Poemas de Samuel Partidas

PIM PAM PUM 
                                         A Rebolledo 
La patria es el hombre 
el hombre es la patria 
el hombre nuevo 
el hombre viejo 
el súper hombre 
el que te saca las tripas y las usa como collares 
el que te corta la cabeza y la peina 
Sí, la peina 
para que tenga estilo te dijo el vecino de J que era custodio en Tocuyito ese infierno que hubiese espantado a Foucault 
Cabezas con estilo 
cerebros vacíos 
como nuestros políticos o algunos de nuestros poetas 
los que entonan loas 
y escriben falsos estribillos 
Todo esto 
mientras las madres lloran a sus hijos que el hombre nuevo mata PIN PAN PUN 
PIN PAN PUN 
Se forman ríos con el llanto y la sangre 
muchos siguen este caudal 
para huir de los muros de la patria mía 
Y ¿los poetas? 
¿No se mojan con este llanto 
con la sangre? 
El río sigue creciendo 
los poetas guardan silencio 
¿Qué dirá Luis Alberto Crespo desde París? 
los poetas guardan silencio 
vale más 
el orgullo 
o los premios 
o las becas 
o las dádivas 
o las migajas 
!Oh Poetas! 
¿Cuánto vale un verso a la verdad? 
el río sigue creciendo
les llega a la cintura 
y el hombre nuevo mata 
PIM PAM PUM 
PIM PAM PUM 
el tirano baila al ritmo de los cuatro tiempos de la salsa y se ríe 
¿Qué pasa 
poeta? 
¿No sabe qué decir ante esta tragedia llamada país?


El ex soldado de Malvinas 
El ex soldado 
de Malvinas 
escucha Adán García en su auto 
Un Peugeot 606 
chocado 
Te dice 
yo soy bueno para la salsa 
y para el tuco también 
mientras ríe y te da un abrazo 
le sientes el aliento de pucho mate alcohol 
Viste su chaqueta 
está personalizada 
(dice Honorable soldado de la Patria sobre un dibujo de las Islas) y su boina ladeada 
Su voz tiene el tono de dos paquetes de cigarros diarios una jarra de café una de mate 
y a bebida espirituosa que calienta el pecho 
Empecé a fumar en plena guerra te dice 
un día en donde intenta controlar un arrebato de tos 
y calla 
Siempre que me ve grita 
CARIBE 
levantando los brazos en un gesto de cariño 
y empieza a cantar algún estribillo 
Por la esquina del viejo barrio lo vi pasar 
y el nazareno me dijo que cuidará a mis amigos 
la calle es una selva de cemento 
mientras dice que la salsa es lo más grande 
que no tiene explicación 
Algunas veces sube a su auto 
con el que chambea en el barrio 
el Peugeot 606 
chocado 
y le sube todo el volumen a la música 
para que sepan que es viernes


Mantra posmoderno 

Jurar como un mantra que todo va a estar bien una y otra vez 
pese a que la intuición dice 
no va a ser así 
Creer en los falsos divulgadores del optimismo perpetuo y sonreír asintiendo 
una y otra vez 
moviendo la cabeza con esa cadencia 
de perrito que adorna un viejo taxi


Vengo de un lugar que ya no existe 

Vengo de un lugar que ya no existe 
Dónde nos debatimos 
entre 
los que se fueron 
los que se quedaron 
pedazos de país 
en nuestras manos 

Ella me dice que mi hogar se limita al espacio que ocupa mi cuerpo 
Todo lo que sale de tu piel 
es el abismo 
dice 

lo que no sabe es que el salitre contenido 
nada tiene que ver con la selva de cemento 
ella nunca comulgó con el mar 
no sabe lo que es bañarse a las 2 am en Yapascua furiosamente felices 
por los reflejos que se levantan con cada chapoteo con cada movimiento 
un espectáculo de luces 
en el agua tibia 
hay luna llena 
nos reímos y abrazamos 
somos felices 

Sé que el río nunca vuelve a ser el mismo 
así como cada ola automáticamente es otra 
la metáfora desgastada del nuevo comienzo 
la imbatibilidad del tiempo 
El espacio del cuerpo poco importa 
seremos devorados por gusanos 
seremos quemados 
cenizas 
El abismo está 
lo indiquemos o no 
lo intuyamos o no 
Mi nostalgia no puede dibujarse con pincel ajeno


