En el último cuarto del siglo XIX empieza a escribirse la historia de la Sociedad Francesa de Tucumán, esa casona emplazada en calle San Juan 751 y que es un oasis en medio del tumulto del tránsito del microcentro tucumano. Páginas y páginas se han escrito desde que los primeros inmigrantes encendieron este motor que ruge hasta el día de hoy como si fuera el primero. Premiere personne pluriel es el libro que nos cuenta y recopila esta historia, tan necesario como trinchera para nunca permitir el avance del olvido. Charlamos con Gerardo Isas, presidente de la Sociedad Francesa y autor de este libro
Gerardo Isas: La Sociedad Francesa tiene en su Archivo, los Libros de Actas desde 1879, de las Reuniones de los sucesivos Consejos Directivos de la Institución. En 1997, el Consejo Directivo comienza la traducción, lectura e interpretación de los Libros de Actas. El objetivo era que la interpretación de esta fuente primaria permitiría a la Sociedad Francesa, una nueva interpretación y de manera integral, de su propia historia. Los Libros están escritos en francés hasta 1915. Ese grupo de libros fue traducido, para poder estudiar, en la medida de lo posible, en castellano. Hacia 2016 se emprende la tarea de terminar de traducir y poder emprender la lectura de todo el material disponible. Esa lectura se transforma en un enorme archivo Excel donde las columnas ordenan: citas textuales, páginas, libro y palabras clave, referidas en una sola línea de tiempo. De ese orden, nacen los 10 capítulos y los 120 artículos de este libro. Faltaba sumarle las referencias, el diálogo con otras fuentes y el trabajo enorme con los recursos de imágenes que incluye PPP.
Qué es un libro de actas? Un cuerpo colegiado, que se reúne periódicamente, transcribe el contenido de esa reunión en un Acta con lugar, hora, fecha, y que al finalizar la reunión proceden a consentir el contenido con su firma. El contenido de lo que el Cuerpo colegiado ha tratado en la reunión, es asentado sobre el Libro de Actas, donde se inscriben en forma cronológica. Ese contenido concuerda con lo tratado por el Cuerpo colegiado, en este caso: el Consejo Directivo de la Sociedad Francesa. Escritas sobre un libro foliado, las Actas se inscriben consecutivas y sin espacios. Fechas, horas, asistentes, temas a tratar, temas tratados, resoluciones. Y como componente imprescindible, las firmas de los asistentes, sin ella, el Acta perdería su calidad probatoria. Un Acta es una declaración común de un grupo de personas, en este caso, los integrantes de los sucesivos Consejos Directivos que gobiernan la institución. Que deciden. Que resuelven. Que piensan. Todo escrito en ese tiempo verbal, ya que para que tengan validez, las Actas deben ser firmadas por los asistentes. El sistema de Actas se inicia en 1879 y se gobierna con el mismo sistema desde entonces.
Con respecto a la metodología:
Se trabaja libro x libro.
Se lee cada Acta.
Se extrae el o los párrafos que se consideran notables.
Se transcribe a una hoja Excel con algunos códigos y palabras claves, que permiten relacionar los temas a lo largo de los 14 libros y de 129 años, que propone el análisis.
De esa lectura salen los 10 capítulos del libro.
Este procedimiento que estructura el contenido es acompañado por la profusa bibliografía que acompaña la redacción. La fotografía que acompaña cada capítulo tiene distintos orígenes, algunas propias de la Sociedad, pertenecientes a familias de asociados, archivo La Gaceta, Conicet.
GI: El proyecto de Avellaneda, vincula la llegada del tren con la nueva tecnología necesaria para los nuevos ingenios. Esos ingenios, una industria absolutamente sofisticada, llegan a una región de economía primaria y sin cambios desde principios del XIX deberán ser manejados por técnicos franceses. La primera industria pesada nacional, integra conocimientos diversos: la metalurgia, la metalmecánica, la química, la física. Los conocimientos de esos técnicos, cambiará para siempre la alta capacitación de la mano de obra local. Incluso no es casualidad que estas fábricas tengan el nombre de «ingenios».
