Las Termas: mucho más que un lugar al que ir de vacaciones

El año que no tuvimos invierno: Antología  publicada a finales del mes de marzo y que da cuenta de la nueva forma del decir termeño.

Por las calles de Río Hondo ocurren historias de amor, de traición, de amistad; en sus tierras se han sembrado poesías, canciones, que florecen en cada rincón de esta ciudad turística.  

Para much@s tucuman@s, Las Termas es un lugar para ir a pasar el día, un fin de semana, vacaciones. Una ciudad que queda cerca, en la que se puede disfrutar de una pileta con aguas termales, un chivito, el dique, la pesca, el autódromo, un pub, un boliche. Pero por las calles del portal del NOA también circulan canciones, cuentos, poesías. 

A finales de marzo, se presentó en este centro turístico El año que no tuvimos invierno, una antología que reúne obras de veinte escritores y poetas de esta localidad. Publicación que contó con el auspicio y financiamiento del Concejo Deliberante de Las Termas. Se trata de un libro compuesto por relatos, poemas y canciones que, con distintos estilos, abordan diferentes temáticas. Desde las vivencias de un niño con su abuelo en un hotel, hasta investigaciones insólitas de un supuesto monstruo que vive en el lago de Las Termas. 

El nombre del libro representa lo que vivió esta ciudad turística el año pasado:

“el año que no hubo temporada, clases presenciales, fiestas populares, el año que parecía un largo enero con frío”

La Lic. en Letras Eve Luz Luna, docente de la Universidad Nacional de Santiago del Estero, definió: “esta antología de la nueva literatura termeña es un dispositivo heterogéneo en el que un grupo de escritores y escritoras expresa su modo de comprender y proyectar la literatura local”, “con una mirada diferente al canon tradicional de corte regionalista”. 

En uno de los poemas publicados en el libro, Merardo René Perea escribe: “Enamorado del neón, gira y gira el bicho de luz, cada tanto toca la fuente, dibujando alocados círculos, empujado por su urgencia, no atiende de cuidados. Vuela y choca, vuela y choca, en furtivos y eléctricos besos, va quemando su vida, hasta la madrugada”. 

En otro, Guito Rojas, quien en la actualidad vive en Tafí del Valle, describe su barrio: “calles de tierras que levantan polvaredas, risas de niñas que viajan en bicicleta, y una placita donde los amores juegan. Camino al dique van los pescadores, collar de plomo y una tanza de colores, viejas costumbres que se han vuelto tradiciones. Tierra y salitre donde la pelota rueda, changos descalzos que con fuerza la patean para lograr hacerle un gol a la miseria. Villa Balnearia es la tierra de mi gente, de bailarines y cantores diferentes… de amores y amistades para siempre”.  

Otros escritores como Omar Coria, vecino oriundo de Los Ovejeros, describen la parte rural de esta zona, mostrando que en este departamento conviven diferentes realidades. 

Dos de los escritores que participan son jóvenes de Río Hondo radicados desde hace un tiempo en Tucumán. Fabricio Jiménez Osorio dirige la Editorial Gato Gordo y colabora con “La Papa”, en la sección literatura tucumana; mientras que Diego Puig publicó recientemente “It girl”, obra que tiene como escenario a San Miguel. 

El arte que ilustra la tapa del libro fue realizado por Daiana Núñez, una artista que se formó en la UNT. En la tapa una niña con una máscara-barbijo tiene en sus manos un canasto típico de la cestería local. De fondo la flora y la fauna autóctona y el dique frontal con colores intensos, surreales. 

Leer este libro es descubrir que Las Termas es mucho más que un lugar al que ir de vacaciones. Uno de los poemas, resume: “me gusta Las Termas porque los abuelos bailan en las plazas y en las esquinas (cuando sea grande quiero ser como ellos). Me gusta Las Termas porque nunca vi, leí o escuché que insultaran o le pegaran a alguien por ser homosexual, judío o extranjero. Me gusta Las Termas, porque en invierno la calle Rivadavia tiene aroma a chocolate. Me gusta Las Termas porque la gente todavía ve duendes, y cree en curanderos que tiran el cuerito y tratan el mal de ojo y la paletilla. Me gusta Las Termas porque no hay una gran brecha entre las clases sociales y la mayoría andamos entreverados bailando guarachas, chacareras, cumbias, rocks o cuartetos. Me gusta Las Termas porque es parte de Santiago pero tiene su propio ritmo, su propia danza. Me gusta Las Termas porque es una mezcla de Los Simpson, del Chavo y Macondo. Me gusta Las Termas porque es una ciudad que nació en invierno, pero cree haber nacido en primavera”. 

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