Las primas soy yo. Centenario del nacimiento de Aurora Venturini

Breves notas sobre la vida y obra de Aurora Venturini. Notas de un ferviente admirador de la escritora más extravagante (algunos sostienen que fue la más punk), cándida y admirable de la Literatura argentina.

El premio a Las primas

En diciembre de 2007, Enrique Vilas Matas escribía en el diario El País:

Hace unos meses, el periódico argentino Página/12 decidió salir en busca de una narración osada, innovadora y joven y convocó la primera edición del Premio Nueva Novela. Se presentaron más de 600 libros procedentes de Argentina, el resto de América Latina y España. El jurado, compuesto por buenos conocedores de la novela moderna como Sandra Russo, Juan Forn, Rodrigo Fresán y Alan Pauls, entre otros, sintió desde el primer momento una especial debilidad por Las primas, novela radical, de largos párrafos sin puntuación alguna y un singularísimo estilo que mezclaba humor negro y candor. […] Los componentes del jurado fueron imaginando que esta novela la había escrito una brillante y desquiciada joven de emergente genialidad. Aunque tal vez tan sólo era –no tenían por qué ser tan candorosos como la narradora de aquella extraña novela– una trampa o gran broma que algún autor famoso les tendía. Quizá tras aquel manuscrito se escondía César Aira, por ejemplo, camuflado de loca faulkneriana.

Enrique Vilas Matas

La brillante y desquiciada joven de emergente genialidad se llamaba Aurora Venturini y era una señora de La Plata con ochenta y cinco años.

La periodista Liliana Viola, encargada de coordinar el trabajo del jurado de preselección del primer premio Nueva Novela y quien recibió el texto, recuerda que podría haberlo descartado casi sin leer ya que no cumplía con los requisitos formales mínimos: estaba escrito a máquina, se repetían los correcciones donde sobre las manchas de liquid paper, las sobre-escrituras eran con birome. Lo empezó a leer y entendió que esa incorrección estaba presente a lo largo de todo el texto. A medida que avanzaba se le ocurrían dos posibilidades, en palabras de la periodista:

“Era un tesoro y la novela tenía que ganar”

Liliana Viola
El anuncio a Aurora por teléfono de que era finalista:
Liliana Viola –¿Usted se presentó con el seudónimo Beatriz Poltrinari al concurso Nueva Novela de Página/12?
Aurora –Sí, señorita, me presenté con Las primas.
Liliana –¿Sabe que está entre las diez finalistas?
Aurora –No. ¡Ay! Sería muy importante que esta novela ganara. ¿Sabe por qué? Porque Las primas soy yo (...), señorita, es mi familia. Nosotros no éramos normales. En casa todas mis hermanas eran retardadas. Y yo también.

Aurora, la escritora

Aurora nació el 20 de diciembre de 1921, en La Plata. En muchos lugares figura que nació en 1922, pero ese error fue introducido por la escritora misma en entrevistas.

En el libro Los Rieles dice: “debí haber nacido en otro sitio, con otro tipo de gente…”. Ella recordaba que lo primero que escribió fue:

“un poema para mi mamá, que dijo que yo no lo había hecho. Qué maldad. Después escribía bajo las sábanas con una linterna. Mamá decía «mirá qué pavadas hace», creía que las escritoras eran unas locas. Tenía razón.”

Aurora

Sobre su padre no le gustaba hablar y si contaba algo era el momento en que la echó de casa por declararse peronista, su padre era radical. Una señorita muy joven viviendo sola en la década del cuarenta era muy extraño, ella estudia y se gradúa en la Universidad Nacional de la Plata como profesora de Filosofía y Ciencias de la Educación en la Facultad de Humanidades y Ciencias.

Formó parte de lo conocido como la generación del 40, en La Plata, pertenecía a un grupo llamado “Los escritores del bosque”, que dirigía Raúl Amaral, estaban en ese grupo también María Granata, Roberto Themis Speroni y María Elena Walsh, entre otros.

Aurora evitista

Aurora trabajaba, en la década del 40, como asesora en el Instituto de Psicología y Reeducación del Menor. Conoció a Eva Perón, por medio de la esposa del gobernador Mercante. Entonces, comenzó a trabajar como psicóloga en la fundación Eva Perón y fue allí donde se hizo amiga de la primera dama. Aurora siempre recordaba que Evita le pedía que le contara chistes verdes. Aurora la recordaba malhumorada, siempre trabajando desesperada todo el día por los necesitados y en las noches con los pies hinchadísimos por ese trabajo desesperado.

