Tres poemas de Jonathan Conde

DESALOJO
Ya vienen.
No disparen
que ya estábamos muertos
cuando escuchamos sus botas,
la villa de noche no duerme,
aquí la gente murmura,
en estas casas
no sobran papeles,
picaportes o cerraduras.
Ya vienen, amiga,
amiga, hay que esconder a los niños,
aquí no hay hombres que den la cara.
Solo queremos un techo, señor,
y los perros salen
y los sapos callan,
no toquen a mis hijos
que en este lugar hay escrituras sagradas
y los vecinos los filman
mientras la arrastran arrodillada.
Quisiera, señor,
quisiera que me dieran un arma,
quisiera enseñarles de verdad a usarla.
Y ya sé que de mañana no habrá música,
los jueces nunca trabajaron con palabras
y los ojos de
los niños se pierden
si no los llaman.
Que nadie tienda otros techos,
aseguren todas las trabas,
que guarden a los que gritan
miren lo que le hacen a mi gente,
cómo les echan la madrugada,
cómo desvisten sus puertas,
cómo nos dejan sin nada.
Nos estamos yendo a cada rato.
La caminata de la arena en la espuma
te mece la lengua
y se lleva algún lloro.
Yo vi una historia en tus ojos
y un costado entumecido,
un respiro que se apaga como la última brasa del domingo.
A mí las oraciones se me traban
y no hay quien baje
en la corriente
raspando piedras,
cuesta aceptar que las palabras sean
ramas que salpican barro y hormigas.
Vos me sujetabas en el naufragio
sin estrellas guía
y me llevabas
como la tarde a elegir espinas.
Los hijos son un rojo firmamento
entre el ensueño y el deseo
o la meta de lo que no está.
Nadie sabe qué madrugada
oirá el relato
que le abra la compuerta al estío,
aunque vos sepas cómo,
qué arena
y qué río.
TEST DE ECOCIDA (O INSTRUCCIONES PARA SABER SI ES USTED UN PROMINERO DIRIGIDO)

Levántese y vaya a la heladera. Esta primera instrucción aplica si usted tiene domicilio en Andalgalá. Tome cualquier botella y destápela. Mire el interior de la tapa y notará un sarro negro. Pregunte a sus mayores si 30 años atrás veían esto. Todavía no atribuya culpas ni recurra a fundamentalismos, siga este texto hasta el final y se irá conforme. Si el nombre 'Informe de Impacto Ambiental' no le dice nada, sepa que cualquier informe es posterior a la actividad que se informa. Si la palabra Impacto no le hace ruido pegada a la palabra Ambiental, acuda a un especialista en sentido crítico o en pechos fríos, de esos abundan.
No se altere si no sabe qué tienen en común los nombres Potosí, Sucre, Zacatecas, Guanajuato o Huanchaca. Si ha llegado hasta esta parte del texto, no se desaliente, pero sí repare en que posiblemente sea usted un alienado. Si no conoce usted el significado de alienación, es muy probable que la sufra. Los nombres Cajamarca, Veladero y Jachal quizá le suenen más cercanos.
Más propias todavía pueden resultarle tres palabras hermosas: trabajo, progreso y futuro. Si usted reside en Andalgalá, mire a su alrededor y haga el ejercicio de enumerar los progresos que alguna vez le ha prometido una minera, lo sorprenderán los resultados.⠀
Pudo haber googleado todo lo anterior. Si no lo hizo, no se desespere, está muy cerca.
Si usted no lo hizo y llegó hasta aquí riendo y sin caer en la cuenta de que no leyó ni siquiera una vez la palabra Agua, felicitaciones, es usted una persona de pensamiento dirigido a favor de la megaminería. Es usted lo que yo llamo una hormiga secretaria. Puede usted retirar su certificado en la Oficina de la Gobernación
PS: Si su test de ecocida dio negativo, puede sugerir más instrucciones en los comentarios.

JONATHAN JOSÉ CONDE: nació en Buenos Aires en 1989 y desde 2002 vive en Catamarca. Su adolescencia en Andalgalá, al pie del Nevado del Aconquija, amenazado por la megaminería contaminante, determinó el pulso combativo de su poesía. Participó en antologías nacionales, como Señales (Editorial Dunken), y obtuvo menciones locales en instituciones de fomento a la creación. Escribe preferentemente cuentos, que esperan en el letargo ser algún día publicados, algunos de ellos ganadores de premios municipales e interprovinciales, así como también colaboró en revistas digitales. Se dice guitarrista de oído. Es profesor en Letras, investigador en formación y dictó clases en el Servicio Penitenciario de Catamarca.

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