Shamsia Hassani: el graffiti como resistencia, y el dolor de ser migrante

Considerada la primera artista afgana del grafiti que a través del arte pudo dar testimonio de sus obras al mundo de los horrores,  de la guerra y, sobre todo, del rol de las mujeres en las culturas islámicas sometidas a regímenes autoritarios. 

Shamsia Hassani es una artista afgana, nacida en Irán en 1988. Su nacimiento como el de muchos otros se enmarca en un contexto en el que sus padres huyen de la guerra que asolaba Afganistán desde la década del ochenta contra la invasión soviética. Pero tas la retirada de estas últimas, en 1989, durante los noventa se produjo una guerra civil que terminó instaurando el régimen Talibán y el Emirato Islámico de Afganistán, que duraría desde 1996 hasta 2001 tras la intervención de Estados Unidos en 2001. 

Tras la caída de régimen, Shamsia y miles de afganos a comienzos del siglo XXI retornaron a su patria, divididos por la guerra, en el marco de una transición de intervención extranjera que les permitía una vuelta al orden y la reconstrucción de las instituciones republicanas, permitiendo que muchos de los exiliados y auto exiliados retornaran al País. Ya repatriada Hassani estudió arte en Kabul, convirtiéndose en profesora de arte de la Universidad de la capital Afgana y una artista del graffiti centrada en una visión autorreferencial del mundo, desde la problemática de género en el mundo islámico, donde la mujer en muchos casos no tiene ningún tipo de derechos, individuales o colectivos.

Dentro del arte urbano o Street art el graffiti es sin duda una expresión social por antonomasia, y, a lo largo de la historia de la humanidad, por ser un género que interpela en forma directa al sujeto social, un arte que invade la calle. Particularmente a finales del siglo XX surgió como una herramienta de artistas y de colectivos feministas a nivel mundial para visibilizar el rol de la mujer en la sociedad. Pero especialmente en los países de oriente, en donde se convirtió en la voz de la resistencia de las mujeres ante la opresión patriarcal de los distintos regímenes islámicos que las sometían a condiciones infrahumanas. Unas de las primeras convocatorias importantes fue durante la Primavera Árabe (2010-2012), sobre todo en Egipto donde surgió el movimiento Women on Walls que intentaba mostrar, a través del arte y específicamente el graffiti, una forma de resistencia y de empoderar a la mujer. 

Dentro de este clima de avance de las culturas islámicas en oriente que usaban una interpretación extrema de la sharia (normas y códigos de conducta derivada del Corán), por facciones como la Talibán en Afganistán, había que sumar al abuso de género y sexualidad al flagelo de la guerra. Durante el proceso de intervención en Afganistán de Estados Unidos, las voces de artistas Afganos necesitaban hacer escuchar su voz y en 2014 se creó el colectivo  ArtsLord que reunía artistas del graffiti como Omaid H. Sharifi (Kabul, 1986), Malina Sulivan (Kandahar,1990), (Irán), Lida Abdul, Kubra Khademi, Rada Akbar y Azim Fakhri, entre otros, que se sumaron al movimiento del graffiti (muchos habían nacido en el exilio); trataban, sobre todo, estas dos problemáticas: la mujer y la guerra. En este sentido la obra de Shamsia Hassani formó parte del movimiento que constituía la previa de ese micro clima que amenazaba de nuevo a su país a finales de la década de 2010.

En sus graffitis la artista usa elementos de la pintura mural, como pinceles, acrílicos, plantillas y sprays, que estéticamente usa una figuración sintética, naif, donde pueden verse imágenes de mujeres amenazadas por hombres armados, edificios de la ciudad derruidos por la guerra, tanques, aviones, entre muchas otras imágenes impregnados por recuerdos de infancia, la desolación y el dolor, pero también la esperanza y el deseo de paz. Desde una imagen clara y directa la obra de Hassani logra su cometido, reflexionando, tratando de reconstruir sus raíces en su condición de emigrada, mujer y actualmente de “paria” tras abandonar el país debido a la toma del poder del Talibán en 2021. 

Hacer graffiti en Kabul ya era algo no muy bien visto, y ser mujer era peligroso. Aunque la censura y las amenazas de muerte fueron constantes, mientras residía en su país, Hassani se convirtió en la primera artista en recurrir a esta práctica, que por miedo a intolerancia y a la violencia ejercía en poco tiempo sobre el muro de las ruinosas paredes de Kabul tras los bombardeos y la constante amenaza del retorno del Talibán al poder. Aunque doblemente amenazada por su condición de mujer; la obra de Hassani es una obra que aboga en favor de la libertad, la artista no lucha contra el uso del burka (prenda que cubre todo el cuerpo dejando solo al descubierto los ojos), sino por el derecho a usarlo o no. 

Desde un posteo en twitter el 31 de agosto de 2021 tras la caída de Kabul por parte del Talibán desde el exilio la artista nos dice: 

اي واي سرزمينم 
اي واي كابلم 
 نميتوانم نابودي ات را بيبينم
افغانستان من، كابل من، تمام ريشه و هويت من

Mi tierra
Mi Kabul
No puedo ver tu destrucción, el dolor de vagabundear y la migración que me va quemando poco a poco... 
Mi Afganistán, mi Kabul, mis raíces y mi identidad. 
Imagen que acompaña la publicación de Twitter

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