
(Agua viva ediciones, agosto de 2022, 32 pág.)
Frescura. Esa es la sensación que recorre este libro. Del cuerpo y las emociones, de la lengua y de los enunciados. Una ética y una política del tratamiento de lo dado, en la que se opta por gozar el lado luminoso, no en términos evasivos respecto del dolor o la negatividad, sino en miras a encontrarse con la potencia ajena.
Bajo un cielo abrasador, el resguardo al costado de un río se convierte en una posibilidad del decir. Un cantito susurrado, como las pequeñas olas que encrespa la corriente yéndose de sí misma. Viajar de uno hacia lo otro, a través de la voz. Tenues, los versos suspiran plenitudes al hacer contacto desde un más allá de sí, porque «mi mano fue el aire que tocó la orilla».
Fidelidad al instante, pero también a lo que se hereda. Y eso implica modos y lugares, paisajes, historias. Lo imbricado en el poema es el mundo, con su presente y su pasado, formas que perviven y se proyectan hasta encontrar «en una pluma / la silueta de un corazón». Los afectos son invocados por aquella suavidad que reposa como terciopelo detrás de los cuerpos; el «vos» y el «nosotros» responden a la indeterminación de una llama temblorosa que continuamente está rehaciéndose, porque «adentro / de este barco sin anclas, mordés / la yema de mis dedos».
«Me gusta / tu casa con sol / la pared incendiada al mediodía / el espejo que mira al cuadro / donde dejé una nota / que dice / sos mi hoguera», canta esta voz ligera como la luz de sus versos. Resuena en ella la voluntad del agua de persistir en su elemento, desparramarse y humedecer, más allá de lo apabullante que resulte el cenit.
Así se teje el ofrecimiento, un puño que se detiene ante nosotros, desata sus dedos y nos muestra «el trigo / que brota / cuando cerrás los ojos». Menudencias cotidianas, y domésticas, amorosas albricias vienen a ser rescatadas por el poeta como si esa fuese la tarea que salvaría al mundo del avance de la necedad humana.

Washington Atencio (Entre Ríos, 1986)
Es profesor de Lengua y Literatura y vive en Paraná. Publicó Una hoguera de jazmines (Camalote, 2019), Tres Poemas (Ediciones Arroyo, 2020), Nuestra sombra volcada en el río (Agua viva, 2020) y en Madrid la plaquette Aunque tu noche tenga forma de nube (Petalurgia, 2022). Integra varias antologías, entre las que se cuentan Jardín (Camalote, 2021) y La lira marica. Una antología de poesía homoerótica argentina (Saraza, 2022). Coordina talleres de escritura, gestiona la librería Jacarandá y forma parte del equipo editorial de Agua viva.
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