GI: Fue por etapas. Se trata de la interpretación el contenido de 14 Libros de Actas, y la primera tarea era traducirlos. Los libros escritos en francés, de 1879 a 1915, son 4 y son traducidos por disposición de Amanda Guillou, entre 1998 y 2002. Son Amanda Guillou y Luis Giraud, los primeros en emprender la lectura de libros y su estudio sistemático.
Las traducciones que faltaban recomienzan en 2014 y finalizan a principios de 2015. Cerrando la etapa de traducciones, y abriendo paso al procedimiento de lectura e interpretación del material. La lectura de los libros, es un procedimiento en tiempo corrido, es una maratón de lectura, en forma casi ininterrumpida. Se eligen los datos relevantes de la lectura. El material se trabaja en una planilla Excel, con celdas para códigos, fechas, transcripciones literales, folio y palabras clave. Eso permite relacionar rápidamente datos de cada parte del libro. La lectura obliga a comparar con otras fuentes y con el contexto del momento. Desde fines de 2016, el libro entra en una etapa final. Los aportes del genealogista Carlos Alvarado Larroucau para gen francés en la región, y de la historiadora Arq. Olga Paterlini de Koch, para la comprensión de pueblos azucareros, son de este momento. Gran parte de las fotografías provienen de colecciones privadas de descendientes, que son convocados familia por familia. Carlos Páez de la Torre también hizo aportes en ese sentido.
GI: Sí. Es un libro basado en lo que los investigadores llaman fuente primaria. Esa fuente fue puesta a dialogar con una copiosa bibliografía de investigaciones de otros autores o fuentes alternas como el diario El Orden o Le Courrier Français, el diario de Paul Groussac y Clodomir Hileret, perteneciente a la Biblioteca Nacional.
GI: La llegada del tren, la revolución tecnológica de los ingenios y la llegada de los franceses, no son solo una voluntad de la elite gobernante del momento, son parte de una decisión estratégica, del desarrollo como consecuencia de decisiones de acompañamiento colectivo.
Los tucumanos de 1876 son conscientes que el progreso le ha sido esquivo. Conocen su situación de economía marginal. Saben, antes que Braudel, que la historia está ordenada, en gran medida, por la geografía.
La ampliación del casco de la ciudad que llega desde Ibatín, de 9 x 9 manzanas en eso que llamamos Cuatro Avenidas, enorme empresa de ese 1880, momento crucial, es una de las evidencias de esa oportunidad que los tucumanos construyen. Es decir, el tren era el azúcar y el azúcar eran los técnicos franceses. En un ejercicio más amplio, cambiar la matriz económica de la provincia, es un ejercicio de cultura.
Sociedad Francesa es, lógicamente, fundada en ese impulso, en 1879. La sede es de 1895 pero ya desde 1882, la Sociedad Francesa organiza eventos, en teatros como el Belgrano, con diversos formatos: Ferias de juegos, representaciones teatrales, operetas o conciertos de música clásica. Una parte de la vida cultural de Tucumán, gira en torno a los eventos que genera la Sociedad Francesa.
La actividad cultural que propone la institución es una consecuencia de las acciones que emprenden socios, claros gestores culturales (planes culturales, decisiones sobre taquilla y gestión de agenda), a lo que se le suma un público ávido de esos productos culturales.
En cuanto al edificio de la sede, que sus constructores llaman “La maison de France”, debemos ponerla en contexto e interpretar el peso específico de este experimento.
Es el año 1893. Existía el Cabildo, la Casa histórica original, no teníamos más teatro que el Belgrano, el Ensanche estaba apenas esbozado. Casa Nougues, Jockey y en general, todo el estilo francés venía con 20 años de retraso. El casco colonial cruje apenas hacia la extensión del aún ilusorio barrio norte.
En esa realidad, donde la ciudad se parecía más de lo que hubiese querido, a la ciudad colonial, se produce la llegada de la sede de la Sociedad Francesa en calle San Juan.
La sede propone: un edificio de mampostería, pero con algunos detalles novedosos en la ciudad: Grandes luces realizadas mediante cabriadas, la utilización de cemento y las estructuras de perfilería de acero, para vigas y refuerzos verticales.
Este tipo de arquitectura tenía un solo referente local. Las estructuras ferroviarias y las de las instalaciones de los ingenios azucareros.