Esta amistad no le salió gratuita a Aurora.

En 2013 salió el libro Eva, Alfa y Omega, Aurora dice al respecto:

“trabajé sobre el poema que escribió Rodolfo Walsh, “Esa mujer”. Hoy hay cosas que me duelen mucho. Porque nosotros dejamos la juventud. A mí me echaron de todas partes porque me hice junto a Eva Perón. Este carácter que tengo y estas ganas de seguir adelante lo aprendí de ella. Por eso, para escribir este libro yo tuve que sufrir mucho”.

Aurora

En 1997 había publicado Evita, mester de amor, escrito con Fermín Chávez.

En una entrevista le pidieron que hable de Perón y ella respondió:

“¿Del General? Después que murió Evita no hubo Perón. Perón fue Eva Perón”.

Aurora

La Persecución, el exilio y París

En 1954 Aurora visita Europa y al regresar, en 1955, ve que todo está derrumbándose. Sobre Plaza de Mayo llueven bombas sobre el pueblo.

1955. Septiembre. Golpe de estado al segundo gobierno de Perón. Comienza una dictadura autollamada Revolución Libertadora (Aurora le llamaba la Libertadura). Se inician procesos de desperonización, caracterizados por purgas y persecuciones.

En 1956 Aurora es parte de la resistencia, recordaba que sabía hacer “unas molotov bárbaras” y que las usó, y que esa culpa la llevaría al infierno.

Dejan a Aurora sin trabajo los que la odian por ser peronista y no renegar de ello, luego es encarcelada, “nunca hablo de lo que me hicieron porque es horrible” contó sobre estos hechos. Al ser liberada un conocido le sacó el pasaje por Air France y una noche voló a París, donde vivió en el Barrio Latino y compartió departamento con Violette Leduc (autora de La bastarda, Teresa e Isabel, La asfixia entre muchas novelas de esta escritora francesa). Trabajó primero en una rotisería y luego en un instituto, comenzó a enviar artículos al diario El Día de La Plata, firmados con seudónimo para que pudieran ser publicados.

En París, conoce a Sartre y a De Beauvoir, recordaría de ellos: “ella era como una señora que anda por la calle y él un hombre feo”, también a Albert Camus, Eugène Ionesco y Juliette Gréco. En Francia estudió Psicología, recordaba que aprendió del mismísimo Rorschach la metodología del test de manchas y en referencia a este decía: “te hace decir cosas que jamás pensaste que podías decir. En el fondo del subconsciente se esconden cosas como si fueran peces”.

Ese periodo durará un lustro.

Aurora amaba el tango. Aurora amaba a Carlos Gardel. La imagino en París, en el Barrio Latino, a orillas del Sena, caminando por Quai de Montebello, con vista a Nuestra Señora (cuando sólo en una pesadilla sus cúpulas podían arder). La imagino en París cantando casi en un susurro aquellos versos del zorzal criollo:

“Tirao por la vida de errante bohemio
Estoy, Buenos Aires, anclao en París
Cubierto de males, bandeado de apremios
Te evoco desde este lejano país…”

Aurora y el amor

Aurora se casó dos veces, su primer marido fue un juez y al enviudar quedó con una muy buena pensión, su segundo marido fue el historiador Fermín Chávez.

“El amor es encontrar la otra parte. Cuando la perdés quedás para siempre incompleta. Yo tengo esa definición. Hay un solo amor. Ojalá no lo encuentres nunca, porque perderlo es perder la vida. A mí me pasó. Mis otros matrimonio fueron Vilcapugio y Ayohuma.” Esto respondía cuando le preguntaron si había amado a alguien.

Ella tenía diecinueve años y él treinta, médico, casado y tenía dos hijos. Aurora y su amante sufrieron, él no tuvo el coraje de dejar su cómoda vida y animarse a vivir entregado por completo a aquel amor. Muchos años después el médico buscó a Aurora con la ilusión de volver y tener una segunda oportunidad, pero ella lo rechazó. Aurora recordaba, quizás como lo veía a sus 19 años: “él era hermoso.”

