Poemas de Luciana Tani Mellado

De Aquí no vive nadie

V

¿Habrá llorado un mediodía 
bebiéndose el camino 
o en cercanía de un perro 
abrazada a sí misma? 

¿Habrá rezado en la noche 
entremezclada 
llena eres de gracia 
con los ojos cerrados 
bendita 
recordando la espesura 
entre todas las mujeres 
durante lo callado 
en casa ajena 
sobre un mundo pequeño 
el fruto de tu vientre 
a punto de caerse?

¿Habrá querido desentrañarse 
en todas las lenguas 
que antes la dijeron 
o habrá sido sola 
totalmente 
sola 
sin ser dicha?
XII

Podría convocar tu nombre 
las palabras rumiadas en mi oído 
en mitad del amor 
cuando los ojos no ven y el cuerpo 
comienza a hundirse convocado por otras vidas 
por otras voces 
como líquenes / musgos crecidos en la sombra 
en la humedad y su enredo 
hacia otras raíces que hurgan la tierra 
y no piensan ni quieren saber 
qué está pasando.

Podría recordar tus huesos que están llenos de ríos 
agua que no está nunca quieta 
que inunda lo que toca / amor viscoso 
no hay tantos días para repasar 
el dibujo de soles 
como el tuyo 
regando la boca sin palabras 
al fin /  sin nada que decir 
ni el temblor de los labios
XXVIII

Sobre un banquito 
lava la ropa 
la niña 
de huesos suspirados. 

Como grietas de aire 
bajo la lluvia 
suenan sus astillas 
de paloma. 

Lava la ropa 
en la estancia infinita 
bajo un sol agridulce. 

No canta flores 
en la orilla de una rama 
pero el amor sí 
qué dulce tropiezo.

De El coloquio de las plantas

Alfilerillo 

2.

El alfilerillo no es un veneno.

Lo que envenena es el miedo. 

Lo que envenena es hacerte invisible 
y tener que cortarte el pelo 
o dejártelo largo para que te quieran.

Lo que envenena es disecar lo vivo,
volverlo clasificación, nomenclatura, trofeo. 

Estás dentro del cuenco de unas manos 
donde te beben y después te escupen. 

Sos el agua fría que lava el cabello de Dalila, 
y pregunta tres veces 
el secreto de la fuerza que la oprime. 

¿Pusiste alfileres en el dobladillo de una tela? 
¿Pusiste alfileres en las alas de una mariposa? 

¿Inmovilizaste  alguna forma de vida 
en el espacio de tu propia vida? 

El alfilerillo es una planta rastrera  
que tiene frutos que parecen alfileres.

Con las manos que escribo 
hago ungüento para las heridas. 

Me repito:

No bastará aunque la náusea 
sea costumbre. 

No alcanzará con hilvanar los ruedos 
que te desbordan los pasos. 

La cicuta es una estaca de luz 
en la caverna. 

Viene de afuera. 

Puede iluminarte
pero no desmantela el engaño.  
Melisa

1.

El cansancio me golpea pero no caigo en el sueño 
por más que desvarío 
con los ojos hinchados 
de tanto golpe, recto, curvo, 
mixto que recibo. 

¿Cómo se llamaba tu amiga? 

El puente de la Libertad conecta Buda y Pest.

Cruza el Danubio entre una bruma 
terrible de tan bella. 

Voy a probar un té de melisa 
que me ayude a dormir. 

La Melisa tiene hojas ovadas y verdes 
como las vigas del puente de Budapest. 

Es una planta bastante común, 
pero en mi jardín no hay melisa 
y mi jardín es un lugar 
bastante común. 

¿Las plantas tendrán insomnio? 

En el reverso de la lengua 
el dolor no es tuyo. 

¿Quién confirma tu existencia? 

¿Tu existencia menor, 
quién la confirma? 

Cada palabra tiene su humedad bajo lo dicho 
donde crecen juntas la belleza y la farsa. 

En un tranvía dos hombres hablan de una flor 
y yo pregunto 
por qué luz entra la herida. 

Luciana Tani Mellado 

Poeta. Docente e investigadora universitaria. Coordina talleres de poesía. Vive en Comodoro Rivadavia. Directora del grupo artístico Peces del desierto. Directora del Grupo de Investigación de Literaturas, Culturas, y Comunicación del Sur. Fue invitada a festivales y lecturas poéticas en numerosas ciudades del país y del extranjero. Recibió becas de creación e investigación en Argentina, España y Alemania. Publicó libros de crítica literaria y antologías nacionales e internacionales. Como poeta, publicó: El coloquio de las plantas (2021), Animales pequeños (2014); El agua que tiembla (2012); Aquí no vive nadie (2010); Crujir el habla (2008); y Las niñas del espejo (2006).


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