Hugo Bellagamba, artista tucumano premiado por su estilo surrealista Pop.
Hugo nació en San Miguel de Tucumán, en 1980. Si bien desde pequeño empezó a dibujar y expresarse creando con colores, luego de cursar tres años la carrera de diseño gráfico decidió volcarse de lleno a la plástica. Su formación artística la obtuvo en el Taller Linares de la Facultad de Artes de la UNT.
Ha participado en ferias a nivel nacional e internacional y en numerosos salones provinciales, regionales y nacionales, obteniendo premios y menciones.
Su obra forma parte del patrimonio artístico de la provincia de Tucumán y de colecciones privadas en Argentina y el exterior.
—¿Cómo y cuándo comenzaste a pintar?
Hugo Bellagamba: En principio mi formación artística es en Artes Visuales, dentro de las disciplinas del dibujo, la pintura y el grabado. Por tanto ya en mis trabajos iniciales, trabajaba con fotos, aunque de diferentes maneras. Para mí el mundo es prioritariamente visual. Desde que salgo a la calle y observo, todo pasa por este sentido. Mis primeros recuerdos son visuales y mi forma de ver y de memorizar cosas es puramente visual. Entonces nada más natural para mí, viniendo de ese mundo donde la imagen es primordial, que haber entrado al mundo de la fotografía, como dije antes, de diferentes maneras.
—¿Cómo definirías tu estilo?
HB: Reconozco algunas características de mi obra en el movimiento underground Lowbrow o Surrealismo Pop en cuanto al manejo de la imagen, la ironía y el uso de elementos de la cultura pop como ser los dibujos animados, juguetes, cómics, programas de TV, cine, etc.
—¿Hay una temática recurrente en tus cuadros?
HB: La temática de mis obras surge de la convergencia de dos mundos: el fantástico (idealizado, alegre, inocente) y la realidad (tangible, frívola y hasta cruda), ante la necesidad de poner en evidencia y explorar las diferencias y similitudes resultantes.
Con mis obras trato de transmitir sensaciones, momentos, observaciones mediante el uso de distintos elementos que al relacionarse e interactuar entre ellos se resignifican.
Por ejemplo, toda la serie Hugo, Paco y Luis, y la serie Rositas, se basan exclusivamente en observar y reflejar la realidad de los niños en situación de calle en Tucumán de una forma distinta al cruzarlos con los personajes de caricatura de Disney (los sobrinos nietos de Tío Rico McPato)
Esta operación cruza ambos mundos y contrapone la idealización de la infancia de Disney como una cuestión impoluta, con un aspecto crudo de lo real como es la presencia de los chicos en situación de calle expuesto a riesgos.
Para la realización de estas piezas utilice recursos estéticos como una pintura con un concepto tradicional de belleza que se contrapone con la temática, y así provocar una reacción emocional en el receptor basándose en sus propias experiencias y recuerdos.
—¿Planificás tus obras? ¿Qué técnicas utilizas?
HB: Planifico mis obras. El proceso de producción surge con algunas ideas y es cuando comienzo la investigación y recopilación de elementos que me ayuden a definirla. Posteriormente realizo un boceto a lápiz y lo digitalizo. La elección de la paleta y las pruebas de color las hago en la computadora para finalmente plasmar el resultado sobre cuerina con acrílico. Utilizo el proyector como una herramienta más, me ayuda a transferir el diseño a una mayor escala sin preocuparme por perder las proporciones. Pinto sobre el reflejo y cuando es necesario utilizo mi sombra para taparlo. Con el uso de la cuerina como soporte, busco desplazar la mirada sobre la obra fundamentada en el presupuesto de formalidad que implica la pintura tradicional. A su vez el material toma relevancia significativa a partir de una lectura sobre su origen, de sustituto o símil. Moviéndome así en el terreno de lo que es real y no.
— Aparte de la pintura, ¿te dedicas a otras formas de expresión artística?
HB: Al momento de planificar una pieza tengo en cuenta que recursos serán los más efectivos conceptualmente, es así como llegué a realizar algunas esculturas e instalaciones. La curiosidad y la necesidad de dominar nuevos materiales y soportes me llevo también al mundo del tatuaje. Y en mi adolescencia mi interés se volcó hacia la música. Decidí ser parte activa de ese mundo también, aprendí a tocar la batería y forme parte de un par de bandas… Creo que siempre estuve vinculado con el arte y con esa necesidad de hacer, de crear.
—¿Qué es para vos el acto creativo?
HB: El acto creativo para mi consta en la creación, de algo original o un nuevo enfoque, sobre un dilema conocido y que el resultado sea significativo tanto para mí como para el público.
—¿Qué artistas te influenciaron?
HB: Admiro a muchos artistas de distintas partes del mundo con estilos y estéticas muy diferentes pero que me resultan igualmente interesantes. Soy un gran consumidor de imágenes y siempre estoy en la búsqueda de esa pieza artística que me sorprenda, que sea distinta y que mueva algo en mí. Mis referentes van desde artistas contemporáneos como Mark Ryden, Gary Baseman, Yoshitomo Nara, Kaws, amigos y colegas, hasta los grandes maestros de la pintura, pasando por el mundo del street art, el anime y la música.
—¿Crees que el artista tiene o debe tener algún compromiso social?
HB: Creo que los artistas se encuentran atravesados por su realidad y contexto y ya sea premeditado o no, en mayor o menor medida, sus obras son reflejo de ello.
—¿Cuál es la condición del artista hoy en Tucumán? ¿Qué lugar ocupa el arte en Tucumán?
HB: Hay una movida de arte en Tucumán que va creciendo junto a nuevos artistas, nuevos gestores culturales y espacios independientes que apuestan a propuestas novedosas y cada vez más jugadas. La diversidad y multiplicidad es lo que a mi parecer define la escena del arte contemporáneo. En cuanto a un mercado artístico en Tucumán; podría decir que de a poco va tomando fuerza… no es el óptimo pero tampoco es nulo.