Poemas de Eva Aguilera

Poemas de Una casa no arde sola, Editorial El Suri porfiado, 2018

Una casa no arde sola I

En la película “Sacrificio”, de Tarkovsky
una casa se consume en el fuego.
De espaldas esa casa tiene el mar
y un cielo de mañana gris y frío.
A la casa la rodean charcos, barro, 
algunos árboles que también se encienden. 
En esa escena un hombre corre
y no puede acercarse, grita, llora. 
Cuatro personas más lo auxilian
pero cae derrotado de rodillas. 
Es una escena intensa que excede la tristeza
y sobre ella se yergue todo el film: 
esa insistencia de hablar sobre cenizas, 
tejer la red para atrapar la sombra, 
ir descalzo en el agua y desnudo, 
buscar el techo de un hogar que no existe.


Una casa no arde sola
(segunda versión sobre “Sacrificio”, de Tarkovsky)
El día que se quemó el henal del caserío
madre, envuelta en su negro chal de lana,
dijo no griten se incendia nuestra casa. 
Despavoridos fuimos hasta el patio
más como pájaros que como sus hijos
(si acaso no es lo mismo).
Lavó su cara con agua del estanque
¿quería despertarse?
¿miró el reflejo inmóvil de su rostro?
¿apagó la esperanza, humedecía el nido?
Ella dejó que todo ardiera. 
Fuimos felices pateando los escombros.


Sobre “La infancia de Iván”
En el escenario vasto de la guerra
un hombre tiene su casa sin paredes: 
su casa es una puerta y una estufa
en la que arde la espera de una muerta. 
Iván espía por la hendija de sus odios
los restos de una vida, cualquier vida: 
ausencias y el espasmo
la bocanada de pez fuerza del agua
que damos todos antes de irnos lejos.



Poemas de En la enorme presencia de lo nimio, Editorial Vinciguerra, 2020

TARAXACUM OFFICINALE (Diente de león) 
Hacer volar a contraluz, de un golpe de aire
la materia de nube de esas flores
la fabulosa maleza destinada
a deshacerse contra el viento. 
Todo lo que se rompe de ese modo
enseña que no es recomendable
confiar en la belleza
pero aun así pedimos tres deseos
y en el olvido de las transformaciones
nadie quiere pensar
en la amarilla resistencia que precede
a la magia diminuta
de los desprendimientos.


La mantis religiosa

En la capilla oscura del colegio
las monjas se hincan diligentes
frente a la cruz de Cristo
unas diez veces
mientras preparan misa
como si el padeciente
no tuviera registro
de la repetición.
Arden de castidad las benditas esposas:
llevan el vino, marcan las lecturas, 
en el sagrario guardan
las hostias consagradas
(velas, canciones,
un mantel siempre blanco
en el altar de mármol,
el cesto de limosnas)
Algo en estas mujeres
recuerda a los insectos
que devoran al macho
en pleno apareamiento:
saben muerto al amor
desde el primer abrazo,
comulgan con fantasmas,
se alimentan del rito





Poemas de Mercado chino, Editorial pandero cultural, 2021. Traducción al inglés por Vanesa González. 


Frango
                                                                                 Con el latín “frango” (romper, quebrar) se forman: fracción, 
                                                                                 fragmento, fractura, frágil (quebradizo), infracción (quebrar 
                                                                                 una norma) y naufragio (rotura de una nave). 
                                                                                 Posteo en Facebook de Daniel Balmaceda (3/11/2020)


En el campo del lenguaje
se cabalga en el agua
hasta que una red tensa
le frena el tranco al buen decir.
Un lábil hilo
deshilacha la cárcel:
cordón que lleva al mar
donde parís semillas, 
para decir ahogadas transparencias
movedizas, vivas como los peces. 
Te han enseñado, Shen Huang, 
(con Saussure de por medio) 
que la lengua es mutable
pero te herís de muerte y desoís
cuando escuchás cómo se quiebra
la madera que el mundo te dictaba. 


Pez
Shen Huang, cuando tocás tu pecho
no es tu corazón lo que palpita
sino la huida resbalosa de ese pez
que en la ribera del río Yangsté
se te fue de las manos. 
Lo que te duele no es el cuerpo 
sino lo que no pudiste retener: 
las huecas persistencias entre tu piel y el mundo.
¿Su cara era una hoja de bambú?
¿Pelo de seda tenía la que entonces?
¿La yema de sus dedos de algodón?
Ahora no, Shen Huang,
ahora el día es áspero y de piedra
pleno de sombra y frío es el mercado. 


Kogarashi*
I 
Recorre con el dedo los ríos de ese mapa.
Cuando llega a la zona de montañas
cierra el puño en busca de calor. 
La palma de su mano se bifurca:
tenés la vida corta, le dijeron un día
leyéndole esas líneas. 
II 
Es otoño y la lluvia
se derrama en los vidrios. 
Él apoya su frente en la ventana
y sigue con el dedo
una gota que cae
(llega al marco, vacía)
Así, piensa, es la vida: 
consumirse en el viaje. 
III 
Los perros dejaron una liebre
en la puerta de casa. 
Es un regalo que nos hacen
por los cuidados que reciben. 
Mueven la cola,
miran al animal ensangrentado
y ladran, 
ladran. 
Para que no lo vuelvan a morder
me acerco
cucha, les digo
y mientras se van, acaso satisfechos, 
toco el invierno en esa muerte ajena. 


* palabra japonesa, significa viento frío que avisa 
la llegada del invierno

Eva Aguilera es Profesora en Letras. Dicta clases en escuelas de enseñanza secundaria. Dicta talleres de escritura creativa y talleres de poesía. Ha publicado Fuga (Ediciones Gogol, 2009), Una casa no arde sola (Editorial El Suri Porfiado, 2018) y, recientemente, En la enorme presencia de lo nimio (2020, Vinciguerra), Mercado chino (2021 Editorial Pandero cultural)y Boccaccio para recitar (2022, Editorial Gogol)


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