independientes?

Silvina Robato: Toda editorial que se pretenda independiente, al comenzar su camino, se va a encontrar con dos grandes desafíos: la publicación y la circulación. Desafíos que abarcan procesos internos y contexto histórico en el que estén inmersas. Partiendo desde esta premisa y a sabiendas que el panorama hasta noviembre del 2023 ya venía siendo sumamente complicado, es lógico que ante la escena político económica actual, estos dos desafíos se han convertido en verdaderos obstáculos difíciles de afrontar. La crisis del papel, la centralización en Buenos Aires de recursos y espacios de circulación, la falta de apoyo de los estados provinciales con recursos, programas, espacios, etc., todo esto ya venía siendo un problema crudo, pero las medidas recientes en materia económica, cultural y demás, hacen que sea difícil ver la luz al final del túnel. Decidimos caminar en las penumbras, pero ahora el esfuerzo va a ser mayor: buscar nuevas vías de circulación, generar nuevos espacios de encuentro, buscar producir material de un modo creativo y menos costoso, retrasar publicaciones. Todo esto es lo que gira en las cabezas y cuerpos de una editorial. Algunas editoriales han entrado en un parate, sólo produciendo material pendiente, otras cambiando la lógica de autofinanciamiento, otras revisando su objeto literario propuesto. El panorama actual es sumamente desalentador, en todos sus aspectos.

Zaida Kassab: El panorama no solo es complicado sino además complejo, hay una serie de factores que atraviesan esto que son sensibles para quienes nos dedicamos exclusivamente a esto. Ya de por si tiene cierta dificultad separar al sector del libro de una realidad con otras prioridades urgentes, de esa realidad misma que ha vuelto a desplazar al libro al lugar de objeto de lujo y a la vez de objeto no necesario, un doble rol contrapuesto y despiadado. Si bien ya veníamos de tres años de aumentos constantes en lo que a imprenta refiere, el golpe de los últimos dos meses ha sacudido el tablero. Los costos no dejan de crecer y se vuelve difícil publicar, las medidas que el gobierno a tomado benefician a las grandes corporaciones en detrimento de las independientes, ni hablar de la bibliodiversidad que se derrumba antx nosotrxs. Quienes ingresamos al mundo editorial lo hacemos con pasión, creo que eso es lo que nos sigue manteniendo en el tablero, por ahora. Mover el engranaje independiente desde las provincias tiene una implicancia material y simbólica que roza la épica. Por otro lado, una luz en el camino, el sector de la cultura se organiza y moviliza, fue el primero que salió a la calle a plantarse ante estas medidas. 

Pablo Donzelli: Lo veo complicado, que no habrá ventas en el corto plazo e incierto al mediano y largo plazo. Venimos de una situación muy perjudicial que son los dos últimos años inflacionarios, eso solo puede provocar grandes complicaciones. Ahora se suma que los posibles lectores perdieron gran capacidad de compra. Además peligran subsidios que son como salvavidas (a nivel nacional, de la provincia no espero nada). Igual, hay que seguir.

José Luis Astrada: Estamos atravesando un momento difícil. Sabíamos que podía suceder, que las promesas de campaña esgrimidas podían hacerse realidad y que eso repercutiría sobre la edición de libros por parte de nuestras editoriales. Es, verdaderamente, un panorama desolador porque los costos de todo el proceso de edición de un libro están cada vez más altos. Es verdad que algunos precios están congelados, y esto se puede considerar casi milagroso, pero otros están cambiando casi diariamente, como es el de impresión. A esto hay que sumarle que el precio de venta al público del producto final termina siendo, por lógica, más alto y que, por consiguiente, se restrinjan las ventas. Entonces, es un círculo de retracción del movimiento al que estábamos acostumbrados. 

Brian Hock: Actualmente, este panorama crítico en el que se aplacan proyectos y, prácticamente, se ha cortado el vínculo con el Estado, sentimos un desamparo, lo que nos lleva a protegernos y ayudarnos de manera colectiva ―casi fraternal― procurando que ninguna editorial quede relegada.

