Poemas de Silvina Chacón

Me cegaré
Coseré mis parpados con extremada fruición.
Primero uno y luego el otro a la piel de mis mejillas que poco a poco se irá tensando hacia arriba.
Tomaré la aguja del ojal más fino y con un hilo escarlata dibujaré prolijos puntos en mis ojos.
Sobre cada  pestaña una puntada.
 
Y la sangre no me dejará ver. 
La calle arde
La salida se adelanta y vuelvo sola 

No tener
llave de la propia casa será siempre 
un asunto de diván

Porque yo
si hubiese esperado 
no hubiese visto
la vida hubiese esperado
pero vi

a mi madre 
por el violento cristal de la ventana
su carne 
estado puro de explosión.
Algunas aves picotearon la semilla de sus manos
Otras sorbieron su agua y fundaron las grietas de su cuerpo
Hasta que todas la rodearon como una nube de langostas
Cuidado 
afuera están los perros 
avisa con la voz limpia 
de la madrugada  

Ella 
se levanta al último 
Esta noche
tampoco ha sido buena

recuerda a su abuela 
esta niña es rara, no tiene cosquillas
y arruga su cuerpo
mezquino entre las piernas
un cuerpo no suyo
o no 
como ella imagina

Qué será, entonces, el atado
de huesos que sacude 
a la mañana y le arrima 
para ahuyentarse los fríos
del afuera y del adentro

Pasa que le dicen 
que irse entre palabras
no la saca 
del miedo, del mundo 
le dicen que ahí
el hambre se agiganta 

¿y qué dará de comer a las bocas de su cuerpo?

Pero ella no entiende 
Aprieta desnuda la arena que se levanta.

Cuidado, afuera
Sí
ahí voy
a que me coman los perros.
Hay aquí
una puerta para entrar
una puerta para  salir
nadie  es obligado a estar 
de un lado o del otro
pero nadie es libre  
de la condición de estar

Entonces
los habitantes debaten y resuelven
salomónicamente
los sutiles inconvenientes de la conveniencia:
¿Qué hacer?
Alquilar
Gestos de la libertad


Todas las tardes 
cuando camino por las vías hablo sola. 
Y qué me importa.
 
***
La mami solo te pidió 
que cuando elijas 
perro sea macho
y te viniste con Mili, la gatita preñada


***
En el 59, rodeada de mar, hubo revolución. 
Unos se quedaron para ser felices.
Otros se fueron para ser felices. 
 
***
En el kiosco un changuito
mostró su puñado de billetes 
y una sonrisa con ventanas
-Quiero esas gomitas- dijo.

Ahora salta y se relame
mama la libertad.
El verbo
vive en lo espeso
de vos dentro de mí
calmando
las fauces de la noche

Silvina Chacón (San Juan, 1981). Es profesora de lengua y literatura. Publicó Un buitre en mi mesa (Ed. Noches Blancas, 2015).  Fue seleccionada por el Fondo Nacional de las Artes como becaria del programa Pertenencia: puesta en valor de la diversidad cultural argentina.  Participa  en la Antología  Federal de Poesía Región NOA editada por el Consejo Federal de Inversiones (CFI). Publicó junto a Gabriel Gómez Saavedra la plaqueta Palabras Abrazadas (Editorial Pliegapalabra 2022)


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