Poema libertario
Mi revolución fue pequeña Como la mano de un bebé Acariciando el seno de la madre, Sin consignas ni banderas Mi revolución avanzó Como los pies de un niño Hacia los brazos del padre. Luego vino el lenguaje y sentí la posibilidad, El destino de la revolución en un poema. Junto al poema llegó la primavera Y mi revolución fue amar tu cuerpo, Tu libertad nunca puede terminar Donde empieza la mía Nos dijimos al desnudo Porque nuestras libertades Se expanden en el otro. La revolución es el otro Pintamos en las paredes Y cuando la utopía estuvo ahí Mi pequeña revolución Cayó bajo una bala antirrevolucionaria, Una pequeña bala muda y sangrienta. En el mundo de las maravillas Donde impera el orden y la paz De la disciplina represiva De todas las aventuras que ofrecen Los brillantes espejos Mi pequeña revolución fue buscar tu mirada.
Desesperado
Sí, claro que te voy a esperar hasta que vuelvas Te voy a esperar hasta la medianoche Hasta convertirme en calabaza Te voy a esperar hasta el amanecer con una sonrisa Abrazado a las llamas de la hoguera Porque yo también te extraño ¿Cuánto tiempo necesitas que te espere? Extrañar para mi significa ganas de verte, de compartir, No saber qué hacer o para dónde ir. Por eso poco importa esta espera Aunque sea bajo la lluvia o los rayos del sol Frente al viento de las adversidades o la fresca brisa de las alegrías, Igual te confieso la espera también es desamparo. Te voy a esperar como un pez que se acerca al muelle Anhelando las bendiciones de los pescadores, Te voy a esperar de este lado inescrutable de la historia Hasta que vuelvas y me devores con tu lengua Y así espantes de una buena vez esta soledad penitente Que acecha con dientes afilados Y viste de amores sin plumas, Te voy a esperar porque no tengo remedio Porque me siento perdido sin tu mano, Ciego sin tus ojos, sediento sin tu boca, Te voy a esperar hasta que los bailarines, los músicos y el público Dejen de mirar el reloj, Te voy a esperar en el eterno presente Porque cuando vuelvas Yo no seré yo, Te voy a esperar con los párpados temblorosos Mientras repites una y otra vez Como aquel día Las Palabras De Simone de Beauvoir Ser libre es querer la libertad de los demás Y luego te fuiste sin despedirte. Cuando vuelvas voy a estar acá, Claro que sí. Te voy a esperar con jazmines, claveles, azucenas y un abrazo Para desatar una fiesta gitana que dure mil años Mientras tanto te esperaré dócil como siempre e indócil como nunca.
Almarena
Anoche soñé Que se apagaba el sol, Era un sueño simple, Una gran sombra avanzaba Sobre tu cuerpo Y la vida se consumía Súbita en un suspiro Dejando una retahíla De ausencias y cristales rotos, Pupilas en llamas Y la quietud De tus labios a la deriva. Más allá de la regla Del silencio incómodo Siempre estarás en mí Como un sentimiento sin nombre.
Lengua de poeta
Mi lengua emperatriz recorre las delicias de tu palacio hacia el encuentro del goce emperador. En puntas de pie, de arriba hacia abajo, De izquierda a derecha, en círculos de seda, Voy a lamer tu ombligo, sexo y espalda. Voy a morder tus pezones, orejas, cuello y boca. Quiero morir haciéndote el amor y que arrojen mis cenizas allí, En tu placer más oscuro, en tu deseo más secreto.
El poder de la palabra
Háblame a mí por favor, solo soy yo Tratando de ocupar mi propio lugar, Nunca usurpé la piel de otro Nunca jamás imaginé ser la pantalla donde Proyectabas los fantasmas del pasado. La exigencia, la comparación, la música, los patrones Y las pericias de las causalidades Absolutamente todo será siempre inestable, Tú y yo somos frágiles, nadie acepta perder. Si el destino del amor es el desamor Nunca seremos más que la bendita ley de reciprocidad. Estamos aquí, todas las pulsaciones, Las creencias, las acciones y los deseos Constituyen el milagro inestable De nuestros nombres, Esas sutiles raíces son flores blancas Flotando en la eternidad, Las palabras y las personas debemos partir Como si al enmudecer pudiéramos sellar el adiós. ¡Amada mía! Es mentira que las palabras nos habitan Es mentira que nos habita el tiempo Es mentira que nos une la necesidad En algún momento perdimos el control, eso fue todo. Solo fuimos adictos a la palabra Esperando el último beso, La última ola, La última caricia antes del sosiego.
Iván Quinteros. Poeta, escritor y docente argentino perteneciente a la generación X, nacido en la Ciudad de Buenos Aires en el mes de marzo del año 1973. Comenzó a escribir tempranamente al mismo tiempo que transitaba el under porteño del rock allá por los inicios de la década de los 90, participando de diversos proyectos musicales y luego grabando cinco discos como solista en forma independiente. Entre los años 1998 y 2008 editó también en forma independiente los siguientes libros: Espejos enfrentados (relatos y poesía), Puerta ciega (relatos y poesía), Pamparadán (poesía) y Rueda (cuentos). En el año 2012 comienza a editar con Clara Beter Ediciones donde participa de las antologías Poesía bajo la Autopista I y IV, y edita las novelas La puñalada (2018) y Niño (2020), los poemarios Oleajes (2018) y Mundo Algoritmo (2019), reedita Pamparadán (2020) y publica en el año 2021 Este Reo Tipo (poesía). Desde el año 2018 conduce el programa de radio “Cuerpo a cuerpo” donde entrevista a poetas, escritores y artistas en general.