Nacho Jurao: Veo un panorama oscuro. Creo que hoy, febrero de 2024, estamos pasando por una situación muy difícil, pero siento que este momento lo vamos a recordar como un paraíso en los meses siguientes, cuando la crisis se haya agudizado y configure un día a día horroroso para la mayoría. Es evidente que hemos abierto las puertas del infierno pero todavía no somos capaces de dimensionar plenamente la catástrofe que se nos viene. En materia literaria me parece que en los meses por venir vamos a ser espectadores en primera fila del cierre de muchas editoriales, librerías, espacios culturales, mucha gente va a perder su trabajo. Eso es lo más grave de todo. En segundo lugar la destrucción de nuestras plataformas culturales (entre ellas las editoriales), la destrucción de las matrices de producción cultural es trágica y escandalosa. Me parece que en tiempos en los que la gente tiene que contar monedas para comprar alimentos no hay ningún futuro posible para quienes nos dedicamos a la edición de libros en papel. Esto lo digo no como un lamento, sino como una expresión de sentido común. Partiendo de esa base, o asumiendo esa realidad, podemos empezar a organizarnos, empezar a bosquejar algún horizonte de futuro.

Enrique Traverso: Creo que el panorama que afrontamos las editoriales independientes es muy difícil. Los costos del papel y la impresión nos han tenido siempre relegados, la nuestra es una realidad bastante marginal. Las ediciones que podíamos hacer hasta antes de este periodo que inauguro el facho-libertario de Milei tenían estrechos límites, obtenidos estos por las ferias del libro alternativas que estaban surgiendo y que nos permitían movernos por la región haciendo visibles a autores emergentes de las provincias y cuya voz nosotros, de alguna manera, socializamos y damos a conocer. Hoy esa ola, esa corriente incipiente y saludable, corre el riesgo de desaparecer. Nos queda la lucha, el agruparnos para señalar que el estado debe asistir con recursos a las pequeñas editoriales, financiar ferias alternativas; porque somos el vehículo de mucha literatura que si no fuera por nosotros estaría sepultada, no se haría visible.

Cuál crees que es la perspectiva a futuro?

Brian H: La perspectiva a futuro es mantenernos constantemente alertas, informados tanto en lo político como en lo económico. En nuestro caso, seguir proyectando, cueste lo que cueste, para acercar la literatura a los lectores y la posibilidad de publicar a los escritores.

Silvina R: Hablar de una perspectiva a futuro se hace difícil en tiempos donde la lógica de la incertidumbre y la competencia se llevan puesto el día a día de todas y todos. Un panorama que a primeras nos dice que publicar un libro ya es una tarea sumamente complicada y más aún su circulación.

Pablo D: Creo que hay que aprovechar este momento crítico, muy crítico, para tomar una pausa, y pensar nuevas estrategias, reinventarse. La lógica te dice que ahora la plata está afuera y que se simplificará la venta al exterior y que no habrá plata para libros frontera adentro.

Nacho J: Me parece que el futuro de la edición independiente en Argentina va a estar ligado a la proliferación de sellos autogestionados dedicados a la impresión de fanzines y a la edición de libros íntegramente digitales. Creo que el contexto social y político cada vez presenta más similitudes al momento en el cual surgieron proyectos como Belleza & Felicidad, con la diferencia de que en este momento contamos con una fuerte contaminación de internet y las redes sociales. Eso va a influir a partir de ahora. Si bien ya existe una amplia población de autores que ven Instagram como territorio de prueba, eso se va a intensificar cuando las redes se vuelvan casi la única instancia de publicación.. Editoriales medianas o grandes dentro del espectro independiente se van a atrincherar con sus pocos autores reconocidos para invertir sobre seguro, y cualquier apuesta por un nombre nuevo va a ser interpretada como una pérdida de capital. Viviremos algunos años de concentración del capital cultural, años de autoedición intensa en redes, lo cual es peligroso y deprimente en términos culturales porque las redes determinan de forma tiránica la forma en que se escribe y se publica, privilegia lo cuantitativo por sobre lo cualitativo, simplifica, interviene, regula, y todos estos factores son el caldo de cultivo para una escritura insípida, aséptica, mindfulness, de autoayuda, y terriblemente aburrida. Las editoriales también condicionan los procesos de escritura, pero al menos tenés un editor con el que se negocia el texto de cara a los lectores, pero en las redes eso no existe, tu editor es un algoritmo.  

Enrique T: La perspectiva a futuro la va a trazar la lucha que se ha puesto en pie junto a otros colectivos de artistas. Hoy los trabajadores de la cultura hemos salido a la calle para reclamar por lo nuestro y no retroceder a manos de un tipo que se quiere erigir en tirano e imponernos las reglas del mercado. Hemos señalado el camino que es el de autorganización. Hay un cuerpo, estamos alertas; estamos mejor que en el 2001, para defender lo que se tiene e ir por más.