La obra

A lo largo de setenta y dos años, Venturini escribió libros de poesía, ensayos, recopilaciones, traducciones, cuentos, novelas. En el libro: Aurora Venturini, la maldita de J. Tcherkaski y M. J. Seoane, principal fuente de este artículo, se puede encontrar los detalles de los más de 50 libros publicados. Desde 1942 hasta 2007 lo publicado es mediante ediciones de autor, es decir que Aurora pagaba sus libros, hasta que el premio de Página 12 cambia radicalmente esa dinámica, y su obra empieza a ser publicada por grandes editoriales (Caballo de Troya, Mondadori, Sudamericana, Literatura Random House) y parte de su obra es traducida al italiano, al francés y al inglés.

El primer premio que recibió fue de manos de Jorge Luis Borges en 1951, Premio Iniciación por El solitario (1948).

Sus libros tendrán numerosos premios. Pero Aurora y su obra recién tendrán visibilidad a partir del Premio Nueva Novela con Las Primas, novela que escribió en dos meses. Ella sostenía que dejaron al margen su obra y a ella por ser peronista y que ganó en 2007 porque tuvo la suerte de tener un jurado honesto.

Las traducciones

Tradujo poemas de Arthur Rimbaud del periodo llamado la época antigua en el libro que título: Venid, amada mía; de Isidore Ducasse Conde de Lautréamont: Los cantos de Maldoror y de François Villon: François Villon, raíz de iracundia; vida y pasión del juglar de Francia, decía de este último “sé que entré de su mano en el misterio de su gracia y su desgracia, de sus amores y penas. Sé que me bañe en agua de poesía del primer poeta de Francia”.

Tres poetas malditos que retrataron el infierno por haberlo visitado. Los malditos aman a los malditos. Los malditos van al infierno.

Una tal Beatriz Protinari

Una vez, en un viaje a Florencia, Aurora visitó la Iglesia de Santa Margarita dei Cerchi y vió la sepultura que dice “qui riposa Beatriz Portinari” y dijo, “la voy a tomar como mascota”. Beatriz Portinari el gran amor de la vida de Dante, muerto hace 700 años, quien en la Divina Comedia suplica “Beatrice, llévame al paraíso, que Virgilio ya cumplió su misión”.

Beatriz Portinari es el seudónimo elegido por Aurora.

Beatriz Portinari, es también un retrato documental, dirigido por Fernando Krapp y Agustina Massa, el proyecto cinematográfico fue interrumpido porque Aurora se enojó incomprensiblemente y no quiso seguir filmando. Hasta hace poco podía verse gratuitamente en youtube. Es un documental imperdible.

La escritora Leila Guerreiro, en su libro Plano Americano, dedica uno de sus capítulos a nuestra escritora y que tituló: Quién le teme a Aurora Venturini. También se enojó cuando lo leyó.

En una entrevista le preguntaron ¿Por qué todo el mundo le tiene miedo, Aurora?, ella respondió ”Porque yo los mando a la mierda. Por teléfono. Hay gente que dijo cosas muy feas de mí. Se ponen a describir mi físico y no hablan de mi literatura. Además dicen mentiras. Hay de todo. No sé si son boludos o se hacen.”

Un epitafio para Aurora

En las entrevistas logra permearse que Aurora sentía que el reconocimiento a su obra, aunque tardío, era un acto de justicia.

Aurora apostaba a que Las Primas tenía posibilidad de perdurar.

¿Cuándo usted muera, su obra va a perdurar? Tcherkaski le preguntó y ella respondió: “No más que la de los otros, pero andará mi espíritu por ahí y lo voy a ver.”

En esa misma entrevista, Aurora respondió a la interrogación de qué le gustaría que diga su epitafio: “Que era una maldita. Pero voy a volver”.

Los poemas

El primer libro que publicó Aurora, en marzo de 1942 en La Plata, fue Versos al Recuerdo, cuando pertenecía a la generación de los neorrománticos. Ella se dedicó a la escritura de poesía hasta entrada la década del sesenta, momento en que su carrera viró hacia la narrativa. La trova, publicado en 1962 en Buenos Aires, significa su última escritura poética original. A partir de allí Aurora escribirá principalmente cuentos y novelas, sin embargo, en la década de los 80, sus antiguos poemas volverán a editarse.

Lo que sigue son facsímiles de algunos poemas de Versos al Recuerdo:

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