De Amores y Deambulos (Quid Pro Quo,2022) de Lufso, con ilustraciones del propio autor, se abre con un llamado Pre-Ámbulo que enuncia un estado de autorreflexión y desprendimiento: “Dejo lo amado y lo aprendido / en el deambulo de las noches. / Dejo lo despierto y lo soñado / en el aliento de sus voces. / Dejo lo hambriento y lo saciado / de sus misterios y derroches.”, busca seguir o quedar quieto “[e]n algún lugar al final de los intentos”, aunque enfatizará a lo largo del poemario en una imagen femenina, algo difusa, que se confunde con el poema, es decir, con el poema como sujeto imaginario en sí: “por ahora me basta con que la poesía (ella, ella, ella) / tenga tus ojos, tu espíritu, tu inteligencia y tus piernas.”

Una presencia constante de la mirada y la nada ocupando la corporalidad de la enunciación con un acentuado romanticismo, de ahí el agobio, la desesperanza, el vínculo con la naturaleza como refugio a la agonía que el desencuentro manifiesta: “Tu imagen se acerca a mi mirada / pero no reconoce el pozo, (…) / La sombra, la niebla, la calma… / Ninguna quiere mitigar mi nada.”.

La destinataria de los versos es a su vez refugio, la idealización, no va por la imagen de ella, sino por la imagen que la voz poética refiere de sí cuando se encuentra con ella: “Me hace falta ese que tenés a tu costado. / No este que te escribe estos versos despiadados”. Esa idealización espera una armonía de encuentros, un nosotros: “Tenemos que ser nuestros distintos; / nuestros de otros”, pero más adelante confiesa la imposibilidad del diálogo: “No le puedo decir nada. Sus labios muerden el espacio”.

A medida que los poemas avancen, la imposibilidad y el agobio se irán acentuando; jugará con la gramática (Declaración gramatical), tratará de convivir con la espera, la negativa y la soledad; “pasando los días, casi muerto. / Exagerando la estadía”.
A la mitad del poemario, la intensidad de romance se irá potenciando, los amantes parecen consumarse en la pasión: “Tus labios son la hierba de tiempo coloreada. / Mi cuerpo un animal hambriento entre las horas. / Tu cuerpo una extensión de noche inexplorada. / Mis labios una luna que alumbra entre las sombras.”
Por último, es oportuno destacar que no todos los poemas están referidos a la amada. Existen, especialmente al final del poemario, versos dedicados a la muerte, al insomnio, al vértigo y a la palabra misma.


Lufso nació el 2 de invierno del año 1991 en San Miguel de Tucumán. Es artista del papel, lo que abarca desde la plástica en dibujo y pintura hasta la literatura en cuentos y poemas.
Egresó de la Escuela de Bellas Artes U.N.T. y se recibió de Profesor de Lengua y literatura en el Inst. Gral San Martín F-49 en 2016. Mantiene su producción y publicaciones bajo el sello Quid Pro Quo y en su propio sitio web: www.sitiolufso.com