Gabriela Borelli dice, hablándole a quienes la escuchan en el auditorio: “Todos acá también tienen un amigo que tiene un centro cultural en el fondo de la casa, todos tienen un amigo que sostiene espacios culturales por nada, no se llenan de plata, nadie se llena de plata con un centro cultural, lo hacen porque es quienes son, porque ahí vive algo irreproducible”; algo irreproducible me repito. Hay una pregunta que siempre regresa a quienes, de una u otra manera, emprendemos la gestión cultural, la de albañil, la que busca –más que la marquesina– construir y, a la vez, contribuir a este campo cultural tan diverso, vasto y desigual. Por qué hacés esto? Uno, una, escudriña la respuesta, la roe, la mastica entre dientes, la busca y al hacerlo es consciente de que en ella se busca a sí mismo. Hay un impulso en la gestión, algo que escapa al 30%, algo que escapa a la foto, algo que solo se comprende ante la tarea ya hecha y el respiro profundo. Escribo esto y pienso en algunos festivales que conozco y en la fuerza de quienes los llevan adelante, las ausencias y las carencias a las que hay que enfrentarse, en eso que se deja en la arena sin que nada importe. Pienso en autores y autoras itinerantes, en el trabajo editorial y las redes que se tejen entre los sellos desde el compañerismo y el afecto para que los libros lleguen, también en la ausencia de quienes deberían potenciar esto. Es verdad que el arte, en cualquiera de sus formas, o lo que se desprenda de ella, debe remunerarse, porque del aire solamente no podemos sostenernos… pero –siempre hay un pero– solo nos atraviesa la viyuya? Tal vez sí, pero en esta si elijo, elegimos, creer, elijo perseguir el hecho artístico como tal y que este me atraviese y de igual manera a otrxs, elijo a la vez generar espacios para que esto suceda, ese es el fin, habitar ese lugar necesario y fundamental porque, como dice la Borelli: ahí vive algo irreproducible.
En este número:
- Diez preguntas a Irma Verolín por Gisela Colombo
- Voces, fuego, lenguaje y memoria en la novela: «Chikito» de Felipe Quiroga por Ezequiel Villarroel
- El aire es un lugar: «Cuarenta días de viento» de Leticia Auat por Gabriel Hoyos Izurieta
- Los lenguajes de las letras de Daniel Moyano por Diego Marcelino Montaña
- Jorge Paolantonio: El lirio sobre el fango. Una pequeña memoria por José Luis Astrada
- El sexo, lo bello y la muerte: «Hotaru» y «Ukiyo» de Martín Sancia Kawamichi por Deborah Leonor Barrionuevo
- Respirar pausado: «Saywas del arenal / Exploración poética de la aridez» de Claudio Revuelta por Silvina Chacón
- Siete poemas de Pilar Sanjurjo
- «Miseria»: la sororidad de las redes femeninas por Yohan Sebastián Antonio Vera
- El deseo en «Los sensuales» de Laura Moreno por Adrián Magrini