Esas canciones 

La última vez que nos vimos 
sonaron canciones de una lista aleatoria Tumbados extasiados en el piso pregunté quién tocaría eso 
Da igual 
en algún momento volverán a sonar dijiste mientras sonreías 
No te volví a ver 
nunca volví a escuchar 
esas canciones


Esas vainas del Caribe 

                                    Vivan las danzas sensuales 
                                    El no hacer nada 
                                    Los besos dados bajo los cocoteros 
                                    Que viva el ron 
                                    Viva el Sol 
                                    Viva este Caribe del carajo. 
                                    Miguel James 


Violencia 
pero sí 
es posible que eso pase acá también 
No 
tú naciste en Caracas 
la sucursal del cielo 
Mientras te sacaban del tibio líquido amniótico 
afuera 
el valle de balas retumbaba 
al ritmo de la salsa 
el anís 
el perico 
Esas vainas del Caribe 

¿Te acuerdas la primera vez que viste a la muerte? 
fue de reojo 
mientras mamá te jaloneaba para evitar que miraras 
Imposible 
le viste los pies al tipo que estaba tirado en la calle 
y ahí al lado 
La viste 

La reconocerías años después cuando J 
te hizo esperar en el Fiat 
que solo le bajaba un poco el vidrio del piloto 
cagandote de calor leyendo 
Vivo hasta la muerte 
Esas vainas del Caribe 
Qué oportuno J 
subió al auto con los ojos entornados 
mientras decía 
estoy harto de verle la cara a la muerte 
y yo sin entender
si se trataba de alguna de nuestras charlas poéticas postmodernas donde leímos a Vallejo 
e inmediatamente entendí a qué te referías 
los heraldos negros que vi mientras mi madre me jalaba por un brazo y corrimos en medio de los gritos de 
¡Saqueo! ¡Saqueo! 
mientras sonaba Juan Luis Guerra de unos parlantes de una tienda de telas Esas vainas del Caribe 

La viste una vez también frente al Misael 
el estadio de ese pobre equipo que no vale la pena mencionar Ahí 
tirado entre el tumulto 
C.O pudo colar el auto por el canal de la derecha 
le pasamos justo al lado 
Y no 
no pudiste voltear la mirada 
la buscaste curioso 
Ahí estaba el tipo 
desparramado 
le faltaba un zapato 
lo que llamamos Alma 
no estaba más en ese cuerpo 
Desparramado hacia ningún lugar 
La muerte liberadora de voluntad 
los ojos fríos vacíos 
oscuros 

Así lo viste en los ojos de R 
se le venía a la garganta 
como un caudal incontenible 
relatar al Guardia Nacional 
a escasos dos metros de él 
disparándole a Geraldine en la cara 
y así con un gatillo 
arrancar de un cañonazo 
sueños 
aspiraciones 
VIDA 
Mientras tú 
dejabas escapar un soplido de dolor intentando alcanzarla 
allí 
     los heraldos negros 
el odio en los ojos del guardia
que alcanza a voltear a verte mientras emprenden regreso 
La dejan ahí tirada como un despojo 
desparramada 
La muerte cegadora 
Te dejan ahí tirado 
no te matan 
te dejan cuatro costillas fracturadas tras una patada 
que te deja privado de dolor 
y se repetirá el resto de tu vida cuando despiertes en un revival de pesadillas eterno 


¿Has escuchado una bala silbar? 
Es un zumbido que te recuerda que los heraldos negros deambulan cerca es parte de los vientos de la orquesta 
que toca los compases de la muerte 
y en un tiroteo 
si usted aguza el oído 
puede escuchar un sólo parecido 
a aquellos que soltaba el popular Albóndiga 
cuando era evocado por Oscar De León 
en La Dimensión Latina 
Esas vainas del Caribe

Samuel Partidas, nació en Caracas, Venezuela el 10 de octubre de 1986. Es egresado de la carrera de Derecho por la Universidad de Carabobo, con Maestría en Literatura venezolana en la misma universidad. Radicado en Buenos Aires desde el 2015, asistió a los talleres de poesía de Tomas Rosner y Patricio Foglia. Ejerció múltiples profesiones y oficios.Es payaso.



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