José Luis A: El panorama a futuro es medio sombrío. Tenemos que pensar que, si se intensifica el actual estado de cosas, el porvenir de las editoriales independientes no será, esperemos, su desaparición, pero sí una baja enorme de la actividad. Además la legislación que se piensa dejar sin efecto nos deja desprotegidos frente al accionar de empresas editoriales multinacionales. Es curioso que un gobierno que cree que la competencia hace a la calidad propicie una competencia tan desigual y en todo desventajosa para las editoriales independientes.  

Zaida K: El futuro es incierto ante el desamparo, pero aun así podemos arriesgar. Por un lado creo que se mantendrá la premisa de la resistencia y el compañerismo, este trabajo no se concibe de otra forma. Cada paso que demos debe ser un avance estratégico. Por otra parte creo que el ingenio del arte es lo que se enciende en momentos así, es el dispositivo que se prende como un fuego y avanza, resiste. Se publicará menos, sin dudas, pero se diversificar más con formatos variados, con nueva búsquedas. Es el momento del análisis, de la apertura y del paso firme. 

Qué estrategias considerás que hay que poner en juego ante este contexto?

Silvina R: No obstante de lo oscuro de la situación, consideramos que este momento nos invita, más que nunca, a volver a los inicios de aquellas editoriales que intentaban gestar un camino al que hoy muchas nos hemos volcado: Lo colectivo y autogestivo. Si algo tenemos claro quienes encaramos proyectos independientes es que la salida (y la entrada) siempre ha sido de este modo. Algunas propuestas desde nuestra editorial son (pensando siempre en todo el cuerpo editorial independiente) por ejemplo: generar espacios provinciales y regionales –ferias, ciclos, festivales–, que nos permitan visibilizar los proyectos y a sus atores, fortalecer la región y todo lo que desde ella creamos, recuperar la identidad del hacer encontrándonos de un modo más federal; recuperar espacios colectivos como Frentes y Corredores, donde cada editorial cuente con material de las otras del espacio, para que cada vez que haya posibilidad de feriar, circule el material de todas; como así también armar fondos comunes que alivianen el traslado de quienes en representación del colectivo tenga que moverse. Es de resaltar que experiencias como estas, además, hacen que sea más factible acceder a las convocatorias para Ferias y Festivales provinciales e incluso de otros países. Generar una propuesta común en las regiones, para las secretarias o subsecretarías de cultura, que permitan que ellas mismas puedan contar y mover material de las editoriales independientes y por ende de los autores de las regiones. Son muchas las ideas que desde el compañerismo podemos generar, con una mirada verdaderamente federal. Cada minuto de crisis es una oportunidad si logramos vencer barreras absurdas, y nos encontramos para generar un proyecto colectivo en el que todos los proyectos nos podamos acompañar. 

Zaida K: Lo principal es sostener los espacios e instancias que hemos creado e ir por otras que aporten a la visualización y el contacto con lxs lectorxs en un trabajo asociativo entre sellos. Es momento de abrir y abrazar. Desde nuestro lugar siempre nos pareció que la edición tiene un grado de militancia, más desde lo independiente, más trabajando desde las provincias. El año pasado en Tucumán llamamos a una asamblea de editores, ahí propusimos una serie de puntos que nos parecían básicos para plantear a un estado provincial ausente en lo que a nuestro sector se refiere, por ejemplo: la compra de 500 ejemplares a cada editorial activa por parte de educación y cultura de la provincia para distribución en escuelas y bibliotecas, la implementación de programas de mecenazgo para ediciones o actividades del sector, ayudas en lo que respecta a movilidad, un premio provincial en lo que refiere a edición, diseño y arte de tapa; todo esto con un jurado idóneo y representativo. Debemos constituirnos como un cuerpo uniforme que vaya a ocupar el lugar que le corresponde en los espacios cultuales y estos deben abrirse a las propuestas y estar prestos al dialogo. Este año ya sentimos la ausencia de los programas que lanzaba nación y que fueron de tanta utilidad. Vuelvo a lo que decía al principio, propiciar lo asociativo y gestar para incluir y visibilizar y mover nuestros libros. No vamos a guardar los libros en cajas para que vayan a perecer en las sombras, son nuestras herramientas y con ellos salimos al ruedo. Quieren que el libro perezca, que  se guarde, pero no les vamos a dar el gusto. 

