Cada libro al que ingresamos acarrea un cúmulo de significantes, algunos de los cuales nos llegan desde la primera mirada. Las portadas no escapan de esto, al contrario, juegan sabiamente con nuestras relaciones.
Vemos Defensa Personal de María Laura Guisen, publicado recientemente por Ediciones en Danza, en la tapa un pájaro diminuto sobre una línea se recorta en la inmensidad de un cielo azul, magnánimo y minimalista. Sereno el pájaro contempla más allá de lo que podemos ver. Debajo una nube invade, inclemente en su naturaleza, ese espacio claro y despejado. Nos detenemos ahí. En esa calma aparente, la inmensidad es avasallante.

Hay en este libro un registro de la contemplación y de la experiencia, del cuerpo y del tiempo, dentro de una geografía de lo cotidiano. Aquí el sujeto se desplaza dentro de ese mundo recortado y lo expande. Una exploración del dolor y sus tramas en muchos casos, ya en el epígrafe que abre el libro Adelia Prado nos dice “por eso escribo poemas / para velar lo que amenaza / mi debilidad mortal”, nos armamos así de la poesía y del poema como reverso de la trama que nos vulnera. Contracara efectiva ante la flaqueza.
En las palabras que anteceden a este recorrido, a modo de prólogo y como ventana al mismo, Osvaldo Bossi nos señala que “hay un arma-alma en estos poemas” donde la sutileza pone en juego la destreza vital de la subjetividad poética, “la poesía, como arma y escudo”, nos dice. La destreza ha sido otorgada por el tiempo y él es uno solo con el camino. “Los poemas bordean un centro sin dudas dramático, pero no se caen en él, no se dejan caer, mejor dicho. Rodean, merodean un magma insufrible”, señala Osvaldo.En los versos de Defensa personal hay un recorrido que nos es familiar y, por lo tanto, cercano. Esa familiaridad nos entrampa para bienes. Vemos y nos vemos. Es nuestro mundo de alguna manera. Aún así, en esa presunta simpleza que no es tal, hay juego entre lo que vemos y lo que se oculta, lo que se dice y lo que se calla, ¿qué hay detrás de toda apariencia?
Parece una mujer que habla por teléfono, mientras acaricia la cabeza tibia de su perro, que mueve el rabo pidiendo atención. Parece una mujer contrariada, lo revela un titubeo sutil en el cuerpo, y la tensión evidente de la mandíbula. Parece una mujer que camina decidida hacia la puerta de calle, apretando un teléfono entre los dedos. (…)
Hay un cuerpo y un lenguaje que se manifiestan y translucen. Un cuerpo que tiembla y titubea, un cuerpo tenso que aprieta. Vuelve a nosotrxs la pregunta, ¿qué hay detrás de toda apariencia?
Antes mencionamos, al pasar, al tiempo y aquí nos detenemos: el tiempo es un eje invisible que atraviesa la obra. Hay una mirada que contempla —ya no desde la inocencia— lo indefectible del transcurrir y deja asomar por momentos cierta nostalgia leve, no pesada, como una sonrisa que guiña hasta cierta esperanza en otros. Nos dice en uno de sus poemas:
Mi hija y sus amigas, sueltan sus risas al aire, carcajadas como pájaros, las bocas abiertas sin pudor, los cuerpos agitados, en un temblor dulce, todavía infantil.
Más adelante en el mismo poema nos reflexiona:
Las observo a la distancia. Me gustaría Imaginar, que las siluetas luminosas de sus risas, son una foto tomada a contraluz. Un talismán, dispuesto a desafiar, el roce del tiempo.
Hay un material cotidiano que nos cuestiona. ¿Quiénes somos? Cómo nos reconstruimos desde ese lugar habitual aún con las imperfecciones. María Laura extrae hábilmente la belleza de ese cotidiano y la deja dispuesta entre verso y verso.
En la arquitectura física de la palabra, en su andamiaje, el amor y el cuerpo se debaten. Hay en ese cuerpo en escena no solo la manifestación de lo sensible, sino de la poesía en sí misma.
Guardo tu nombre en el hueco de mi garganta. A veces se desliza distraído hacia la cavidad de mi boca y puedo acariciar una vocal con la punta de la lengua.
Defensa Personal es la geografía cotidiana, la cartografía donde muchas veces se marcan las ausencias y sus huellas.
Como un zumbido que solo yo escucho, tu ausencia irrumpe la cadencia de lo cotidiano. En una colonización microscópica multiplica tazas de café frío libros apilados restos de comida en el plato. (…)
La sujetx imaginaria en Defensa personal se cuestiona. Pregunta qué hacer, pero no se solaza románticamente en esta pregunta, sino que lleva tópicos, como el amor, por ejemplo, a lo terreno y desde ahí cuestiona y se cuestiona. Bordea, reflexiona siempre.
No puedo evitar pensar en vos y en los abrazos que me diste. Intenté reemplazar las endorfinas ausentes, por horas de bicicleta fija en el gimnasio de a la vuelta. Leí un manual de autoayuda que explica cómo atravesar serenamente las cinco fases del duelo hasta llegar por fin, a la aceptación. (…)
En estos versos hay también presencia de lo natural como elemento ligado al sujeto, constituyente que no podemos dejar pasar.
La adevertencia de lluvia espera tu historia de relámpagos y truenos. Te imagino cazador de temporales y a tu cuerpo compatible con el aguacero. En otro poema nos dice: La gota que horada la piedra, la que se asoma tibia, por el borde de una herida. La que espera en suspenso, caer de un a pestaña, la que, como elixir, adormece el nudo en la garganta. (…)
El agua, elemento presente, latente, impiadoso y devastador, diminuto y paciente; se escurre y detona. De eso se trata la poética asertiva de María Laura Guisén, de campos minados que han detonado en puntos variados y a distancias variables de quien les atravesaba. Al mirar atrás se pueden ver las marcas de esas explosiones. Bajo esa tierra también algunos dispositivos laten a la espera. Solo el tiempo balancea la existencia poniéndola sobre un paño, pasa la palma por sobre ella, la extiende, la mapea.
Defensa personal es una continuidad de cuadros, de instantáneas pregnantes que se suceden como estaciones recortadas tras la ventana. Al mirar por ese rectángulo estamos ahí, del otro lado.
Emprendemos esta lectura para pausarnos del ajetreo y mirar, mirar con calma más allá.

María Laura Guisen nació en la ciudad de Rosario, Argentina, en 1973. Estudió la carrera de Psicología en la Universidad Nacional de Rosario y ejerce su práctica profesional en dicha ciudad. Ha participado sistemáticamente y hasta la actualidad en cursos, seminarios, talleres de poesía y escritura narrativa, dictado por escritores y poetas de la ciudad de Rosario y Buenos Aires. Ha publicado relatos y poesías en medios digitales: Revista Burak, Revista Ají, Emma Gunst. Curó y produjo el episodio “Poesía y psicoanálisis” para el podcast de poesía Orden de Traslado. Ha publicado recientemente el poemario Defensa Personal (Ediciones Liliputienses, España, 2022)