Enrique T: Hay que salirse de la pequeña quintita, el ego engorda pavos. Hacer planteos asociativos, exigir recursos. La plata existe, se la usa para pagar la deuda externa. Entender que la autogestión tiene un límite, no implica que no se armen estrategias para que sectores privados ayuden a las pequeñas editoriales y a las eventuales ferias. Apuntar a la coedición sería una vía práctica.

José Luis A: Estamos pensando, a modo de estrategia a ejecutar en este año y en caso de que se profundice la crisis actual, lo que es muy seguro que suceda, en disminuir la cantidad de títulos y en explorar otros soportes para los libros que vayamos a editar en lo que queda del presente año.   

Pablo D: Ferias de bajo presupuesto, muchas y en distintos pueblos y ciudades. Unirnos en coediciones para bajar costos y disminuir la competencia. Algo preciso, intentar aprovechar al máximo la feria del libro de Buenos Aires. Unirnos también quizás para armar un catálogo de conjunto para proponer en el exterior.

Nacho J: En lo personal creo que este es el momento de sacar la cabeza de los libros y dedicarnos a organizarnos colectivamente para evitar que el gobierno instale un punto de no retorno como la dolarización. El experimento al que Milei pretende someternos, una versión radicalizada del proyecto de Macri, es un error. Esto es más peligroso, por eso es fundamental que la respuesta sea diferente a la del periodo macrista. La respuesta no es producir más libros porque va a ser imposible sostener cualquier producción (ya que los costos de imprenta están en alza constantemente) y por otro lado la gente no va a poder comprar nada. Tampoco creo que sea útil organizar ciclos de poesía o varietes culturales, es muy difícil que esos eventos adopten un formato que nos permita romper el círculo íntimo al que estamos acostumbrados. ¿Quién va a querer ir a un bar a gastar plata que no tiene, cuando tomar una cerveza y comer una pizza cueste una fortuna, cuando el precio del colectivo esté por las nubes? A lo mejor algún espacio de taller literario abierto puede enraizar mejor en este contexto. Hay que darle prioridad a la reconstrucción del tejido social y a la organización de cierta militancia de base, que a simple vista puede parecer un compromiso que excede enormemente las dinámicas de una editorial, pero cualquier otra cosa en este momento me parece que no tiene sentido. Yo nunca he creído que una editorial independiente sea simplemente un trabajo que tiene lugar en una oficina donde toda la gestión se maneja desde un escritorio. Los editores estamos en contacto con las librerías, con los autores, vamos a las ferias, ponemos stands que a veces son simplemente un mantel sobre la vereda, tenemos un trato directo con los lectores. Pienso que desde nuestro lugar podemos organizar mateadas en plazas y parques públicos, rondas en donde nos juntamos, compartimos lo que hayamos traído para merendar, quizás leemos cosas que hemos escrito, conversamos sobre los libros que estamos leyendo, y en el medio hablamos sobre lo que está pasando, cómo nos sentimos con la situación política, cómo queremos organizarnos de forma más orgánica para participar de las marchas. Pero también entendiendo y teniendo siempre presentes que la militancia implica trabajo, implica tiempo, implica cabeza, y hoy por hoy la sensación de hartazgo es notoria, entonces tampoco es cuestión de reventarnos cuando sabemos que esto va a ser para rato. Vamos a atravesar meses muy duros donde la gente a veces va a tener para comer y a veces no, donde muchos laburantes van a quedar en la calle, y todo ese dolor va a requerir de espacios que escuchen. Algo podemos hacer, siempre hay algo que se puede hacer.

Brian H: Priorizar al escritor y al lector. Las editoriales existen porque hay gente que escribe y gente que lee. Si nosotros paramos, se detiene la literatura y la cultura. Los lectores fieles siempre buscarán alguna forma de contribuir, entonces hay que pensar en alternativas que nos permitan adaptarnos y lograr sobrevivir en cada proyecto. 
Quizás es hora de que los escritores y editores logren militar un discurso que defienda nuestro país y sus culturas. Las editoriales por sí solas no lograrán un cambio y resistencia sino se suman los escritores, lectores, librerías, artistas, científicos, militantes y docentes, entre otros, porque la salida siempre es colectiva y plural.

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